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En los mapas antiguos no se registra la torre, ni siquiera en el mapa topográfico nacional de 1881 (hoja nº. 606) aparece mención alguna del telégrafo. Sin embargo, la torre se levantaba a media ladera del cerro de La Atalaya (topónimo que aún se conserva en los mapas actuales), en su cara septentrional. El paralelo más claro de un emplazamiento muy similar lo encontramos en la torre nº. 19, Atalayón, en Iniesta, a media ladera también. Ambas se levantan, para acomodarse al desnivel, sobre un doble zócalo recto, del que quedan ya pocos restos en esta de Fuentidueña. La técnica constructiva es idéntica al resto de torres y aún conserva restos del enlucido interior y del remate de uno de los zócalos, en ladrillo, como era usual. Las medidas también son las normales: 6'15 metros de anchura. Todo ello hace totalmente segura la adscripción de las exiguas ruinas que quedan a la torre telegráfica.
El 15 de Abril de 1854, el torrero José Ferrat falleció víctima de un rayo (Olivé)
Conservación:
Desaparecida casi totalmente. Sólo conserva escasísimos tramos del lado oeste y, sobre todo, del oriental, donde se aprecian el doble zócalo, las hiladas de ladrillos y restos del enlucido interior. La altura conservada llega solamente hasta el arranque del piso ataluzado. Nada queda en pie del lado meridional ni tampoco del septentrional, donde se extiende un derrumbe de materiales de la torre por buena parte de la ladera.
Referencias:
(Schnell)
Jesús López Requena, "Trabajo de Campo".