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En Octubre de 1850 se dispuso la creación de una tercera Comandancia en Motilla, en un principio provisional y que posteriormente pasó a ser definitiva, con el objetivo de dar "la firmeza y seguridad convenientes" a la línea. (cit. en Olivé).Como casi siempre, Torres Mena recoge la existencia de la torre al tratar de Motilla del Palancar, que es “Villa y cabeza del partido judicial de su nombre; no lejos de la misma y diseminadas se hallan en su término una casa de labor, otra de peón caminero, un molino de aceite, una torre telegráfica,”. El primer comandante que conocemos de Motilla firma, como comandante interino, Ochotorena. Tras él tenemos constancia de que ejerció la comandancia D. José Clares Latorre, Comandante Ayudante, que sólo está acreditado en 1851; después D. Pedro Santiago Peigneux, también Comandante Ayudante entre 1852 y 1854, que provenía de la comandancia de Cuenca, y, finalmente, D. Dionisio Atance, en 1856.La construcción de esta torre, junto con las de Olmedilla de Alarcón, Castillejo de Iniesta y Graja de Iniesta (las nº. 17, 18, 19 y 20) fue supervisada por el torrero D.José Miguel que nos dice que, en diciembre de 1949 le faltaban “las puertas interiores, el valdosado, el lucir toda la torre por dentro y pintar las puertas y ventanas, ademas los contrabancos no sirven por ser cortos y bajos”. Este torrero, por su comportamiento, fue destinado a la estación nº. 20, de Graja de Iniesta, y se le rebajó en la antigüedad.Cuatro meses después de su construcción, la torre planteaba ya problemas en su azotea pues es otra de las que precisaron de los trabajos del plomero Manuel Velázquez, junto con la de Saelices y la de Graja de Iniesta. En la torre motillana, en concreto, era necesario reparar “la azotea, caldera, cajon y tubo del vertedero de las aguas, con lo demas qe. exija la seguridad de la obra.” para lo que presupuestó 260 pies superficiales de plomo. Finalmente, junto a D. José Miguel, en 1849, prestaba servicios en la torre el torrero de 2ª clase D. Alejandro Simón y, el año siguiente, fue enviado a la misma a seguir su formación como torrero alumno, D. Sotero Barbacid.Esta torre presenta una curiosidad. En la fachada oriental, sobre el zócalo, a una altura de entre 1’2 y 1’5 m. sobre el suelo, se encuentran restos de impactos de postas en tres zonas, procedentes de cartuchos de nueve proyectiles. En algunos casos, quedan las postas todavía en el interior de los boquetes abiertos en el muro. Su disposición hacen pensar en que la torre sirvió como tiro al blanco o, mucho peor, como escenario de fusilamientos, en el transcurso de la Guerra Civil o de la posguerra.
Conservación:
Conserva hasta la altura de la cornisa los lados norte y sur; los otros dos están en muy mal estado. El zócalo conserva su remate de de ladrillos; la moldura intermedia y los esquinales son también de ladrillos. La fachada oriental presenta un gran boquete junto a la esquina izquierda y una gran grieta que recorre el centro del lienzo destruyendo todos los vanos del primer cuerpo y la aspillera central. Aún conserva restos del enlucido fino, de color amarillento claro e impactos de proyectiles sobre el zócalo. El lado norte muestra el revoco bien conservado. Su estructura la altera una pequeña construcción moderna, adosada a su esquina derecha y ya hundida. El lado occidental ha perdido toda su mitad derecha. El lado sur presenta numerosas grietas y restos de enlucido fino en el zócalo. El interior se nos presenta bien conservado, aunque con grafitis incisos (algunos de 1958), sobre todo en su lado sur. Las aspilleras de este lado y su contrario tenían una repisa bajo ellas, con estructura de madera. Quedan también los restos del hueco de la escalera en la esquina NE.
Referencias:
Ibercastillos.org (Motilla)
(Jesús López Requena, 2008)
(Jesús López Requena, 2010)
