COOPER, Martin: La primera llamada
Personaje: COOPER, Martin.
La mayoría de la gente que creció en los ochenta vio por primera vez un teléfono móvil en una pantalla de cine. Tal vez fuera en 1987 en las manos de Gordon Gekko, el carismático -y amoral- personaje interpretado por Michael Douglas en 'Wall Street', película de Oliver Stone que retrataba las miserias del mundo de las finanzas. Aquel ladrillo desde el que Gekko impartía sus órdenes para dominar la bolsa, era el primer móvil del mercado, el Motorola DynaTAC 8000X, que había comenzado a comercializarse en 1983. El 'juguete' costaba casi 4.000 dólares y tener uno era sinónimo de poderío económico. Había pasado poco más de un siglo desde que Alexander Graham Bell patentara el teléfono en Estados Unidos y, sin embargo, el salto que representaba el invento de Motorola iba a acelerar la evolución de las telecomunicaciones hasta límites insospechados.
El prototipo del DynaTAC 8000X había sido presentado una década antes, el 3 de abril de 1973, con anécdota incluida. El entonces jefe de ingenieros de Motorola, Martin Cooper, reunió a la prensa y desde una calle de Nueva York marcó con aquel prodigio tecnológico el número de Joel Engel, responsable del programa de teléfonos celulares de la competencia AT&T. La llamada muestra el carácter socarrón y bromista de quien está considerado el padre de los teléfonos móviles y una de las personas que más ha impulsado que estos pequeños aparatos sean en la actualidad imprescindibles. Sin embargo, la velocidad de su desarrollo y expansión sorprendió en los primeros años al mismo Cooper, quien asegura que "sabíamos que aquel invento sería muy popular con el tiempo, pero no pensaba ver en mi vida que habría miles de millones de móviles". Y mucho menos que los teléfonos llegarían a incluir pantallas LCD, microprocesadores, Internet o cámaras digitales. Porque todo esto que ahora llevamos en el bolsillo con tanta naturalidad, sencillamente no existía en 1973.
Cooper, quien considerada que el problema para que la tecnología avance a un mayor ritmo es que "los seres humanos somos demasiado conservadores", cree que en el futuro los teléfonos móviles estarán integrados en nuestro cuerpo: "puede que no necesitemos ni hablar; la máquina traducirá nuestros pensamientos". Y, aunque ese momento suene lejano, es posible que vuelva a acertar en sus previsiones, porque, como dice Tom Wheeler (director de Core Capital Partners, una de las grandes firmas inversoras en tecnología): "Marty puede asomarse más allá del horizonte para ver cómo deberían ser las cosas. Y luego hace que sucedan".
La mayoría de la gente que creció en los ochenta vio por primera vez un teléfono móvil en una pantalla de cine. Tal vez fuera en 1987 en las manos de Gordon Gekko, el carismático -y amoral- personaje interpretado por Michael Douglas en 'Wall Street', película de Oliver Stone que retrataba las miserias del mundo de las finanzas. Aquel ladrillo desde el que Gekko impartía sus órdenes para dominar la bolsa, era el primer móvil del mercado, el Motorola DynaTAC 8000X, que había comenzado a comercializarse en 1983. El 'juguete' costaba casi 4.000 dólares y tener uno era sinónimo de poderío económico. Había pasado poco más de un siglo desde que Alexander Graham Bell patentara el teléfono en Estados Unidos y, sin embargo, el salto que representaba el invento de Motorola iba a acelerar la evolución de las telecomunicaciones hasta límites insospechados.
El prototipo del DynaTAC 8000X había sido presentado una década antes, el 3 de abril de 1973, con anécdota incluida. El entonces jefe de ingenieros de Motorola, Martin Cooper, reunió a la prensa y desde una calle de Nueva York marcó con aquel prodigio tecnológico el número de Joel Engel, responsable del programa de teléfonos celulares de la competencia AT&T. La llamada muestra el carácter socarrón y bromista de quien está considerado el padre de los teléfonos móviles y una de las personas que más ha impulsado que estos pequeños aparatos sean en la actualidad imprescindibles. Sin embargo, la velocidad de su desarrollo y expansión sorprendió en los primeros años al mismo Cooper, quien asegura que "sabíamos que aquel invento sería muy popular con el tiempo, pero no pensaba ver en mi vida que habría miles de millones de móviles". Y mucho menos que los teléfonos llegarían a incluir pantallas LCD, microprocesadores, Internet o cámaras digitales. Porque todo esto que ahora llevamos en el bolsillo con tanta naturalidad, sencillamente no existía en 1973.
Cooper, quien considerada que el problema para que la tecnología avance a un mayor ritmo es que "los seres humanos somos demasiado conservadores", cree que en el futuro los teléfonos móviles estarán integrados en nuestro cuerpo: "puede que no necesitemos ni hablar; la máquina traducirá nuestros pensamientos". Y, aunque ese momento suene lejano, es posible que vuelva a acertar en sus previsiones, porque, como dice Tom Wheeler (director de Core Capital Partners, una de las grandes firmas inversoras en tecnología): "Marty puede asomarse más allá del horizonte para ver cómo deberían ser las cosas. Y luego hace que sucedan".
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