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Colección F.B. de las primeras máquinas parlantes (Virtual)

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Atención: Si el vídeo no carga, no instale nada; lea la nota 2.

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Nota 1: El vídeo se reproduce automáticamente al cargar la página y sirve de aviso de que la descarga está en marcha. La descarga continúa aunque el vídeo se pause. El avance o retroceso en la reproducción solo es posible en la línea de tiempo de lo que ya se ha descargado. Para retomar un visionado interrumpido, pausar la reproducción y dejar que la línea de tiempo de lo descargado llegue al instante deseado, mover el puntero del reproductor hasta el instante de interés y pulsar 'Play'.

Nota 2: El vídeo utiliza el complemento de reproductor flash para el navegador. Si su navegador no permite la reproducción de vídeo flash aparecerá un mensaje en la zona del vídeo indicando que se requiere la versión 9.0 o superior y ofreciendo un enlace para la descarga del complento. En principio, NO DESCARGUE NADA y asuma que no va a poder ver el vídeo.

Nota 3: Flash, una muerte anunciada.

A principios de agosto de 2017 llega la noticia de la propia Adobe: Flash se acaba en 2020. Fin de una era. Aunque en su nota de prensa no se mencionan, ni de pasada, las 1033 vulnerabilidades de seguridad (casi todas de máxima gravedad) que salen en una búsqueda rápida, Adobe alega únicamente un cambio de rumbo en la tecnología hacia estándares más abiertos, tales como HTML5 y WebGL.

Lo de Flash era una muerte anunciada. Arrinconado por las vulnerabilidades, auténtica puerta de entrada de toda clase de malware, y denostado por los buscadores, Flash fue reduciendo su masa de usuarios, desarrolladores y navegadores que lo soportan. Es incontable la cantidad de exploits (programas maliciosos, o partes de un programa, que tratan de forzar alguna deficiencia o vulnerabilidad del sistema) que usan Flash como vector de explotación, junto con Adobe PDF Reader o Java, el tridente de la inseguridad. Es tal el ritmo de aparición de CVE sobre Flash que hasta dejaron de ser noticia (CVE: Common Vulnerabilities and Exposures, es una lista de información registrada sobre conocidas vulnerabilidades de seguridad, donde cada referencia tiene un número de identificación único).

Aunque Adobe fija su fin en 2020, todavía quedarán los rescoldos de una larga batalla por la expulsión de Flash del campo de juego del navegador. Engaños a usuarios desprevenidos ("pinche aquí, instálese la última versión de Flash") o navegadores sin actualizar. Sorprende que incluso con la política de actualizaciones automáticas todavía hay usuarios que no reinician el navegador para aplicarlas lo que deja una pequeña rendija abierta en la ventana de exposición.

Si preguntas a un menor de edad, o en la órbita de los 18, qué sabe de Flash, probablemente conozca los "juegos flash", minijuegos online y gratuitos reunidos por docenas en portales llenos de anuncios y donde puedes pasar la tarde jugando.

Pero si le preguntas a alguien que lidió con ordenadores en los años 90, Flash es un viejo conocido. Durante muchos años, Adobe Flash, antes Macromedia Flash, era un plugin de software para el navegador que tenías que instalar sí o sí si querías ver vídeos, escuchar música o disfrutar de contenido multimedia.

En la actualidad, el vídeo se ve por streaming (tecnologia que nos permite la visualización a medida que se descarga el archivo en memoria, sin pasar por la unidad de disco) directamente desde el navegador o mediante una app, en el ordenador, tableta, smartphone o televisión inteligente.

Esto no fue siempre así y antes de Flash la única manera de ver un vídeo de internet era descargándolo para verlo con un programa o instalar en el navegador web un plugin especial como QuickTime o RealPlayer.

El precursor de Flash fue SmartSketch, una tecnología que reproducía animaciones vectoriales (dibujos animados). Su empresa propietaria, FutureWave Software, adaptó ese software al entonces creciente internet y lo lanzó como FutureSplash Animator (1995), teniendo éxito entre grandes como Microsoft, Disney o Fox, que querían emitir sus propios contenidos online. Incluso ofrecieron el producto a Adobe, que en ese momento lo rechazó.

En 1996, Macromedia compra FutureSplash y lo convierte en Macromedia Flash. Por un lado estaba la herramienta para crear el contenido animado, Macromedia Flash, y por otro la herramienta para ver ese contenido, el reproductor Macromedia Flash Player.

En manos de Macromedia, Flash fue evolucionando y, además de reproducir animaciones, permitía interacciones con el contenido mediante aplicaciones web. De ahí su gran popularidad en la segunda mitad de los 90 y primeros años del siglo XXI. Con Flash se llegaron a hacer discos interactivos con juegos o enciclopedias, catálogos, y muchas páginas web ofrecían un aspecto futurista y visualmente muy atractivo gracias al contenido Flash y menús integrados.

En 2005, Macromedia Flash era el plugin para navegador más popular por encima de otros grandes de aquel entonces, como Java, QuickTime, RealNetworks o Windows Media Player. Y ese mismo año, Adobe se hizo con Macromedia y con todo su software.

La compra de Macromedia por parte de Adobe tuvo mucha importancia porque concentraba en una única empresa productos tan populares como Photoshop o Premiere con otros como Dreamweaver, Fireworks o Flash.

Durante la época de Adobe Flash como tal, Adobe fue introduciendo mejoras y cambios, además de probar suerte con una alternativa propia, Adobe AIR (2008), que no terminó de cuajar. El propósito de AIR era crear programas compatibles con cualquier plataforma.

Pero durante esa etapa de Adobe también se hace cada vez más visible el problema de base de Flash: casi cada día se descubren agujeros de código en su reproductor.

Además de las vulnerabilidades, que se corrigen con sucesivas actualizaciones, una segunda crítica que se le hace a Adobe Flash es su alto consumo de recursos.

Y en 2007 aparece el iPhone y revoluciona el mercado: no fue el primer teléfono inteligente pero sí influyó en los demás fabricantes hasta el punto que hoy en día, todos los teléfonos considerados inteligentes cuentan con pantalla táctil y prácticamente ninguno tiene teclado físico. Pero además, y desde el primer momento, el iPhone no fue compatible con Adobe Flash. Steve Jobs lo justificó alegando que Flash consumía recursos y, en el caso de un dispositivo con batería, acortaba su duración considerablemente.

El tiempo le dio la razón, y en 2012 Android también abandonó Flash en su versión 4.3. Se puede instalar directamente o mediante un navegador compatible, pero ya no viene de origen como antes.

Dos años más tarde, HTML5 le dio el golpe de gracia a Flash. Desarrollado desde 2009-10, la versión definitiva de HTML5 se lanzó en 2014 y tuvo muy buena acogida, ya que era fácil de implementar, los navegadores se actualizaron para ser compatibles y ofrecía grandes ventajas, como gestión de contenido multimedia o la posibilidad de desarrollar aplicaciones web totalmente funcionales sin requerir plugins externos.

Flash nació con un propósito y cubrió una necesidad demandada que en aquel entonces ninguna otra tecnología permitía. Fue muy popular para compartir vídeo y audio por internet y para desarrollar páginas y aplicaciones web. Pero su mal rendimiento en dispositivos móviles lo condenaron al fracaso, en especial cuando surgió una alternativa más eficiente como HTML5.

Todavía hay páginas y aplicaciones web que solicitan la instalación de Adobe Flash para funcionar, pero son las menos. Grandes como Apple, Facebook o Google dan su apoyo a HTML5. YouTube, por ejemplo, hace tiempo que reproduce vídeos usando un reproductor HTML5.
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