Relación con las Telecomunicaciones

Situación: La radio y sus programas como telar sobre el que se teje un tapiz, casi documental, de historias teñidas de humanidad, humor y ternura.

Historias de la radio: viaje en el tiempo, revisión de la fábrica de sueños; uno subir, dos bajar.

Sáenz de Heredia monta una mirada testimonial, rodada en tiempo coetáneo que transmuta casi en documental, que muestra la humanidad de sus personajes deslizándose bien hacia el melodrama, bien hacia la comedia suavemente dramática, pero siempre dentro de un estilo sobrio y efectivo.

Las tres historias se estructuran en torno a una intriga amorosa y los piques profesionales en una emisora de radio, todo ello imbricado con la situación de dos maduros pensionistas, por estar viviendo en una pensión, que por edad y peso cada mañana se reúnen en torno al receptor de radio en el intento sobrehumano de ponerse en forma con el programa de gimnasia.

La primera historia arranca con un concurso radiofónico que ofrece tres mil pesetas a quien se persone en el estudio vestido de esquimal, con trineo y perro. Un científico se pertrecha con los tres elementos requeridos y corre a correr ese espantoso ridículo en pro del dinero del premio que le permitirá patentar el resultado de su proyecto de investigación.

La segunda historia gira de nuevo en torno a un premio económico recurriendo, esta vez, al humor con intención moralizante: ¿qué hacer si estás robando en una vivienda, suena el teléfono y te ofrecen dos mil pesetas si, como acreditado titular de la línea según consta en la guía, te personas en el estudio antes de media hora?

La tercera historia, de corte costumbrista y trato tierno, vuelve a ser un concurso con premio: el maestro de un pueblo de Madrid, acabará en el estudio de un programa de radio para participar en el concurso, en el que el dinero se va acumulando conforme se van respondiendo las preguntas que el locutor va formulando, con el objetivo de conseguir las dos mil pesetas que han de permitir a un chaval, alumno suyo, enfermo poder viajar a Suecia para ser operado de la grave enfermedad que padece.

Las tres historias tienen que ver con sucesos muy comunes en los que la radio congrega a la gente, unos alrededor del aparato de radio y otros concentrados en el estudio de la emisora, pues de sus ondas se irradia un mensaje de ilusión relacionado con el dinero que se necesita o para trabajar mejor o para vivir mejor o, sencillamente, para no morir. Un caleidoscopio de la sociedad española y, también, de la condición humana ofrecido de una manera sencilla y magistral.

Cuando se estrenó en Madrid "Días de radio", un buen amigo de Sáenz de Heredia le instaba con humor a que demandase por plagio a Woody Allen y el bueno de José Luís, riéndose y negando el plagio, replicaba con acierto y energía que, en todo caso, lo consideraba un honor; algo así como si Woody, a quien admiraba enormemente, le hubiera pedido un autógrafo.