La corresponsal
La corresponsal

Dirigida por

Matthew Heineman

Año

2018

Etiquetas

1990 | 2000 | 2010 | Internet | Móvil | Prensa | Satélite

Relación con las Telecomunicaciones

Situación: En 1991 un teléfono satelital terreno pesaba entre 20 y 50 kg. En 2012 es como un móvil más. 

Situación: En 1991 una llamada desde un teléfono satelital terreno marcaba la diferencia entre seguir vivo o no. En 2012, no hacer la llamada es lo que marca la diferencia. 

Situación: En 1991 el teléfono satelital terreno era la herramienta de trabajo del corresponsal, tanto para la crónica como para el directo. En 2012, la crónica es por correo electrónico y el directo por Skype.

La corresponsal: si usas el teléfono, los drones nos localizarán

Debajo del chaleco antibalas, rotulado PRENSA, Marie Colvin llevaba lencería fina de La Perla. Una elección que puede parecer tan incongruente como la de regresar, una y otra vez, de forma temeraria a las zonas en conflicto. Colvin no era una mujer inconsciente, sabía que vivía al límite, puede que con la suficiente intensidad como para desafiar su propia cordura, y también era consciente de que informar sobre los horrores de la guerra, sobre el drama de la gente que vive bajo regímenes totalitarios, allí donde casi nadie se atrevía a poner el punto de mira, podía llegar a costarle la vida. Así que si llegaba ese desenlace quería estar segura de que su cuerpo sería identificado de entre los restos o amasijos. De ahí, según la película, su elección íntima.

Ángela Rodicio: "A mí me parece que el retrato de Marie Colvin está logradísimo en esta película. Creo que es la intrahistoria de una corresponsal de guerra de raza como fue esta mujer, que al final acaba dando su vida por la historia. Me ha gustado mucho porque yo creo que trata todo este abanico de particularidades, positivas y negativas, de alguien que tiene como modo de vida, más que como medio de vida, este trabajo. Y que al final es el sacrificio último. También refleja de una manera fehaciente, verídica y real la decadencia de un trabajo que te lleva a vivir siempre al límite con muchísimas rémoras psicológicas e incluso acabas de psiquiatra, como pudo haber sido el caso de Marie Colvin."

La película, basada en un artículo de la revista Vanity Fair titulado "Marie Colvin's Private War", escrito por Marie Brenner, también coguionista, repasa los últimos 11 años de Colvin como reportera del The Sunday Times de Londres durante los que informó desde la primera línea de combate sobre los brutales conflictos de Sri Lanka, Iraq, Libia, Afganistán y Siria. El filme analiza esa pulsión que sentía y por la que viajaba hasta los lugares más azotados por la guerra, y cómo su trabajo afectó su vida personal.

Para Heineman, hasta ahora director de documentales, el artículo de Vanity Fair sirvió de inspiración para la película pero fue solo el principio pues empezó a documentarse sobre Colvin como si estuviera preparando un documental. Voló a Londres, lugar de residencia de Colvin cuando no estaba en zonas de guerra, y conoció a sus amigos y compañeros. Se empapó de todo lo que encontró sobre ella: sus artículos, las entrevistas que había hecho Colvin y las que realizó Brenner para su reportaje en Vanity Fair.

Ángela Rodicio: "Rosamund Pike, quinta esencia, Marie Colvin de una manera magistral. A veces te olvidas de la actriz. Es lo mejor de esta película. Y la destila. Destila las características, las debilidades, las fortalezas, las contradicciones. Hace un trabajo magistral".

La película también rinde un delicado homenaje a Marta Gellhorn, considerada como una de las periodistas de guerra más importantes del siglo XX e influyente escritora que es el espejo en el que aspira a mirarse Colvin. En este sentido, la corresponsal lleva siempre consigo un ejemplar de "El rostro de la guerra", libro en el que Gellhorn relataba sus experiencias en conflictos tan dispares como la Guerra Civil española, las guerras de Finlandia, de China, la Segunda Guerra Mundial, la Guerra de Java y las guerras y conflictos en Oriente Próximo, Centroamérica o Vietnam.

Que la película esté basada en hechos reales no quiere decir que todas las situaciones lo sean: la forma en la que conoció al fotógrafo Paul Conroy no fue como se muestra por pantalla, y sus dos intereses amorosos, el escritor David Irens y el rico hombre de negocios Tony Shaw, son personajes ficticios (a modo de respetuosa salvaguarda de los reales) como lo es también el periodista Norm Coburn (modelo de otros colegas, unas veces rivales, otras compañeros y en ocasiones abatidos, especie de espejo profesional de Colvin).

Ángela Rodicio: "Conocí a Marie Colvin en 1991, en Bagdad, en la primera Guerra del Golfo, o la segunda para algunos. Era una persona absolutamente competitiva, desde el punto de vista profesional. Debo decir que teníamos un teléfono satélite, el famoso teléfono Saturno de primera generación, el primer teléfono parabólico, que pesaba 70 kilos, la primera generación de teléfonos inalámbricos. Ella no lo tenía. En vez de venir ella a pedir permiso para usar nuestro teléfono, vino el jefe del gabinete de prensa y del departamento de prensa extranjera, el que te daba luego los visados o no en el régimen de Sadam Hussein, y aquello me molestó muchísimo; que viniera a imponerlo. No era el favor de usar el teléfono, sino que te imponían que dejases usar a Marie Colvin el teléfono. Le cogí mucha manía. Y con los años, eso se quedó ahí como una rémora entre las dos que impidió una relación personal fluida. Viendo la película, me ha dolido un poco no haber sido capaz de haber superado ese primer gran obstáculo porque personalmente no me siento para nada identificada con Marie Colvin pero profesionalmente muchísimo."

Inmarsat, Organización Internacional de Satélites Marítimos, fue fundada con el objetivo de mejorar las comunicaciones marítimas, incrementando así la seguridad en el mar. Inmarsat opera con un sistema de comunicaciones vía satélite de cobertura mundial. La necesidad de desarrollar un sistema de comunicaciones vía satélite surgió debido a que las comunicaciones por radio estaban sujetas a las variaciones de las condiciones atmosféricas y a la saturación del espectro radioeléctrico. Esta mejora en las comunicaciones sólo fue posible a partir de la década de los 70, cuando la tecnología permitió que se lograra un gran avance en el desarrollo de los satélites.

El sistema Marisat se alzó como el primero que permitía comunicaciones marítimas comerciales vía satélite. Fue desarrollado por COMSAT, organización formada por un consorcio de empresas norteamericanas, y utilizaba uno de los satélites de la Marina de ese país.

En 1979 funcionaba el primer sistema de comunicaciones marítimas comerciales vía satélite de cobertura mundial, con un satélite sobre cada uno de los océanos Atlántico, Pacífico e Índico.

Al mismo tiempo, en la Agencia Espacial Europea, ESA, se estaban desarrollando los Marecs: una serie de satélites experimentales orientados también a una mejora del servicio de comunicaciones marítimo. Estos satélites fueron redefinidos en algunos de sus parámetros para conseguir la compatibilidad con el sistema Marisat.

Fue en la conferencia de 1976 cuando concluyó la Convención y el Acuerdo Operacional de Inmarsat. La creación de Inmarsat ha sido, en todo momento, impulsada por la IMO (Organización Marítima Internacional). Tanto la Convención como el Acuerdo entraron en vigor en julio de 1979, tras alcanzarse la firma por 26 estados, entre ellos España, una vez cubierto el 95% de las participaciones de inversión previstas.

La organización está compuesta por tres órganos:
  • La Asamblea de todos los Estados firmantes o Partes: cada parte tiene un voto.
  • El Consejo de los Signatarios: un signatario es una entidad privada o pública de telecomunicaciones firmante. Cuanto mayor aporte económico realice la empresa, mayor peso tiene su voto.
  • La Dirección General: es el organismo permanente de la gestión del sistema.

El sistema Inmarsat empezó a operar el 1 de febrero de 1982. Para poder ofertar un sistema de comunicaciones marítimas comerciales vía satélite de cobertura mundial en un plazo tan corto se optó por una primera generación heterogénea de satélites alquilados (3 Marisat, 2 Marecs y 3 subsistemas MCS incorporados por los satélites Intelsat).

Inmarsat-A fue el primer sistema de Inmarsat que entró en funcionamiento, en 1982. Se trata de un sistema analógico de comunicaciones vía satélite que ofrece los siguientes servicios bidireccionales:
  • Telefonía.
  • Fax.
  • Telex.
  • Correo electrónico y transmisiones de datos hasta 9.6 kbps.

Además de estos servicios básicos existe la posibilidad de enviar y recibir datos con tasas de hasta 64 kbps, siempre que el terminal tenga la opción HSD (High Speed Data). Esto es posible gracias a que desde las estaciones terrenas (LES) es posible conectar con RDSI, que transmite con tasas de 56-64 kbps. Esta opción HSD introduce nuevas aplicaciones al estándar, como la transmisión de vídeo comprimido, audio de alta calidad (15 KHz) o la videoconferencia. El terminal de Inmarsat-A es una pequeña estación terrena de comunicación vía satélite completamente independiente compuesto por una antena parabólica, unidades electrónicas, alimentación y conexiones para teléfono, telex, fax, PC, etc.

En el mercado estaban disponibles dos tipos de terminales:
  • Marítimo: la antena está cerrada en un radomo construido de cristal reforzado con plástico, recibiendo el conjunto el nombre de ADE (above deck unit). El ADE tiene un peso aproximado de 100 kg. El resto de los elementos (conexiones, equipos, etc) están incluidos en una unidad que recibe el nombre de BDE (below deck unit). El ADE se sitúa en el exterior del barco mientras que el BDE se aloja normalmente en la sala de mando. El direccionamiento hacia el satélite y la estabilización cuando el barco gira se realiza electrónicamente gracias a la información que proporcionan los sistemas de localización y giro del navío.

  • Móvil terrestre: el equipo consta de una o dos maletas con una antena parabólica plegable de aproximadamente un metro de diámetro. El equipo pesa entre 20 y 50kg y se alimenta a través de baterías. El direccionamiento del satélite se realiza manualmente.

El estándar Inmarsat-A fue desarrollado en principio para la comunicación marítima de buques de gran capacidad, que poseen equipos que permiten el seguimiento automático del satélite. La aparición de equipos móviles ha permitido el acceso a la redes de telefonía, datos, etc, en lugares remotos. Equipos montados sobre vehículos han permitido, por ejemplo, comunicaciones en carreras como el París-Dakar.

Inmarsat-B, introducido en 1993, fue diseñado como sucesor de Inmarsat-A aunque ambos coexistieron. La diferencia básica entre ambos sistemas radica en que Inmarsat-B es digital, frente al analógico Inmarsat-A. Para los proveedores de servicios ha supuesto reducir enormemente sus costes sin tener que reducir ni la calidad ni la fiabilidad, ya que el estándar fue diseñado con los objetivos de maximizar el rendimiento de los satélites y el hardware de las LES, gracias a las posibilidades de multiplexación de la tecnología digital.

Vídeos

Manual Inmarsat-B Marino

Mostrar el Manual de Inmarsat-B Marino (2000).

Recomendación para Inmarsat-B

Mostrar la Recomendación UIT-T Q.1111 (Marzo, 1993).

Marie Colvin es la corresponsal de guerra que transmite, a través de las páginas de un periódico o una pantalla de televisión o tableta, para unos lectores o audiencia que se convierten en testigos de lo que no deja de ser para ellos una representación, algo distante... tanto o más como lo es para quienes generan y mantienen los conflictos: "Siento que hemos fallado si no nos enfrentamos a lo que la guerra hace, si no nos enfrentamos a los horrores humanos y decimos a la gente lo que realmente ocurre cuando cada bando trata de oscurecer la verdad".

Tráiler

Las guerras además de confusión hecha de carne destrozada y cascotes de edificaciones destruidas suponen emociones que se desgarran, vínculos que se quiebran, vidas que se fracturan o sustraen... fuera del circuito por el que los beligerantes quieren que se desenvuelva la prensa que cubre el conflicto. Esa fue la guerra particular de Marie Colvin que intentó que fuera también la de todos aquellos que leyeran o escucharan sus palabras, para que hicieran esas heridas y ruinas las suyas propias.

Clip: Necesito un fotógrafo

Colvin: "Odio estar en una zona de guerra, pero también me siento obligada, obligada a verlo por mí misma".

Clip: Escúchame

Henry Miller: "Yo no entiendo a estos corresponsales de guerra; porque una de dos, o no tienen problemas personales o no quieren afrontarlos."

Días de cine - La corresponsal

Menos de 60 segundos dan para acompañar las almas de los caídos en su ascensión, desandar el camino recorrido por el cohete en su mortífero descenso, detectar visualmente las dos camufladas antenas que posiblemente firmaron el objetivo de los disparos con sus transmisiones y situar al espectador en lo que le espera durante los siguientes 109 minutos, dejándolo a las puertas del inicio del fin: Marie Colvin decide ir a la región de Vanni en Sri Lanka en la que acaba perdiendo el ojo izquierdo. La cámara utiliza un lenguaje visual enérgico orientado a conseguir la inmersión del espectador en las escenas documentales; así, por ejemplo, la secuencia donde Colvin pierde el ojo es la demostración de que rodando con una sola cámara también se puede lograr una poética inmersiva.

A Private War | 10 Minute Preview | Film Clip

Colvin insistía en que las guerras no son una cuestión abstracta, un mapa geopolítico colgado en la redacción del periódico, una partida de ajedrez gubernamental, un enfrentamiento de intereses socioeconómicos. Insistía en que los protagonistas son los civiles porque ellos son quienes las sufren. Así, Marie Colvin trasmitió desde el llamado 'sótano de las viudas' de Homs en directo vía Skype para la CNN el 12 de febrero de 2012. Poco después, ella y Rémi Ochlik, un fotógrafo independiente que colaboraba para Paris Match, son abatidos por un cohete cuando intentaban abandonar el lugar desde donde se había realizado la transmisión.

A Private War | CNN interview | Film Clip

Annie Lennox:"Escribir la canción para los créditos de final de la película no solo me ha brindado la oportunidad de honrar a Marie Colvin, sino que también permite amplificar el mensaje de 'verdad al poder' por el que ella luchó toda su vida reportando al mundo las atroces consecuencias de la guerra y sus efectos sobre la población civil inocente."

Annie Lennox - Requiem For A Private War

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