Reginald Aubrey Fessenden : Le père de la téléphonie sans fil
Etiquetas
1900 | 1910 | 1920 | BELL | DE_FOREST | EDISON | FESSENDEN | FIELD | HERTZ | MARCONI | MAXWELL | Radio | Telégrafo | Televisión | TESLAResumen
Françoise Hammel-Beuadoin es una periodista canadiense nacida en la localidad de Austin. Hace algo más de cinco años publicó el libro que presentamos, dedicado a uno de los personaje más interesantes pero también más desconocidos en el campo de las telecomunicaciones. Esta obra constituye la primera incursión de la autora en este ámbito, dentro de un género, la biografía en el que ya previamente había trabajado, eso sí en otras obras dedicadas a diferentes personajes destacados de la historia canadiense. Bien, en esta ocasión, nos encontramos con un trabajo dedicado a una figura destacada, artífice con sus trabajos de la puesta en marcha del sistema de la telefonía sin hilos. Una innovación destacada en los años iniciales del pasado siglo que supuso un avance de indudable importancia en el sistema de telefonía. La autora recorre en su obra todos los acontecimientos vitales y profesionales que Reginald Fessenden vivió en su vida. A lo largo de 25 breves capítulos los lectores pueden acceder a los principales detalles y acontecimientos de la vida y la época del autor. De esta forma, en el primero de estos capítulos los lectores pueden conocer algunos aspectos del nacimiento y vida familiar de la familia Fessenden. La autora centra su exposición en dar a conocer algunos datos sobre los hechos más destacables de la vida del joven, especialmente de sus años de estudiante en la Universidad McHill. Un joven pero ya formado Reginald Fesenden es el protagonista del segundo y tercer capítulo. Tras concluir su estudios Fessenden el año 1877 marcó el inicio oficial de su vida profesional. Ese año dejó su casa familiar para comenzar a estudiar en el Trinity Collége de Ontario.Es allí donde comenzó su interés por el campo de las telecomunicaciones. El envío de los ejemplares de la revista Scientific American en el que se describían de forma detallada los primeros trabajos de Graham Bell constituyó el primer elemento de motivación. En uno de esos números conoció la existencia de Cyrus Field, el inventor del cable submarino.Gracias a uno de sus tíos Fessenden consiguió una invitación para conocer a Graham Bell. Entusiasmado con la visita el joven Fessenden quedó, sin embargo, descontento con algunas de las respuestas obtenidas por parte del considerado “padre” del teléfono. La vida de Fessenden siguió marcada por los personajes más significativos de los primeros años de las telecomunicaciones.Así, la autora describe en los siguientes capítulos los momentos en los que el joven tuvo la oportunidad de conocer al empresario e inventor George Westinghouse o el físcio alemán Henry Rodolphe Hertz. Todos ellos contribuyeron a aumentar el interés de Fessenden por el campo que le había fascinado años atrás. El interés de la autora se centra en el capítulo cinco en describir a algunos de los principales inventores de los últimos años del siglo XIX. Nikola Tesla, Guglielmo Marconi, Henry Rodolphe Hertz, Graham Bell, Thomas Alva Edison, George Westinghouse, Lee de Forest, James Clerk Maxwell y Samel Morse son los protagonistas de ese capítulo. Todos fueron coétaneos de Reginald Fessenden y contribuyeron con sus invenciones a engrandencer las nuevas formas de comunicación. Mientras, la vida y los intereses de Fessenden en el campo citado continuaban.Cuando todavía no había recibido el reconocimiento mundial que le llegaría años después ,en 1889 Fessenden presentó algunos de sus proyectos al Servicio de Metereológico de su país.Gracias a la idoneidad del proyecto consiguió un nuevo empleo en Cobb Island (Maryland). Allí rápidamente se instaló el matrimonio compuesto por Fessenden y su esposa Helen. Desde el comienzo de aquel otoño el inventor comenzó a poner en marcha el proyecto. El envió de mensajes utilizando el código Morse al Servicio Metereológico constituyó el primer momento de éxito para el inventor. El 23 de diciembre de 1900, uno de los días con menos luz solar del año se produjo el primer ensayo.El envío de mensajes por medio de las ondas electromagnéticas que Fessenden hizo a su ayudante resultó parcialmente satisfactorio.El ayudante, recuerda la autora de la obra, declaró haber oído las palabras emitidas por su jefe, sin embargo confesó no haber sido capaz de comprender el mensaje.Fessenden entusiasmado declaró que “está había sido la primera vez en que la voz humana había sido trasmitida”. El éxito del inventor se propagó rápidamente por las principales instituciones del país. En el capítulo noveno la autora presenta de nuevo a un Fessenden triunfador, ocupando el cargo de director general de “National Electric Signaling Company”, una nueva empresa surgida del apoyo económico prestado por dos millonarios seguidores de los proyectos del inventor. Este continuaba trabajando en nuevos dispositivos que permitieran la transmisión de la voz humana en adecuadas condiciones.La relación con los “mecenas” terminó de forma inadecuada. La autora recuerda en la página 122 del libro que Fessenden jamás pudo recuperar los informes de más de trescientas investigaciones realizadas en la sede de la empresa. Los dos siguientes capítulos describen el nuevo destino del inventor y la importancia de este en la historia de la telefonía sin hilos. En el invierno de 1905 la familia Fessenden se trasladó a la localidad de Brant Rock, allí ya existía una torre de transmisión instalada por la “Societé Brown Hoisting Machinery”. Todo se preparó para que fuera este el lugar donde se realizará la primera comunicación entre Estados Unidos y Europa a través de la telefonía sin hilos.El éxito profesional siguió acompañando al inventor. Tal y como describe la autora Fessenden llegó a crear con la ayuda de un poderoso consejo de administración su propia compañía, “Fessenden Wireless Telegraph Company of Canada”. Entre 1906 y 1910 la vida de Fessenden sigue girando en torno a nuevos proyectos que posibilitaran una comunicación cada vez más nítida y clara.Los ensayos y las pruebas se fueron sucediendo y los pequeños éxitos y algún que otro fracaso también, síntoma inequívoco de la buena marcha de los proyectos a pesar de los múltiples inconvenientes vividos por Reginald Fessenden. La marcha a Inglaterra que el matrimonio Fessenden realiza el 12 de marzo de 1910 es el argumento del capítulo décimo de la obra. La llegada a Inglaterra coincidió con el fallecimiento del rey Eduardo VII en mayo de ese mismo año. Este hecho obligó a retrasar y/o suspender algunas reuniones de suma importancia para su proyecto. Sin embargo, el matrimonio Fessenden siguió asistiendo a determinados actos que fueron guiando sus objetivos. La autora de la obra destaca entre ellos, la asistencia a una cena en la que Reginald fue el conferenciante de honor ante destacadas personalidades de la vida empresarial de Inglaterra. El final de la primera guerra mundial coincide la presentación de un nuevo descubrimiento de Reginald Fessenden que muchos años después ha sido considerado el ancestro de la televisión. Se trataba de un aparato que podía transmitir la voz humana utilizando 50 kilohercios por segundo. Fessenden era consciente que si se empleaban 100 kilohercios la imagen podría ser transmitida por primera vez en la historia. En ese mismo año el inventor puso en marcha otro proyecto, el fatómetro, un instrumento necesario para la navegación que fue rápidamente adquirido por la “Submarine Signal Company”. Tras el instrumento de navegación llegaron otras invenciones en los años venideros que no tuvieron la aceptación que hubiera deseado Reginald Fessenden. Los últimos capítulos de la obra se centran en la década de los años veinte del pasado siglo. Durante esos años Fessenden había cumplido ya los sesenta años, una edad avanzada para los cánones de la época. Al comienzo de 1920 la radio comenzó a vivir su época de máximo desarrollo. En Canadá, por ejemplo, el gobierno concedió más de ochenta licencias a radios privadas en 1924. El éxito de los años de trabajo previos se veía en todos los lugares del país de nacimiento de Reginald Fessenden, el mismo recibió durante esos años el reconocimiento de algunas de las grandes instituciones del país. Así, la autora describe como en 1922 le fue concedida la medallla “John Scott” de la ciudad estadounidense de Filadelfía o como recibió el encargo de elaborar una serie de programas sobre “los inventos de Fessenden” solicitado por el realizador de una de las más importantes emisoras del país. Este último encargo no llegó a finalizar ya que Fessenden manifestó una vez más su deseo de seguir creando nuevos proyectos. Tras una vida de éxitos y algunos pequeños sinsabores por conseguir el sueño de lograr comunicar de una forma diferente a la entonces conocida, Reginald Aubrey Fessenden falleció a la edad de 70 años ,el 22 de julio de 1932 en la misma localidad, Brant Rock, donde años atrás todo había comenzado. En definitiva, el libro de Françoise Hammel-Beaudoin es, a pesar de su brevedad, un obra muy interesante y completa. La autora, recorre la vida y los hechos más significativos de la vida del considerado padre de la telefonía sin hilos con abundantes detalles y fotografías inéditas. El relato se completa con un anexo en el que la autora incluye una extensa relación con todos los escritos y conferencias impartidas por Reginald Aubrey Fessenden en su vida. Es sin duda, un libro altamente recomendable que completa perfectamente las abundantes referencias existentes sobre algunos detalles del devenir profesional de Fessenden.
Especificaciones
- Autor/es: Françoise HAMMEL-BEAUDOIN
- Año: 2005
- Edita: Éditions Triptyque, Québec (Canada) , 158 pp -- ISBN 2-89031-544-4
- Idioma: Francés