Especificaciones
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Otras denominaciones: Ceja del BosqueLa Atalaya
- Municipio: Cuenca
- Línea: Madrid-Barcelona
- Número : 101
- Ramal: Cuenca
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Coordenadas: UTM Huso 30, X 570322, Y 4434431GEO WGS84 Lat. 40º 3' 25" N. Long. 2º 10' 32" W
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Conservación: Ver en la sección comentarios.
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A 400 mts al NW del vértice geodésico de Bosque.La torre está catalogada en el Catálogo de Bienes y Espacios Protegidos del Municipio de Cuenca como yacimiento arqueológico nº. 16, con el nombre de Atalaya y grado de protección parcial.
El nombre de La Mendoza debe provenir de un error en la transcripción del original, Abéngozar. Así se llama una dehesa adyacente y, junto a la torre, discurre el camino de Abengózar.
Esta estación formaba parte de la infraestructura que la telegrafía óptica mantenía en Cuenca y que se puede resumir en la propia torre, la comandancia con la maquinilla y la Academia teórica, ésta al menos en los primeros tiempos del ramal. La maquinilla sería, seguramente, una versión reducida de la maquinaria de transmisión, situada en el edificio del Gobierno Provincial, en las cercanías de la Puerta de San Juan, que podía comunicarse con esta torre.
La comandancia de Cuenca fue ocupada, los dos primeros años, por el ayudante comandante (al principio, comandante interino) D. Pedro Santiago Peigneux. Este pasará después a hacerse cargo de la comandancia de Motilla y viene a Cuenca desde allí, intercambiándose los destinos, D. José Clares Lozano, del que tenemos su firma, como comandante ayudante, desde 1852 hasta mediados de 1854. Finalmente, el último comandante del ramal, durante pocos meses de 1854 y el inicio de 1855 será D. Juan Lassala. Solo conocemos un oficial de sección, cuando esta era única: D. Gregorio Villa, que luego pasará a ocuparse de la 2ª. sección, la más occidental del ramal.
En cuanto a torreros y ordenanzas, en 1850 prestan servicio en esta estación los torreros alumnos D. Francisco Ávila, presentado el 30 de mayo de 1850, y D. José de Rementería, que se presentó el 15 de diciembre del mismo año. El torrero de 1ª clase D. Fermín Lebrero fue destinado el 31 de agosto, también de 1850, a la maquinilla de la comandancia conquense y pasó a esta torre el 6 de noviembre. En 1851 continúa D. Fermín Lebrero y el ordenanza D. Jaime Sallá, aunque no sabemos si estaba adscrito a la Comandancia o a la torre. En 1852 sólo encontramos referencia documental del torrero D. Silvestre Quintana, trasladado desde la torre de Horcajada. Este torrero sigue el año siguiente, junto con D. Juan Soto Ibáñez, mientras que, en 1854, prestan servicio aquí los ordenanzas D. Francisco Domínguez y D. Bartolomé Portela y los torreros D. Alejandro Castro y D. Antonio Mas. Finalmente, en 1855, año en que el ramal apenas duró algunos días, vuelve a aparecer empadronado en Cuenca D. Juan Soto Ibáñez y nos encontramos un nuevo torrero, D. Victoriano Zurdo. Ante el cierre del ramal, sólo queda del personal operativo D. Jaquez Clares, ordenanza, y D. Antonio Mas, que pasa a ser escribiente y abandona su antigua ocupación de torrero. Ambos se destinarán a la custodia de la maquinilla y los libros de la comandancia conquense y es presumible que no se quedarían mucho tiempo en la ciudad.
Conservación:
La torre se conserva hasta la altura de la cornisa, excepto en la esquina suroccidental, donde ha perdido su material hasta 1’5 m. sobre la altura de la moldura intermedia, y en el lado de poniente, en el que del vano superior quedan sólo la base y la jamba izquierda. Esta fachada es la más alterada y tiene a sus pies los escombros de sus derrumbes. Conserva muy bien la moldura, de 30 cm., que separa los cuerpos primero y segundo, formada por cuatro hiladas de ladrillo, igual que el zócalo que descansa sobre ella. En la fachada oriental se conservan casi perfectas, aunque sin revoco, las jambas y dinteles de los dos vanos, habiendo perdido sólo la base de la puerta. Adyacente a la jamba derecha del cuerpo superior se abre el agujero donde se colocaba el anteojo, dejando un cilindro hueco de yeso entre ladrillos. El exterior conserva en todos los lados el revoco, excepto en la fachada occidental. Sufre numerosas pintadas. Las fachadas norte y sur se están abriendo por el lado de poniente cada vez más.
El interior está bastante bien conservado, mostrando las huellas del tabique del hueco de la escalera en los dos pisos superiores de la esquina nororiental. También ha sido atacado por las pintadas de los vándalos.