First man (El primer hombre)
First man (El primer hombre)

Dirigida por

Damien Chazelle

Año

2018

Relación con las Telecomunicaciones

Situación: La locura por pisar el suelo lunar por primera vez, empleando misiles nucleares a los que se les había quitado la carga para poner a un hombre con una linterna, llevando menos tecnología que la que hoy contiene un móvil y supeditando el hito a la franja de máxima audiencia televisiva.

Situación: La instrumentación analógica como conjuro a la amenaza siempre presente del error.

Personaje: HAMILTON, Margaret.

Personaje: JOHNSON, Katherine.

Podcast: NASA in Hollywood.


First man (El primer hombre): reproduciendo en el más esmerado universo digital la duda de lo analógico

Es la historia de un matrimonio a punto de desmoronarse tras la muerte de una hija pequeña. Sin embargo, la pareja debe ocultar todo su dolor y su distanciamiento; son los Amstrong y él, Neil, en plena huida mental a un oscuro mundo interior, está a punto de viajar a la Luna.

Al principio de la película, Neil Armstrong se encuentra en una entrevista de trabajo para la NASA. "¿Por qué cree que los viajes espaciales son importantes?", le pregunta el entrevistador, un alto cargo de la agencia espacial. "Porque quizá ofrezcan una nueva forma de mirar el mundo", responde el futuro astronauta.

Y es precisamente eso, una perspectiva distinta, lo que propone el film, desdeñando el triunfalismo para prestar atención a los millones de dólares gastados y las docenas de vidas perdidas para que Estados Unidos ganara la carrera espacial. De hecho, Armstrong fue escogido para liderar la misión del Apolo 11 no solo por su frialdad, sino también porque era uno de los pocos pilotos cualificados que quedaban vivos.

La película recorre casi una década de Armstrong -desde sus años de piloto de reactores hasta que dio el pequeño paso para el hombre que en realidad era un gran paso para la humanidad-, como una ventana a la compleja psicología del personaje. En ese sentido, su caracterización es casi la antítesis del esperado retrato cinematográfico que estas figuras históricas suelen presentar. First man deviene una visión solemne de la carrera espacial centrada casi exclusivamente en la figura de Neil Armstrong, el ser humano que logró la audacia y la temeridad necesarias para seguir adelante con la misión espacial a raíz de la pérdida de su hija Karen, de dos años, fallecida en 1962 víctima de cáncer.

El film también va a contracorriente en su forma de presentarnos el espacio exterior. En lugar de avasallarnos con majestuosas vistas del vacío, la cámara permanece en el claustrofóbico interior de aeronaves minúsculas y oscuras, pegada a los rostros y los cuerpos de los astronautas, haciéndonos tan vulnerables como ellos a las sacudidas, los temblores continuos, el ruido ensordecedor de los motores y el crujiente metal y las pesadas respiraciones. Y cuando se llega al dramático clímax del alunizaje, no hay técnicos de la NASA contemplando pantallas, ni esposas llorando, ni reporteros informando del momento, sino que la mirada se mantiene fija en Armstrong, convirtiendo así el momento en una reflexión íntima sobre el dolor, los sacrificios y las convicciones que lo han llevado hasta allí.

El director ha rodado en formato scope (ratio 2.39:1) pero también en panorámico (ratio 16:9, de las televisiones actuales) y también en el formato TV NTSC (ratio 3:2, el estándard NTSC, de los televisores americanos de la época), al que le ha dado al aspecto y la textura de una filmación casera de súper 8 o de 16 mm de aquella década de los sesenta: esquinas redondeadas a la manera de las diapositivas, fotografía de colores matizados, textura con cierto grano. El resultado es una película extraña, casi siempre fascinante y desde luego chocante: un relato sobre la toma de los espacios abiertos, articulada en base a encuadres muy cerrados y a primerísimos planos. Chazelle sigue fiel a su línea filmográfica de la pérdida como eje central y ha convertido una victoria colectiva en una odisea en primera persona.

Y luego, la pantalla, toda ella, se orienta hacia un espectáculo tenso entregado a reproducir la amenaza siempre presente del error, a capturar la tensión del más elemental peligro. Sí, se trata de reproducir en el más esmerado de los universos digitales, el del espectador con el móvil en el bolsillo, la duda de lo analógico. Así es con cada despegue, explosión, accidente o equivocación a la que desde la butaca el espectador asiste en primer plano.

Puede que las dos horas y veinte minutos de duración de First Man inviten a no pocos espectadores al sueño pero quienes, los más afortunados, consigan ir más allá del temblor de la cámara en los sofocantes primeros planos de las escenas familiares, conectarán con una historia de superación y admirarán la composición visual que Chazelle ha orquestado para llevarnos de vuelta a la luna sin dejar la butaca. Las escenas en la luna se filmaron con cámaras IMAX de 70 mm y la intención era de ampliar la relación de aspecto en su proyección en los cines IMAX. Sin embargo, al final Universal decidió no realizar ninguna copia IMAX de 70 mm para su distribución. Aún así, el paseo por la luna, visualmente minimalista, luce sugestivamente apoteósico.

Anexo, no perteneciente a la película: Cuando el Apolo 11 alunizó el 20 de julio de 1969, la NASA dijo a los astronautas Neil Armstrong y Buzz Aldrin que tenían que dormir. Estados Unidos pretendía que, cuando Armstrong pusiera el pie en la Luna, todo el territorio americano estuviera siguiendo este hito histórico. Para ello debería hacerlo a una hora conveniente para todos los ciudadanos del país. Ambos astronautas renunciaron a dormir y comenzaron a tomar fotos del paisaje lunar. Tras unas seis horas de espera, la NASA les dio permiso para abandonar la nave y pisar, por primera vez, la Luna.

Vídeos

Ryan Gosling: "La película ambiciona un estilo Malick de atrapar la vida. Y de asemejarse a un documental, o a las imágenes de la época. Y de retratar aquella locura. No se puede olvidar que les metían en naves que parecían misiles nucleares a los que les habían quitado la carga para poner a un hombre con una linterna. Llevaban menos tecnología que la que hoy contiene un móvil. En fin, luego volvían a casa a sacar la basura. Damien y yo insistimos mucho en esos extremos: la luna y el fregadero de la cocina. Empezamos el rodaje ensayando mucho y viviendo en la casa de los Amstrong para asumir esos extremos".

Tráiler (septiembre, 2018)

Claire Foy: "Janet no era una mujer convencional de la época. Se empeñó en tener una vida normal, y muchas de sus compañeras de aflicciones, las otras esposas de astronautas albergaban su propio universo independientemente de lo que hicieran sus maridos. Estaban entre la confusión y la esperanza".
Ryan Gosling: "Creo que hay algo único en Neil y Janet que les hacía muy similares. Ambos, humildes, sublimaron muchos sentimientos a la búsqueda de cumplir su trabajo, de un bien superior".

Tráiler (junio, 2018)

Neil Armstrong durante una entrevista personal con parte del equipo directivo de la NASA. Las entrevista transcurre con normalidad hasta que uno de los miembros de la mesa menciona a la hija de Armstrong, un tema que le afecta.

Clip: ¿Alguna pregunta más?

Neil Armstrong y Dave Scott se encuentran en pleno espacio exterior en la misión Gemini 8, cuando algo comienza a ir mal. Detectan una posible anomalía en el acoplamiento con Agena. Cuando creen que todo está controlado, comienzan a girar sin control.

Clip: Enciende y apaga

En una rueda de prensa previa a la misión para llegar a la Luna, Buzz Aldrin responde a las preguntas, mientras Neil Armstrong se mantiene distante y centrado en el éxito de la misión.

Clip: ¿Usted se va a llevar algo?

Miembros del equipo de la película hablan sobre el reto tecnológico y humano que supuso la misión Apollo 11 en su época. Los obstáculos técnicos y emocionales fueron enormes, y la tecnología usada para llevar a cabo esa misión era muy rudimentaria. Damien Chazelle: "El objetivo ha sido tratar de ver lo que ellos vieron, oír lo que oyeron, sentir lo que sintieron; como una versión en primera persona de un viaje espacial en los años 60".

Extra: Obstáculos emocionales y técnicos de la misión Apollo 11

Esta película retrata la misión de la NASA que llevó al primer hombre a la Luna y cómo lo vivió el protagonista entre 1961 y 1969. Narrado en primera persona, este largometraje dramático se inspira en la novela de James R. Hansen ("First Man: A life of Neil A. Armstrong").

Días de cine - First man: El primer hombre

El 11 de octubre se estrena First man, la película sobre la llegada del hombre a la Luna. Pero pocos saben que detrás del logro también había españoles implicados: Carlos González y Jose Manuel Grandela. Ambos hicieron posible que Neil Armstrong llegara a la luna. Uno en la estación de Robledo de Chavela y otro en Fresnedillas de la Oliva. Todas las comunicaciones entre Houston y los astronautas pasaban por sus equipos.

Los españoles que ayudaron a que el hombre llegase a la Luna

Las siglas MDSCC corresponden al nombre en inglés del Complejo de Comunicaciones con el Espacio Profundo de Madrid o Madrid Deep Space Communications Complex. Este centro de comunicaciones se empezó a construir en 1964, y su primera antena de 26 m de diámetro entró en funcionamiento al año siguiente. Desde entonces, y adaptándose a las necesidades de la Agencia Espacial de los Estados Unidos de Norteamérica, NASA, propietaria de las instalaciones, ha ido creciendo hasta la actualidad, con seis antenas de diferentes diámetros equipadas para el seguimiento de vehículos y sondas espaciales. De esas 6 antenas, 4 están en la actualidad operativas. El complejo de Madrid forma parte de una red mundial que cuenta con otros dos centros similares en Australia y California. La situación geográfica de los mismos, separados aproximadamente 120 grados en longitud, ha sido elegida para que los vehículos puedan mantener contacto con alguna estación terrena, independientemente del movimiento diario de rotación de la Tierra. La red es conocida internacionalmente como DSN, siglas que corresponden a su nombre en inglés: Deep Space Network (Red del Espacio Profundo), y está dirigida y gestionada por el Jet Propulsion Laboratory (JPL) de Pasadena, California. En la actualidad constituye el sistema de telecomunicaciones para aplicaciones científicas mayor y más sensible del mundo. Al amparo de un acuerdo entre los gobiernos de España y de los Estados Unidos de Norteamérica, de fecha 29 de enero de 1964, el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA) y la agencia espacial NASA firmaron un contrato para la operación y mantenimiento de las instalaciones del complejo español. A partir del 3 de diciembre de 1958, JPL asumió por encargo de NASA la responsabilidad de la investigación de la Luna y del Sistema Solar mediante vehículos no tripulados. Por ello, la mayoría de las funciones de este complejo están relacionadas con el soporte instrumental de las comunicaciones con los vehículos y sondas incluidos en los programas espaciales controlados por JPL. Un segundo campo de actividad en este complejo es la investigación en Radioastronomía, ya que cada antena, y algunos equipos electrónicos asociados, forman radiotelescopios de alta sensibilidad, capaces de captar y registrar la distribución de la energía radiada por los cuerpos celestes.

NASA MDSCC

En 1968, la NASA se preparaba para lanzar la misión Apolo 7, la primera del programa que iba a llevar astronautas al espacio. Era un momento crucial de la carrera espacial, uno de los campos en los que Estados Unidos y la Unión Soviética competían por la supremacía técnica y científica mundial, pero no había que irse a Washington o a Moscú para seguir de cerca el desarrollo de la ingeniería espacial puntera del momento. En Robledo de Chavela, en lo que hoy es la sierra oeste de la Comunidad de Madrid, la Administración (que no la agencia) Aeroespacial de Estados Unidos puso en marcha una estación de comunicaciones para el seguimiento de misiones tripuladas. Abrió también otra estación en Cebreros (Ávila) y otra en Fresnedillas (Madrid). Las tres formaban parte del Madrid Deep Space Communications Complex. Carlos González Pintado fue durante más de cuatro décadas el jefe de operaciones de ese complejo. Vivió la carrera espacial como un espectador de primera fila, con acceso a escenas que muy pocos pudieron ver. A su estación llegó en 1958 la primera fotografía de Marte que se recibió en la Tierra, y fueron los únicos en todo el mundo que siguieron en directo el descenso y alunizaje del Apolo 11, la misión que puso al primer hombre sobre la Luna en julio de 1969.

En los fogones de la Carrera Espacial. Carlos GONZALEZ. TD60 - 23-FEB-2016 - BURGOS

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