Le téléphone en 1888: Histoire de la téléphonie et exploitation des téléphones en France et à l´etranger
Resumen
El libro que presentamos es la segunda publicación de una obra que por primera vez vió la luz en 1923 en Francia. En aquella primera ocasión una editorial erradicada en París llamada “G.Masson” fue la encargada de la publicación. La actual publicación ha respetado la estructura original y está dividida en dos partes que acogen cada una de ellas una amplia muestra de la historia de la telefonía desarrollada hasta el momento en que se escribió la obra.
La primera parte del libro es una amplia introducción en la que el autor describe algunos de los primeros modelos de teléfonos existentes antes de 1876. Aunque su interés se centra básicamente en el teléfono de Ader también detalla algunos otros modelos telefónicos anteriores, es decir, teléfonos musicales o teléfonos de hilos. La situación del servicio telefónico en Francia es el segundo tema de esta primera parte. Aquí el autor describe minuciosamente la forma de la instalación de los primeros postes telefónicos en la capital francesa, para ilustrarlo adecuadamente se apoya en la descripción de algunos de los elementos más característicos de los teléfonos de la época (fichas de llamadas, conectores, comunicación entre dos abonados…)
Julien Brault concluye esa primera parte con un análisis pormenorizado de los primeros pasos del “nuevo servicio telefónico” en diferentes situaciones y lugares de Francia. Es decir, gracias a su escrito el lector puede saber como se desarrollaron los primeros momentos del servicio telefónico en conciertos, iglesias, teatros o en algunos otros lugares tan específicos como el parlamento. El sector militar también fue objeto del análisis de autor. Así, la aplicación del servicio telefónico en la marina o en los diferentes conflictos bélicos. Por último, el autor incluye un apartado denominado “diversos”, en que describe los “particulares” beneficios obtenidos por la llegada del teléfono en diversos lugares del mundo. De esta forma, podemos conocer como en 1883 en la capital uruguaya las recién instaladas líneas telefónicas permitieron conocer la existencia de una conspiración militar que pretendía derrocar al presidente de la República. En abril de 1880 una citación judicial hecha por el desconocido y único teléfono existente en la villa de San Luis (Missouri) provocó que ninguna de las dos personas citadas comparecieran ante el juez por no tener confianza en el nuevo servicio. El listado de las curiosas experiencias se completa con los sucesos acaecidos en diferentes localidades de Estados Unidos e Inglaterra entre 1880 y 1886.
La segunda parte de la obra engloba una pormenorizada descripción de los variados sistemas de explotación del servicio telefónico en diferentes lugares del mundo. Francia, la tierra del autor, es el primer caso. Julien Brault comienza su relato comparando el avanzado desarrollo del servicio telefónico en Alemania, Inglaterra o Estados Unidos con el de Francia. La razón, según su opinión, es la habitual desconfianza de los franceses hacia los nuevos elementos que surgen, caso del servicio telefónico. Tras ello, describe de forma detallada como se produjo la instalación de las primeras líneas en algunas de las ciudades francesas más significativas, Burdeos, Marsella, Nantes…
Alemania es el segundo objeto de su análisis. El 5 de noviembre de 1877 se desarrollaron en Berlín los primeros intentos de instalación del teléfono. A partir de ese momento las autoridades se implicaron en el desarrollo del nuevo elemento de comunicación por el país. El proceso concluyó en 1888, en ese año se instalaron y enlazaron las últimas líneas telefónicas entre Berlín, Colonia y Frankfurt. En las últimas líneas el autor resalta que hasta ese momento Alemania había sido el único país europeo en el que las instituciones se implicaron desde el inicio en el desarrollo del servicio en todo el país. Brault resalta, además, el importante papel desempeñado por el servicio telegráfico alemán en el desarrollo del servicio telefónico.
El imperio Austro-Hungaro es el tercer objeto de análisis del autor. Destaca en las primeras líneas que la introducción del teléfono en el imperio fue complicada debido la pobreza de sus ciudades y habitantes. No obstante, el teléfono llegó al final de 1879 debido a la orden firmada por el ministro de la guerra para que fuera instalada una red telefónica en Cracovia. A partir de ese momento aparecieron otras instalaciones en el país, siempre de carácter particular, ya que entre 1880 y 1883 no surgió ninguna sociedad dedicada a la explotación de líneas telefónicas. En 1884 surgió la primera sociedad de teléfonos, en ese mismo año Viena contaba ya con 708 abonados. A partir de 1886 la administración comenzó a involucrarse, de esta forma el servicio telefónico experimentó un importante avance.
Bélgica fue, en opinión del autor, el país europeo que mejor comprendió las innumerables ventajas del nuevo medio de comunicación naciente. Desde 1878 comenzaron a establecerse comunicaciones telefónicas de carácter privado en el país. Entre 1880 y 1884 el desarrollo del servicio experimentó un notable avance, de hecho, en febrero de 1880 se estableció la primera central telefónica en la ciudad de Lieja. La instalación se realizó con un compromiso de vigencia de treinta años. Además, durante ese período se produjo el máximo desarrollo de un gran número de redes telefónicas particulares ligadas a los centros industriales. Entre ellas, el autor destaca la de la “Societé de Charbonnage” de las localidades de Bascoup y Marieemont.
En el norte de Europa el autor centra su interés en Dinamarca. El servicio telefónico llegó allí en 1879, a partir de ese momento experimentó un notable desarrollo gracias a la implicación del gobierno y al surgimiento de una sociedad en Copenhague encargada de la explotación de las líneas.
España era, según la opinión del autor, el país de toda Europa que menor desarrollo del servicio telefónico había experimentado hasta ese momento. Por el contrario Holanda fue el país europeo donde mayor desarrollo experimentó el teléfono desde su comienzo. Desde el final de 1879 existían redes telefónicas en la totalidad de las ciudades del país gracias al trabajo e interés de la “Nederlandsche Bell Telephone Maatschappij”. El autor destaca que la Exposición Internacional celebrada en Amsterdam en 1883 fue la gran presentación del avanzado desarrollo del teléfono en el país.
En el caso de Gran Bretaña el teléfono vivió según el autor una situación contradictoria. Si bien fue la cuna del nacimiento social del nuevo medio de comunicación no tuvo en los dos años posteriores un desarrollo acelerado ya que se pensó que el teléfono no era un instrumento de utilidad. Fue a partir de 1881 cuando el desarollo del nuevo servicio experimentó un considerable avance gracias al impulso dado con la creación de la primera escuela telefónica del país y la primera sociedad de explotación de teléfonos.
En la cercana Escocia el teléfono comenzó su andadura en 1880; en ese año se fundaron en Edimburgo dos compañías dedicadas a la instalación del teléfono. Además, dos redes fueron establecidas en las ciudades de Glasgow y Leith. A partir de 1881 las diferentes líneas telefónicas fueron extendiéndose por las principales ciudades de Escocia. En 1886 existían en el país más de 8000 abonados, estando la mayor parte de las ciudades y pueblos enlazados por conexión telefónica.
En Irlanda la Compañía Telefónica del país estableció en 1882 la primera red telefónica del país, a partir de ese momento el servicio se extendió rápidamente entre las diversas instituciones. Al inicio de 1884 el servicio experimentó un nuevo avance al crearse en Dublín un sistema general de comunicación en las comisarías de policía de la ciudad. La irrupción del teléfono en la sociedad irlandesa fue también muy apreciada en las estaciones marítimas del país.
Italia fue el último país objeto de análisis. Allí, el teléfono tuvo una buena y rápida acogida, siendo declarado inmediatamente servicio de utilidad pública, es decir, la misma consideración legal que tenía el servicio telegráfico.
En resumen, el libro presentado escrito y publicado por primera vez hace más de cien años sigue siendo una obra muy interesante y recomendable para todos los interesados en la historia del teléfono. Es cierto, que aunque el autor sólo llegó a describir los primeros años del servicio en la mayor parte de los países de Europa el análisis puede ser calificado como magnífico. Se trata de un relato detallado, extenso y muy completo.
La primera parte del libro es una amplia introducción en la que el autor describe algunos de los primeros modelos de teléfonos existentes antes de 1876. Aunque su interés se centra básicamente en el teléfono de Ader también detalla algunos otros modelos telefónicos anteriores, es decir, teléfonos musicales o teléfonos de hilos. La situación del servicio telefónico en Francia es el segundo tema de esta primera parte. Aquí el autor describe minuciosamente la forma de la instalación de los primeros postes telefónicos en la capital francesa, para ilustrarlo adecuadamente se apoya en la descripción de algunos de los elementos más característicos de los teléfonos de la época (fichas de llamadas, conectores, comunicación entre dos abonados…)
Julien Brault concluye esa primera parte con un análisis pormenorizado de los primeros pasos del “nuevo servicio telefónico” en diferentes situaciones y lugares de Francia. Es decir, gracias a su escrito el lector puede saber como se desarrollaron los primeros momentos del servicio telefónico en conciertos, iglesias, teatros o en algunos otros lugares tan específicos como el parlamento. El sector militar también fue objeto del análisis de autor. Así, la aplicación del servicio telefónico en la marina o en los diferentes conflictos bélicos. Por último, el autor incluye un apartado denominado “diversos”, en que describe los “particulares” beneficios obtenidos por la llegada del teléfono en diversos lugares del mundo. De esta forma, podemos conocer como en 1883 en la capital uruguaya las recién instaladas líneas telefónicas permitieron conocer la existencia de una conspiración militar que pretendía derrocar al presidente de la República. En abril de 1880 una citación judicial hecha por el desconocido y único teléfono existente en la villa de San Luis (Missouri) provocó que ninguna de las dos personas citadas comparecieran ante el juez por no tener confianza en el nuevo servicio. El listado de las curiosas experiencias se completa con los sucesos acaecidos en diferentes localidades de Estados Unidos e Inglaterra entre 1880 y 1886.
La segunda parte de la obra engloba una pormenorizada descripción de los variados sistemas de explotación del servicio telefónico en diferentes lugares del mundo. Francia, la tierra del autor, es el primer caso. Julien Brault comienza su relato comparando el avanzado desarrollo del servicio telefónico en Alemania, Inglaterra o Estados Unidos con el de Francia. La razón, según su opinión, es la habitual desconfianza de los franceses hacia los nuevos elementos que surgen, caso del servicio telefónico. Tras ello, describe de forma detallada como se produjo la instalación de las primeras líneas en algunas de las ciudades francesas más significativas, Burdeos, Marsella, Nantes…
Alemania es el segundo objeto de su análisis. El 5 de noviembre de 1877 se desarrollaron en Berlín los primeros intentos de instalación del teléfono. A partir de ese momento las autoridades se implicaron en el desarrollo del nuevo elemento de comunicación por el país. El proceso concluyó en 1888, en ese año se instalaron y enlazaron las últimas líneas telefónicas entre Berlín, Colonia y Frankfurt. En las últimas líneas el autor resalta que hasta ese momento Alemania había sido el único país europeo en el que las instituciones se implicaron desde el inicio en el desarrollo del servicio en todo el país. Brault resalta, además, el importante papel desempeñado por el servicio telegráfico alemán en el desarrollo del servicio telefónico.
El imperio Austro-Hungaro es el tercer objeto de análisis del autor. Destaca en las primeras líneas que la introducción del teléfono en el imperio fue complicada debido la pobreza de sus ciudades y habitantes. No obstante, el teléfono llegó al final de 1879 debido a la orden firmada por el ministro de la guerra para que fuera instalada una red telefónica en Cracovia. A partir de ese momento aparecieron otras instalaciones en el país, siempre de carácter particular, ya que entre 1880 y 1883 no surgió ninguna sociedad dedicada a la explotación de líneas telefónicas. En 1884 surgió la primera sociedad de teléfonos, en ese mismo año Viena contaba ya con 708 abonados. A partir de 1886 la administración comenzó a involucrarse, de esta forma el servicio telefónico experimentó un importante avance.
Bélgica fue, en opinión del autor, el país europeo que mejor comprendió las innumerables ventajas del nuevo medio de comunicación naciente. Desde 1878 comenzaron a establecerse comunicaciones telefónicas de carácter privado en el país. Entre 1880 y 1884 el desarrollo del servicio experimentó un notable avance, de hecho, en febrero de 1880 se estableció la primera central telefónica en la ciudad de Lieja. La instalación se realizó con un compromiso de vigencia de treinta años. Además, durante ese período se produjo el máximo desarrollo de un gran número de redes telefónicas particulares ligadas a los centros industriales. Entre ellas, el autor destaca la de la “Societé de Charbonnage” de las localidades de Bascoup y Marieemont.
En el norte de Europa el autor centra su interés en Dinamarca. El servicio telefónico llegó allí en 1879, a partir de ese momento experimentó un notable desarrollo gracias a la implicación del gobierno y al surgimiento de una sociedad en Copenhague encargada de la explotación de las líneas.
España era, según la opinión del autor, el país de toda Europa que menor desarrollo del servicio telefónico había experimentado hasta ese momento. Por el contrario Holanda fue el país europeo donde mayor desarrollo experimentó el teléfono desde su comienzo. Desde el final de 1879 existían redes telefónicas en la totalidad de las ciudades del país gracias al trabajo e interés de la “Nederlandsche Bell Telephone Maatschappij”. El autor destaca que la Exposición Internacional celebrada en Amsterdam en 1883 fue la gran presentación del avanzado desarrollo del teléfono en el país.
En el caso de Gran Bretaña el teléfono vivió según el autor una situación contradictoria. Si bien fue la cuna del nacimiento social del nuevo medio de comunicación no tuvo en los dos años posteriores un desarrollo acelerado ya que se pensó que el teléfono no era un instrumento de utilidad. Fue a partir de 1881 cuando el desarollo del nuevo servicio experimentó un considerable avance gracias al impulso dado con la creación de la primera escuela telefónica del país y la primera sociedad de explotación de teléfonos.
En la cercana Escocia el teléfono comenzó su andadura en 1880; en ese año se fundaron en Edimburgo dos compañías dedicadas a la instalación del teléfono. Además, dos redes fueron establecidas en las ciudades de Glasgow y Leith. A partir de 1881 las diferentes líneas telefónicas fueron extendiéndose por las principales ciudades de Escocia. En 1886 existían en el país más de 8000 abonados, estando la mayor parte de las ciudades y pueblos enlazados por conexión telefónica.
En Irlanda la Compañía Telefónica del país estableció en 1882 la primera red telefónica del país, a partir de ese momento el servicio se extendió rápidamente entre las diversas instituciones. Al inicio de 1884 el servicio experimentó un nuevo avance al crearse en Dublín un sistema general de comunicación en las comisarías de policía de la ciudad. La irrupción del teléfono en la sociedad irlandesa fue también muy apreciada en las estaciones marítimas del país.
Italia fue el último país objeto de análisis. Allí, el teléfono tuvo una buena y rápida acogida, siendo declarado inmediatamente servicio de utilidad pública, es decir, la misma consideración legal que tenía el servicio telegráfico.
En resumen, el libro presentado escrito y publicado por primera vez hace más de cien años sigue siendo una obra muy interesante y recomendable para todos los interesados en la historia del teléfono. Es cierto, que aunque el autor sólo llegó a describir los primeros años del servicio en la mayor parte de los países de Europa el análisis puede ser calificado como magnífico. Se trata de un relato detallado, extenso y muy completo.
Especificaciones
- Autor/es: Julien BRAULT
- Año: 2010
- Edita: Nabu Press
- Idioma: Español