Einstein and Eddington
Einstein and Eddington

Dirigida por

Philip Martin

Año

2008

Etiquetas

1910 | EINSTEIN | Nobel

Relación con las Telecomunicaciones

Situación: Radiografía de las comunidades científicas alemana e inglesa y su relación con el poder en plena primera guerra mundial.

Situación: La historia real del nacimiento de la teoría general de la relatividad de Einstein y su presentación al mundo.

Personaje: EINSTEIN, Albert.

Einstein and Eddington: mentes abiertas en tiempos de guerra, unidas por el correo

Primavera de 1914, un momento en el que el continente europeo se prepara para la primera gran guerra. La ciencia juega un papel fundamental en el conflicto y así surge el nombre de Albert Einstein, un físico alemán al que su país saca del anonimato para que trabaje junto a otros intelectuales al servicio del ejército. Los británicos encargan al astrónomo Arthur Eddington que investigue las teorías de Einstein, ya que éstas parecen poner en entredicho a Isaac Newton, el padre de la gravedad y el mayor orgullo científico de la nación.

De este modo, los tentáculos de la guerra conectan a dos hombres que nada tienen que ver con lo que está sucediendo en el campo de batalla. Por un lado, Einstein sólo está interesado en su investigación, y rechaza todo lo que sea trabajar para su gobierno, especialmente cuando descubre los horribles métodos que se están desarrollando para asesinar masivamente al enemigo. Por otro lado, Arthur Eddington, alejado del conflicto bélico por sus creencias religiosas, es cuáquero, es un intelectual que sólo busca la verdad, y cuando le encargan confirmar que Einstein contradice a Newton, se tomará la tarea con absoluta neutralidad, aunque eso le lleve a demostrar que sus superiores se equivocan y que Newton se equivocaba.

1919: El eclipse que demostró que Einstein tenía razón, por Manuel Peinado Lorca (fragmento).

Según la nueva teoría de Einstein, las estrellas que se ven cerca del Sol durante un eclipse total deberían observarse ligeramente desplazadas en el cielo respecto a su posición correcta porque la masa solar curvaría los rayos de luz procedentes de ellas. Las estrellas que están más cerca del Sol sufrirán mayor desviación y, por tanto, son las candidatas óptimas para medir la desviación. El inconveniente es que la medición solamente puede hacerse durante un eclipse solar total. Una expedición argentina viajó a Brasil para observar el eclipse total de 1912, pero el mal tiempo impidió cualquier observación. En 1914 se organizó una expedición alemana a Crimea durante el eclipse del 21 de agosto, pero la Primera Guerra Mundial impidió la expedición. Tales dificultades impidieron demostrar que Einstein estaba equivocado en su idea inicial.

Como no existía comunicación directa entre Inglaterra y Alemania, para un científico inglés era difícil conocer los avances de la Relatividad General. En 1916, Willem De Sitter, astrónomo holandés, envió copias de los artículos recién publicados de Einstein a su amigo inglés Arthur Stanley Eddington, director del observatorio de Cambridge. Estupefacto, Eddington empezó a considerar a Einstein como un genio adelantado a su tiempo. En un informe enviado a la Royal Astronomical Society a principios de 1917 sostuvo la importancia de comprobar la nueva teoría de la gravedad mediante observaciones de la curvatura de la luz. Pocas semanas después, el astrónomo real Frank Watson Dyson consideró la posibilidad de realizar esta observación durante el eclipse del 29 de mayo de 1919. Y si alguien podía codirigir la expedición, ese era Eddington.

Eddington era un gran defensor de la paz. Dentro de su brillante cerebro iba tomando forma un plan. Si él, un inglés, era capaz de demostrar que Einstein, un alemán, tenía razón por encima de otro inglés, Newton, la ciencia conseguiría aquello que los políticos no habían sido capaces de realizar: unir a Alemania y Inglaterra. La ocasión de 1919, cuando además el Sol estaría en la región de unas estrellas relativamente brillantes, las Hiades, lo que facilitaba la observación, no podía escaparse. Los británicos planearon dos expediciones gemelas en barco: una, en la que iba Dyson, el astrónomo real, se dirigió a Sobral (Brasil); la otra, con Eddington al frente, fue a isla Príncipe, en el golfo de Guinea, cerca de la costa africana.

El armisticio de la Primera Guerra Mundial se firmó en noviembre de 1918 y la preparación para la expedición estuvo terminada en febrero de 1919. La realización del experimento consistía en fotografiar las estrellas cercanas al Sol durante el eclipse y compararlas con otra fotografía realizada en el mismo lugar y la misma posición pero sin el Sol. La emoción acompañó al grupo de Eddington hasta el último momento, ya que el día clave, el 29 de mayo, amaneció nublado. Pero el cielo se despejó justo unos minutos antes del eclipse total y el británico pudo tomar sus fotografías, que reveló e intentó analizar allí mismo. Dyson tuvo más suerte con la meteorología y logró sacar siete placas del cielo despejado con el Sol oculto.

Las consecuencias de la observación del eclipse podían ser tres. Que no se observara ninguna curvatura, que existiese esa curvatura según la medida de la teoría de Newton o según la nueva teoría de Einstein. No cabe duda que Eddington estaba condicionado mentalmente con obtener una desviación que demostrara la validez de la teoría de Einstein.

Con los resultados de Sobral después de medir siete estrellas con buena visibilidad se obtenía una desviación de 1,98 segundos de arco. Los resultados de Príncipe eran menos convincentes; solamente cinco estrellas se prestaban a un resultado más o menos adecuado: la desviación era de 1,74 segundos de arco. Recordemos que el resultado según la teoría newtoniana era de 0,87 segundos de arco. Parecía que Einstein tenia razón y era un inglés quien lo había demostrado.

El 6 de noviembre de 1919 Dyson presentó los resultados seguidos de una disertación de Eddington, en una reunión conjunta de la Royal Society y de la Royal Astronomical Society.

Las publicaciones de la época dieron titulares como "La luz no va en línea recta", "Revolución en la ciencia", "Las ideas de Newton han sido derribadas" y "Espacio Deformado". Había triunfado una de las dos grandes revoluciones de la física contemporánea. Empezaba la era moderna de la Cosmología y Albert Einstein se convertía en un genio del siglo XX que había alcanzado la inmortalidad.

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La necesidad de colaboración entre el científico inglés Eddington y el alemán Einstein para, uniendo sus conocimientos a través del correo, rebatir la ley de la gravedad de Newton así como la lucha constante y tenaz por hacer llegar esa colaboración a los políticos de sus respectivos países compone la radiografía de las comunidades científicas alemana e inglesa y su relación con el poder en plena primera guerra mundial.

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En un mundo enfrentado en la Primera Guerra Mundial dos científicos que no se conocen y que apenas saben de la existencia uno del otro se embarcan en la difícil tarea de la búsqueda de la verdad, aunque esta suponga el derrumbamiento del mundo newtoniano. El conflicto bélico enquista las relaciones humanas y enardece el sentimiento patriótico exigiendo a cada uno que adore a su país y odie al resto del mundo, en especial al enemigo. Dentro de este entramado beligerante los científicos tienen un papel fundamental pues gracias a sus conocimientos teóricos y prácticos del mundo pueden proporcionar nuevas armas al ejército al que sirvan. A cambio el Estado les concede generosas becas para que puedan seguir con sus estudios y experimentos. La mayoría de científicos cedió, ya fuera de manera voluntaria o forzada. Einstein y Eddington no lo hicieron y mantuvieron que la ciencia no conoce de fronteras y es un bien común a toda la humanidad. Al final consiguieron demostrar, de manera teórica y práctica, que la física newtoniana era acertada pero no en todo y es ahí donde apareció la teoría de Einstein para revelarnos la verdadera naturaleza de las cosas.

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