Pierre AULAS, 1999; Les origines du téléphone en France: 1876-1914, Historiens de Demain. Asssociation pour le développement de l`histoire économique., París, 300 páginas, ISBN: 978-2912912039 Pierre Aulas era hace algo más de doce años estudiante de uno de los programas de master de historia de la prestigiosa Universidad de La Sorbona. En el marco de ese curso escribió un proyecto final sobre los primeros años del desarrollo del servicio telefónico en Francia. La calidad final del trabajo llamó la atención de la “Asociación francesa para el desarrollo de la historia económica francesa” que con la colaboración de la editorial señalada convirtieron el trabajo de aquel alumno en una de las obras referentes sobre la historia del servicio telefónico en Francia. La obra consta de tres partes, que engloban un total de diez capítulos más un anexo general y tres más correspondientes a cada una de las tres partes del trabajo. Un amplio apartado de conclusiones y una detallada y exhaustiva bibliografía completan el total de la obra. La primera parte titulada “Les premiers pas (1876-1884)” engloba los cuatro primeros capítulos del total de la obra. Pierre Aulas comienza su relato recordando el momento clave que cambió el dubitativo camino del teléfono hasta 1876, la Exposición de Filadelfia en la que Graham Bell expuso por primera vez sus aparatos es el tema señalado. Apenas había transcurrido un año desde aquella exposición cuando el teléfono llegó por primera vez al país del autor. La poderosa “Maison Breguet” fue la encargada de recibir a través de su director Louis François Breguet los primeros aparatos telefónicos de Bell. A partir de ese momento, el teléfono fue dando en Francia pequeños pasos entre la sorpresa y la incredulidad de aquellos que veían por primera vez el nuevo y desconocido instrumento de comunicación.En 1878 una nueva exposición universal celebrada en París contribuyó a dar un necesario impulso al teléfono. Un representante de la “Maison Breguet” llamado “Cornelius Roosevelt” se convirtió en el representante de los aparatos Bell en Francia. Tímidamente el teléfono avanzaba en Francia; en algunas de las grandes ciudades francesas fueron instaladas algunas líneas telefónicas. Este hecho despertó el interés de algunos empresarios e interesados que formaron las primeras compañías telefónicas francesas. El autor recuerda las más significativas, “La Compagnie des téléphones Gower”,”La societé française de correspondance téléphonique” o “La societé française des telephones (Système Edison et autres)” fueron las primeras compañías francesas de telefonía. El tercer capítulo esta dedicado en exclusiva a una de esas compañías, la poderosa e importante “Societé Générale des Téléphones” (SGT) que reunió en su primer consejo de administración a banqueros, como el representante del “Crédit Mobilier” o el de la “Banque Franco-Égyptienne”. El nuevo consejo estableció una nueva serie de actividades para la compañía que en ese momento se encontraba en una ventajosa situación, controlaban las redes telefónicas de las mayores ciudades francesas de norte a sur y en las colonias, Argelia y sus dos principales ciudades, la capital y Orán, contaban con algunas líneas telefónicas de la SGT. Esta primera parte finaliza con un capítulo dedicado a lo que el autor califica como “Le grand succès du téléphone. Les auditions téléphoniques”, es decir, el interés se centra en aspectos tan significativos como el teátrofono o las emisiones de radio con la ayuda del teléfono, situaciones ambas muy populares en la sociedad francesa de finales del siglo XIX. La segunda parte engloba cinco años, los comprendidos entre 1884 y 1889. Así, en el capítulo quinto el autor comienza recordando la omnipresencia del Estado francés en todos los ámbitos relacionados con las comunicaciones, bien fuera correos, telégrafos eléctricos u ópticos. Sin embargo, nunca llegó interesarse por el desarrollo del teléfono en aquellos primeros años. El autor se pregunta la causa a la que puede deberse esa circunstancia respondiéndose a sí mismo y a los lectores que la causa más fiable es la reorganización de la administración francesa. En los años en los que el teléfono llegó a Francia, el servicio de correos y el de telégrafos estaban en proceso de fusión. Este hecho, en opinión de Pierre Aulas, fue el que impidió que el Estado se interesará por el nuevo instrumento de comunicación que había llegado al país. Sin embargo, la percepción del Estado ante el nuevo servicio cambió a medida que éste evolucionaba rápidamente. En los capítulos seis y siete el autor describe los pasos dados por abonados, compañías y Estado hasta llegar a la nacionalización del servicio telefónico en 1889. La tercera parte recorre el período comprendido entre 1889 y 1914, y tres capítulos recogen los aspectos más significativos de esos años. El servicio telefónico experimentó un considerable desarrollo. Por primera vez, profesionales de diferentes ámbitos disfrutaron en su lugar de trabajo del nuevo servicio. Esto trajo como consecuencia una nueva manera de gestionar el tiempo, desconocida hasta ese momento. Paralelamente, dentro del propio servicio telefónico surgieron profesiones desconocidas hasta ese momento; un nuevo negocio había nacido en Francia. Los dos últimos capítulos de la obra recogen un variado elenco de temas enfocados desde diferentes puntos de vista. Así, Pierre Aulas recuerda como a finales del siglo XIX surgieron en el país los primeros mapas telefónicos que ayudaron a conocer aspectos que sin ellos hubiera sido imposible. Además, el autor indica como al inicio del pasado siglo XX apareció en el país una de las grandes innovaciones, la telefonía automática. De igual manera señala el momento en el que las primeras cabinas telefónicas fueron instaladas en algunas calles del país.. En resumen, una obra excelente, muy bien documentada, con multitud de acertados y significativos detalles. Todo un referente en la historiografía francesa del tema.