Dirigida por
Fernando PalaciosAño
1963Relación con las Telecomunicaciones
Situación: Entre 1946 y 1966, SESA se convirtió en el proveedor casi exclusivo de CTNE. Y por lo que se puede apreciar en la película, sus modelos 5523-A (uso doméstico) y 5536-A (uso público, con fichas) en 1963 eran capaces de comunicar más que voz.
Situación: La CTNE embarcada con SESA rumbo a 1963 con la ayuda del contrato con la USAF.
Libro electrónico: Bell Telephone Manufacturing Company 1882 - 1982, lectura complementaria sobre la compañía belga.
Marisol rumbo a Río: ¡Esto es ayuda americana y lo demás son tonterías!
Marisol y su madre Isabel viven en Madrid. La más ferviente ilusión de ambas es ahorrar dinero para adquirir los pasajes del barco que las lleve a Brasil y reunirse con Mariluz, hermana de Marisol, que vive allí desde la muerte de su padre, cuando el tío Fernando, hermano del fallecido, se la llevó a América para aliviar la mala situación económica en que quedó la viuda.
Los ahorros y la venta de los muebles de la casa dan tan solo para adquirir un pasaje pero Marisol se las ingenia para entrar en el barco de polizona. Después de varias peripecias, Marisol e Isabel, llegan por fin a Río de Janeiro y son recibidas por Mariluz, una copia exacta de Marisol aunque más mujercita y sofisticada; Sandra, institutriz y amiga de la muchacha; y Copito, la fiel servidora de Mariluz.
Marisol, desde el principio, respira un ambiente extraño y decide poner en orden todo aquello. Empieza por hacer que Mariluz rompa su relación con su novio Toni; aprovechando esta desilusión para hacerla su aliada y con ayuda de Copito descubrir muchas cosas hasta ese momento ignoradas.
A lo largo de la película, Marisol se cruza varias veces con un americano sin nombre y que siempre acaba ayudándola. Vemos en este personaje un guiño a la situación de la telefonía en la época.
El teléfono en España, rumbo a 1963 y más allá.
Al poco de ser inventado, el teléfono fue introducido en España de la mano de inventores locales y a través de las compañías titulares de las patentes. En el primer siglo de su existencia en España, no generó una industria de equipo propiamente dicha, ya que las empresas operadoras, vinculadas al capital extranjero, imponían su propia tecnología. Aún así, surgieron pequeños establecimientos de fabricación y agencias de ventas de compañías internacionales, algunas de las cuales dieron lugar con el tiempo a pequeños brotes de industria.
En 1924, la concesión del servicio telefónico en régimen de monopolio a la Compañía Telefónica Nacional de España (CTNE), operación especialmente diseñada por la norteamericana ITT (International Telephone and Telegraph), alteró el panorama pues, junto con el compromiso de reformar, modernizar y ampliar el servicio telefónico español, la nueva empresa operadora asumió la obligación de abastecerse en el mercado español de materiales y equipo.
Ante las duras condiciones del mercado mundial, ITT optó por contraatacar comprando el sector manufacturero que, bajo la denominación de International Western Electrica, ATT (American Telephone and Telegraph) tenía en Europa y bautizándolo con el nombre de International Standard Electric (ISE).
En 1926, ITT creó Standard Eléctrica S.A. (SESA), una empresa con plantas en Madrid y en la localidad santanderina de Maliaño. Con ello adoptó un modelo de integración vertical de la industria y el servicio, al tiempo que, con las miras puestas en el mercado internacional, especialmente el latinoamericano, separaba la producción de equipo y de cables en fábricas especializadas.
En su primer período de existencia, que abarca desde su creación hasta la nacionalización de CTNE en 1945, SESA mantuvo la unidad de gestión de un entramado empresarial de tres organizaciones con división de cometidos y asignación de funciones especializadas. Según el plan diseñado en el momento de la creación de CTNE, ITT-ISE asumía el suministro de tecnología básica, al tiempo que sobre Standard Eléctrica recaía la aportación de técnicas y prototipos, junto a ingeniería de proyectos, fabricación de equipos, instalaciones, abastecimiento de repuestos y mantenimiento extraordinario. Los cometidos de operadora, constructora y conservadora de redes, así como eje de la financiación de la expansión, le correspondieron a CTNE.
En 1945, el paso de la mayoría de las acciones de CTNE a manos españolas dejó intacto el control de ITT sobre SESA y no se rompió la estructura empresarial originaria. No obstante, la unidad de gestión dio paso a la unidad de proceso a través de contratos de suministro en exclusiva cerrados en 1946 y 1952, fecha esta última divisoria entre dos etapas.
La estructura accionarial de SESA, basada en el predominio de ITT-ISE, no permaneció estática a lo largo del período sino que se modificó al ampliarse el capital en 1955 y aceptar la compañía norteamericana rebajar su participación al 60 %, porcentaje que se mantuvo en la ampliación de capital de 1959.
Entre 1953 y 1963, SESA experimentó un crecimiento importante, y prueba de ello fue que duplicó su personal y sextuplicó sus ventas.
El año 1960 marca un hito importante. Desde ese momento al menos y debido a la necesidad de materiales modernos, CTNE puso especial énfasis en prorrogar el contrato de suministro con SESA, que vencía tres años más tarde. Por su parte, Standard necesitaba asegurarse la continuidad del contrato durante un quinquenio como mínimo antes de embarcarse en inversiones que le permitiesen cumplir con sus clientes. En esta coyuntura, ITT impulsó la constitución en España de una filial destinada a fabricar material telefónico y electrónico para su exportación al extranjero. La sociedad se crearía en 1964 con 100 millones de pesetas, capital asumido en su mitad por ITT, al 30 % por Standard Eléctrica y el 20 % restante por CTNE, y se llamaría Compañía Internacional de Telecomunicación y Electrónica (CITESA).
En contraste con lo que había sucedido en los inicios del teléfono, en España se consolidó un sector de fabricación de equipo de telecomunicación con Standard Eléctrica, S.A. como pilar principal. La pertenencia de SESA al grupo industrial de la multinacional ITT y las ventajas de costes ofrecidas por España abrieron las puertas a la creación de nuevas empresas destinadas a consolidar o ampliar la cuota de mercado mundial del grupo.
El amigo americano de "Marisol".
En 1953 se firma entre España y Estados Unidos un contrato de colaboración por diez años que otorgaba a la Fuerza Aérea de Estados Unidos (USAF) la capacidad de establecer medios de telecomunicación para el servicio de sus bases en España. Esta firma introdujo un nuevo componente en la demanda de servicios de telefonía.
Al principio, la USAF utilizó las instalaciones de CTNE pero aunque las consideraban satisfactorias eran insuficientes para el amplio servicio requerido.
Al crecer las exigencias de comunicaciones, se planteó la necesidad de una red de mayor amplitud y servida por personal extranjero.
En esta tesitura, Estados Unidos se inclinó por encargar a CTNE la construcción de esa red y, variando el planteamiento inicial, su mantenimiento con personal de la compañía. Este encargo suponía una serie de ventajas. Por un lado, subsistiría el principio de red única sin duplicaciones ni interferencias técnicas o de explotación. Por otro, el servicio a la aviación militar norteamericana quedaba garantizado, dontándolo además de una reserva potencial para casos de emergencia. Y, por último pero no menos importante, las nuevas instalaciones podían contribuir a la mejora de los servicios nacionales de telecomunicación.
El presupuesto global se aproximaba a los 380 millones de pesetas y 10 millones de dólares. La compañía telefónica tendría opción de comprar materiales y equipos fuera de Norteamérica transformando los dólares en otras divisas.
Tras dos años de trabajos y negociaciones entre CTNE y los representantes de las fuerzas aéreas norteamericanas, el contrato quedó definitivamente plasmado en un documento que constaba de dos partes: la primera contenía las cláusulas generales y la segunda las de carácter especial.
Las cláusulas generales eran las vigentes para contratación por el gobierno estadounidense de instalación o servicios en el extranjero y acordadas con el gobierno español el 30 de julio de 1954. Las estipulaciones de carácter especial descansaban en estudios que recogían los servicios telefónicos requeridos por las fuerzas aéreas norteamericanas y que habían sido aprobados por el Alto Estado Mayor. Una parte de estos servicios interesaba exclusivamente a las fuerzas aéreas norteamericanas, mientras que la otra atendía también las necesidades de CTNE, razón por la cual en estas se establecieron unos coeficientes para determinar la proporción en que había de contribuir a los gastos que su instalación ocasionase. Una previsión del gobierno de Estados Unidos cifraba en 2 millones de dólares y 24 millones de pesetas las cantidades necesarias para amortización de los gastos realizados.
CTNE realizó gestiones ante el presidente de International Standard Electric durante su estancia en Madrid para lograr que los materiales precisos fuesen mayoritariamente de fabricación española y que se redujesen al mínimo las importaciones. El contrato de CTNE con la USAF fue ratificado por el gobierno de Estados Unidos, lo que cerraba la fase previa y quedaba abierto el período de ejecución de las obras.
Al cabo de poco tiempo, dio comienzo el plan de obras previsto en el contrato de CTNE con la USAF. Fijadas las normas para la recepción de obras y justificación de desembolsos, se emprendió el tendido del cable coaxial Madrid-Barcelona en su tramo Zaragoza-Barcelona, en el que se trabajó en ambos sentidos. La consecución de materiales no estuvo exenta de dificultades, que obligaron a SESA a realizar gestiones para obtener cinta de cable en el extranjero y para intentar nacionalizar su fabricación.
Al trazar el plan de obras de 1957, los nuevos circuitos interurbanos permitían aprovechar infraestructuras ya existentes, construidas a cargo del convenio con la aviación militar estadounidense y no usadas por ella. Por otra parte, además de este auxilio externo, CTNE esperaba ayuda de las diputaciones y gobernadores civiles en la ampliación del servicio a un mínimo de 600 centros nuevos. A la USAF se destinaban 121 de los 276 circuitos con que contaba el cable coaxial Madrid-Barcelona, por lo que los restantes podían ponerse al servicio de la mejora de las comunicaciones interurbanas.
Consecuencia directa del convenio fue también la instalación del cable Figueras-Base de Rosas. A mediados de 1959, los trabajos contratados con la USAF representaban un ingreso de 800 millones. Nuevas obras vinieron a añadirse en lo sucesivo, como la instalación de otro cable en la costa cantábrica.
Pese a la tradicional política gubernamental de potenciar la industria nacional, el ministro de Comercio autorizó a Standard Eléctrica la compra a una empresa europea del grupo ITT, la belga Bell Telephone Manufacturing Co, de 40.000 líneas de equipo automático para servicio urbano y dos centrales automáticas para el servicio interurbano de Zaragoza y Madrid, que permitirían la comunicación directa entre los abonados de ambas ciudades.
El plazo convenido para el pago por Standard era de diez anualidades y debía hacerse efectivo por semestres a partir de 1 de enero de 1956. En ese momento, CTNE albergaba esperanzas de poder cubrir el plan quinquenal iniciado en 1952, cuyo objetivo era mejorar la calidad del servicio y universalizarlo. Para ello la operadora aspiraba a suprimir las demoras en las llamadas superiores a media hora y reducirlas hasta un máximo de diez minutos por regla general.
Como colofón, la meta era asegurar que todos los habitantes del país pudieran tener comunicación telefónica en todo el territorio nacional a una distancia inferior a 6 kilómetros en la periferia y 8 en el interior. Una de las piezas claves para cubrir el objetivo residía justamente en el contrato de CTNE con las fuerzas aéreas norteamericanas.
Vídeos
Fernando Palacios era perfeccionista, meticuloso, tenía sentido del humor y desplegaba una enorme curiosidad en el plató de la vida aunque, en realidad, es un cineasta más bien desconocido y no suele aparecer ni siquiera en esas nóminas generales que se hacen del cine aragonés: Segundo de Chomón, Luis Buñuel, Adolfo Aznar, José María Forqué, Carlos Saura, José Luis Borau, Antonio Artero, Santiago Lorén, José Antonio Maenza, Paula Ortiz, entre otros muchos. Sin embargo Palacios, que trabajó con productores como Rafael J. Salvia y Pedro Masó que le dieron alas, fue un director popular que cosechó grandes éxitos: ‘El día de los enamorados’ (1959), ‘Siempre es domingo’ (1961), ‘La gran familia’ (1962), que marcó un hito de popularidad en la cinematografía nacional, y ‘La familia y.. uno más’ (1965), que no llegó a ver estrenada. Palacios realizó un cine popular, de comedias juveniles, costumbristas y rosas y siguió estela de su amigo y maestro Ladislao Vajda con ‘Búsqueme a esa chica’ (1964) y ‘Marisol rumbo a Río’ (1963) en las que contó con el quizá sea el rostro más fotogénico de un ángel en la pantalla. En octubre de 1963 se proyectó 'Marisol rumbo a Río' en Zaragoza y Palacios dijo de la joven actriz: "Es una actriz encantadora, muy manejable y fácil para cualquier director. Y eso que yo la he cogido en un momento difícil. El de la transición de niña a muchachita".
1963, Standard Eléctrica S.A.(SESA) es una empresa española dedicada a la fabricación y montaje de equipos de conmutación y aparatos telefónicos, establecida en 1926 a partir de la sociedad anónima Teléfonos Bell. En 1925, Teléfonos Bell había sido adquirida por la corporación International Telephone and Telegraph (ITT). ITT había formado un año antes, 1924, la Compañía Telefónica Nacional de España (CTNE) y así Teléfonos Bell se convirtió en su proveedora (en colaboración con la filial belga de ITT). En 1926, se convirtió en Standard Eléctrica y para la fecha había registrado más de un centenar de patentes en nuestro país a pesar de su corta vida. Con un capital de 30 millones de pesetas y poco más de 200 trabajadores, SESA inició sus actividades en Santander, Madrid y Barcelona. En 1927, abría en la localidad de Maliaño (Cantabria) una fábrica de cableado para telefonía. A finales del año siguiente, SESA marcó un hito importante en la telefonía española al completar el cuadro de fuerza de la central de CTNE en la Gran Vía madrileña, la central telefónica más grande de Europa en aquel entonces, con capacidad para 40.000 líneas telefónicas, 150 operadoras y 100 repetidores. Con motivo de la Exposición Universal de Barcelona (1929), SESA puso en funcionamiento uno de los mayores circuitos telefónicos del mundo, conectando la Península Ibérica con Buenos Aires y Montevideo. Para 1936, había registrado casi 150 patentes que recogían algunos de los principales avances en telefonía y comunicación procedentes de los EE.UU. Entre 1946 y 1966, se convirtió en el proveedor casi exclusivo de CTNE. Y por lo que se puede apreciar en la película, sus modelos 5523-A (uso doméstico) y 5536-A (uso público, con fichas) eran capaces de comunicar más que voz.
Recopilatorio de los teléfonos que aparecen en la película, una aportación de Luis Méndez.
Los teléfonos de Marisol rumbo a Río
Dado que Marisol encarnaba también a Mariluz, cuando los dos personajes salen en el mismo plano se opta por la técnica de la pantalla partida, como en "Tú a Boston y yo a California" (1961, David Swift). Así, al tratar la imagen en pantalla partida, los personajes tienen una línea marcada que no pueden cruzar. Cuando no se usa pantalla partida, Marisol tiene una doble, casi siempre de espalda, que da la réplica de Marisol o Mariluz según corresponda. El gran momento de la doble de Marisol viene cuando interpreta 'Bossa nova junto a ti': se aprecia que tiene los brazos más gordos y no tiene el mismo salero bailando. De hecho, en el instante 2:41 del video, la doble de Marisol, que está de espalda, se gira y durante un instante se le ve la cara; algo que ahora es fácil de detectar pero en el momento de la producción y teniendo en cuenta que la película se veía en cine, este 'gazapo' (con toda seguridad buscado) realzaba el efecto de pantalla dividida que aparecía en el cambio de plano. Al margen de estas cuestiones mundanas de lo que es un rodaje cinematográfico, sirva también el tema 'Bossa nova...' para ilustrar la respuesta de Fernando Palacios a la pregunta de José María Doñate acerca de su concepto de su película perfecta: "Es aquella que estando saturada de técnica, no se note en la pantalla. Es decir, hay que presentarlo todo con una realidad viva, sin que se vea que la cámara ha captado las imágenes".
Fernando Palacios era un profesional con una trayectoria breve pero muy sólida que tras ser el asistente que dirección de Ladislao Vajda se había revelado como un impecable realizador en comedias. Su estilo narrativo, claro y fluido, encajaba de maravilla en esta comedia juvenil de aventuras, verdadero vehículo para una Marisol que dejaba atrás la niñez y encaraba nuevos retos pues tras sus películas infantiles a las órdenes de Luis Lucia -Un rayo de luz (1960), Ha llegado un ángel (1961) y Tómbola (1962)-, Marisol necesitaba un trampolín que la proyectase como ídolo adolescente. El diseño del proyecto fue cuidadoso. La película mantiene los números musicales, pero refuerza dos facetas: la comedia de enredo, en este caso protagonizada por dos gemelas, y la intriga con moderadas dosis de peligro. Y también demuestra, entre otras muchas cosas, que en España había una industria cinematográfica a plena potencia. Los exteriores en Brasil y el diseño de producción, con esos decorados que Enrique Alarcón construyó en los Estudios CEA de Madrid, nos remiten a un cine popular, exportable, de una artesanía primorosa, hecho por profesionales que conocían muy bien su oficio. Entre los productos derivados de la película aún circulan por los mercadillos y las tiendas especializadas el álbum de cromos que publicó la editorial Fher y el libro de la película, editado por la editorial Felicidad dentro de su colección Cinefa.