Secretos de Estado
Secretos de Estado

Dirigida por

Gavin Hood

Año

2019

Relación con las Telecomunicaciones

Situación: La unidad Iomega Zip, dispositivo intermediario de impresión... y de filtración.

Secretos de Estado: tan solo le pasé el corrector

En 2003, Katharine Gun ocupó los titulares de la prensa británica. Se trataba de una traductora del GCHQ (Cuartel General de Comunicaciones del Gobierno) especializada en mandarín que en el período previo a la invasión de Irak recibió un correo electrónico en el que la NSA (Agencia Nacional de Seguridad) del gobierno de los Estados Unidos instaba a la cooperación británica en una campaña de inteligencia para obtener información comprometedora sobre algunos miembros del Consejo de Seguridad de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), con la idea de asegurar la aprobación de una resolución de la ONU que permitiera enviar tropas a Irak. Horrorizada, Gun filtró el memorándum, que acabó llegando a manos de Martin Bright, periodista del diario The Observer .

El diario llevó a cabo una exhaustiva investigación sobre la autenticidad del correo electrónico antes de que lo publicara definitivamente el 2 de marzo de 2003, con el titular: "Los trucos sucios de EE.UU. para ganar el voto por la guerra de Irak".

Sin embargo, cuando The Observer publica la historia, el correo electrónico filtrado acaba siendo considerado falso al estar escrito a la manera inglesa, no a la americana; todo porque la persona encargada de pasar el artículo a imprenta le pasó antes el corrector ortográfico.

Cuando su departamento en el GCHQ se vio sometido a una intensa investigación interna, Gun confesó haber sido ella quien había filtrado el documento, perdió su trabajo, fue arrestada y, posteriormente, acusada de infringir la Ley de Secretos Oficiales. Después de un año de angustia, fue a juicio, defendida por Ben Emmerson, un abogado de amplia experiencia.

Como dice Bright, la historia de Katharine y la propia guerra de Irak tiene enormes ramificaciones: "Se trata de una guerra que corroyó todas nuestras instituciones importantes: nuestro sistema judicial, nuestro sistema político, los servicios de inteligencia y la prensa. Así que continúa teniendo un efecto importante en nuestra vida pública. Si hay un quid de esta historia, es ese. Lo que desveló Katharine iba más allá de una única fechoría. Lo que desveló era que algo estaba mal en el mismo corazón de nuestras instituciones nacionales e internacionales".


La historia de Iomega empieza en 1979 cuando cuatro ingenieros de IBM, Tony Radman, Renee Radman, David Bailey y David Norton, idearon un sistema novedoso para el dispositivo de almacenamiento que evitaría los problemas de pérdida de datos causados por el contacto de los cabezales de lectura-escritura. IBM rechazó su propuesta de desarrollo, al pensar que no sería viable, y los ingenieros obtuvieron el permiso para llevarse su idea y formar su propia empresa.

Iomega nació el 2 de abril de 1980 y su tecnología anticolisión se convirtió en la base del primer producto propio, el primer almacenamiento extraíble de alta capacidad del sector, que vería la luz tras dos años de desarrollo.

La unidad Alpha-10 Bernoulli de Iomega se lanzó en 1982 como primer producto de almacenamiento magnético que ofrecía protección integrada contra los fallos de disco. Los fundadores de Iomega emplearon un principio aerodinámico conocido como el "efecto Bernoulli" para elevar el disco flexible de Alpha-10 hasta los cabezales lectores-grabadores de la unidad, donde un colchón de aire impedía que los cabezales tocaran el plato de almacenamiento magnético.

El diseño estaba esencialmente a prueba de colisión y aquellos discos extraíbles de 10 megabytes y ocho pulgadas de diámetro fueron un impresionante avance tecnológico.

Las unidades Bernoulli tenían la capacidad de un disco duro, la portabilidad de un disquete, y ofrecían dos ventajas revolucionarias: la posibilidad de aumentar la capacidad ilimitadamente usando más discos Bernoulli, y la posibilidad de transportar archivos grandes y guardarlos aparte del ordenador para mayor seguridad.

Estas ventajas contribuyeron a que la unidad Bernoulli constituyera una nueva categoría de almacenamiento y atrajera la atención de parte de usuarios profesionales y entusiastas de la informática. Los últimos modelos redujeron el tamaño y potenciaron la capacidad, llegando a los entonces impresionantes 230 megabytes por disco.

El éxito de Iomega con las unidades Bernoulli le llevó a una oferta pública en julio de 1983. Las acciones de la empresa se cotizaron en el el mercado Nasdaq como IOMG hasta noviembre de 1996 cuando pasó al New Cork Stock Exchange y empezó a cotizarse bajo su símbolo actual, IOM. En 1983, la empresa ubicó su sede central en Roy, Utah, al norte de Salt Lake City.

A mediados de los años 90, el disco duro ya era de uso común y los discos flexibles iban en retroceso como medio práctico para las copias de seguridad. Se quedaban pequeños para las necesidades del usuario: el tamaño de los archivos aumentaba, los archivos multimedia eran muchos más comunes, y los archivos adjuntos al correo electrónico y la expansión de Internet hacían las descargas de archivos más comunes que nunca. La capacidad procesadora de los ordenadores también aumentaba y, con el debut del procesador Intel Pentium en 1993, la baja tasa de transferencia del disquete de 1.44 megabytes se hacía cada vez más patente. Era el momento de hacer un cambio.

En 1994, los ingenieros de Iomega se pusieron a trabajar en 'Vitamina C'. El prototipo consistía en una elegante y pequeña caja del tamaño de un libro de bolsillo. El equipo de diseño aprovechó las valiosas opiniones del grupo muestra elegido para realizar una serie de mejoras de diseño, que incluían el cambio del clásico beige de ordenador al azul y la sustitución del diseño de carga superior con tapa en abatible por un mecanismo de carga de disco por ranura.

Los ingenieros de Iomega diseñaron una unidad con cabezales guiados por un actuador lineal. El disco consistía en un pequeño plato magnético flexible dentro de una resistente coraza de plástico con la sorprendente capacidad de 100 megabytes. El proyecto 'Vitamina C' dio lugar a la unidad Iomega Zip, que no solo proporcionaba un almacenamiento portátil resistente y de alta capacidad, sino que también cumplía el objetivo de facilidad de uso y un precio de 199,95 dólares.

El 24 de marzo de 1995, Iomega lanzó la primera unidad Zip, cambiando el curso de la historia informática. La demanda fue tan grande que en ocasiones Iomega sencillamente no podía producir suficientes unidades para satisfacerla.

En diciembre de 1998 se presentó una unidad Zip de segunda generación de 250MB, que junto con la unidad de 100MB contribuyó a generar unas ventas anuales millonarias para la línea de productos Zip desde 1997 a 1999.

Iomega siguió con la unidad Zip 750 en agosto de 2002.

En febrero de 2003, en su puesto de trabajo en el GCHQ, Katharine Gun hacía servir una unidad Iomega Zip para imprimir el correo electrónico remitido desde la NSA.

Vídeos

Comentarios del director, Gavin Hood, abril de 2019, extraídos de la nota de prensa de la película y presentados a modo de diálogo con el productor Ged Doherty.
Gavin Hood: "11-S, Osama, Bush, Afganistán, Powell, armas de destrucción masiva, la Oficina de Planes Especiales, Irak, Obama, ataques con drones, el Estado Islámico, Siria, refugiados, Trump, muros, falsas noticias... Han sido un par de décadas desesperantes y confusas, que han dejado a muchos de nosotros desilusionados, furiosos e inseguros. ¿Es posible fiarse de nadie? ¿Es todo demasiado complejo para comprenderlo? ¿Están muertos los conceptos básicos de integridad personal y decencia humana, esos sencillos ideales que inculcamos en nuestros hijos? ¿Es el cinismo nuestro único refugio? Llevaba cierto tiempo debatiéndome con esos sentimientos tan poco saludables cuando el productor Ged Doherty, con quien había hecho Espías desde el cielo, me preguntó si había oído hablar alguna vez de Katharine Gun. No la conocía".
Ged Doherty: "Era una espía británica que filtró un memorándum de alto secreto de la Agencia Nacional de Seguridad estadounidense sobre una operación ilegal de espionaje ideada para presionar a los miembros del reducido Consejo de Seguridad no permanente de la ONU, de modo que votaran a favor de la invasión de Irak de 2003".
Gavin: "La ONU no votó a favor de una invasión. Bush y Blair se valieron de datos falsos de inteligencia que alegaban que Irak poseía armas de destrucción masiva para justificar la guerra".
Ged: "Sí, naturalmente. Ahora eso es algo que todo el mundo sabe. Pero imagina que hubieran conseguido una resolución de la ONU que autorizara la guerra como pretendían en un principio. No habría habido necesidad de valerse de las armas de destrucción masiva. Si la ONU hubiera respaldado la guerra, Bush y Blair habrían tenido una tapadera legal perfecta para su invasión".
Gavin: "De todos modos, nunca han tenido que responder legalmente por sus mentiras sobre las armas de destrucción masiva; así que, ¿qué sentido tiene contar esta historia?".
Ged: "La esperanza. Es una sencilla historia de integridad personal que me da esperanza".
Gavin: "'Esperanza'. Suena como algo que merece la pena, pensé. Pero sentí la suficiente curiosidad como para volar a Londres a reunirme con Katharine. Y a lo largo de una semana de escuchar su historia no precisamente sencilla, de hacerle preguntas y tomar notas, su discreta integridad me llevó a emprender un viaje cinematográfico que me ha devuelto la fe en la más elemental decencia humana y en el poder de la conciencia individual. Conciencia, esa 'vocecilla' a la que no siempre escuchamos, pero, cuando lo hacemos, destierra el cinismo y nos conduce a un lugar mejor".

Tráiler

Daniel Ellsberg, el informante responsable de la famosa filtración de los papeles del Pentágono, calificó los actos de Gun como: "la filtración más importante y valiente que he visto nunca... nadie más -ni siquiera yo- ha hecho nunca lo que hizo Gun: decir la verdad pese al riesgo personal, ante una guerra inminente y, tal vez, aún a tiempo de impedirla".

Clip: "Brecha"

Para Katherine Gun, el proceso de trasladar su historia a la gran pantalla empezó cuando Marcia y Thomas Mitchell la abordaron para que escribiera un libro sobre sus experiencias. "The Spy Who Tried to Stop a War: Katharine Gun and the Secret Plot to Sanction the Irak Invasion" se publicó en 2008, y no tardó en haber varios intentos de convertir su historia en una película. Entre ellos figuraba un guion del equipo, marido y mujer, compuesto por Gregory y Sara Bernstein. El director Gavin Hood acabó enganchado a este guion, una historia que no parecía abstracta y teórica. No obstante, Hood reconoció de inmediato la dificultad de convertir la odisea de un año de Katharine en una película pues el reto estructural, desde el punto de vista del guion y de la dirección, era que el tercer acto, que son los preparativos para el juicio, culmina en cierto sentido en una decepción. Así que Hood se puso a trabajar con los Bernstein para pulir el guion. La documentación se volvió primordial, y Hood pasó un año investigando el tema.

Entrevista: Gavin Hood

Casualmente, el periodista Martin Bright ya conocía al actor Matt Smith. Cuando trabajaba como redactor político de la revista New Statesman, Bright también fue asesor de la serie de televisión "Party Animals", en la que aparecía Smith. Para ayudarle a entrar en el papel, entre los consejos que Bright dio a Smith estaba una máxima del periodista del Sunday Times Nick Tomlin: "Los principales atributos de un buen periodista son: astucia de rata, actitud convincente y una cierta aptitud literaria".

Entrevista: Matt Smith

Ralph Fiennes es el abogado de Gun, Ben Emmerson. Ambos se reunieron unas horas en un restaurante de Londres. Fiennes comenta al respecto: "Tiene una presencia muy fuerte, que puede resultar intimidatoria si decide serlo. A los pocos minutos de hablar con Ben, sientes la fuerza de alguien que adoptaría una causa dura porque siente un deber ético con respecto a su trabajo".

Entrevista: Ralph Fiennes

Knightley tenía solo 18 años cuando comenzó la guerra de Irak y recuerda que esa fue la primera vez, para ella y quizá para toda una generación, en la que se vio interpelada a salir a las calles para manifestarse políticamente. Pero no pudo hacerlo pues en aquellos días estaba rodando la primera parte de la millonaria franquicia Piratas del Caribe. Ahora con la interpretación de Katharine Gun zanja esa deuda.

Entrevista: Keira Knightley (Partes 1 y 2)

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