Patrimonio nacional
Patrimonio nacional

Dirigida por

Luis García Berlanga

Año

1981

Etiquetas

1930 | 1940 | 1980 | Radio

Relación con las Telecomunicaciones

Situación: De 'el paquete' a la mochila 'walkie-talkie', de la mochila 'walkie-talkie' al 'Handie-Talkie' y del 'Handie-Talkie' al 'walkie-talkie' de mano.

Patrimonio nacional: Di 'cambio', mamá

Tras la muerte del general Franco, los Leguineche abandonan la finca de Los Tejadillos, donde han permanecido durante décadas de exilio voluntario a 80 km de Madrid, con el propósito de volver a la capital para participar activamente en los actos sociales de la nobleza y acercarse al círculo más próximo al monarca español.

La obsesión del viejo marqués está centrada en relacionarse con los apellidos más ilustres, ascender socialmente y reanudar el boato y la vida cortesana que perdieron hace mucho tiempo. Para ello decide instalarse en un antiguo palacio de su propiedad, situado en el centro de la capital, no sin antes superar las dificultades planteadas por su esposa, Eugenia, condesa de Santagón, que odia profundamente tanto a su marido como a su hijo y no quiere ni oír hablar de ellos.

Sin embargo, en atención a su nuera Chus, Eugenia accede a que se queden pero con tres condiciones: no deben pisar la planta donde ella vive porque "es zona nacional", Leguineche y su hijo deben hacerse cargo de la deuda con Hacienda pues desde 1931 no ha pagado ni un solo impuesto, y, por último, deben conseguir algún título de caballero para Goyo, el fiel mayordomo de la condesa siempre con un walkie-talkie encima.

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Para recuperar el control del palacio, y ante la dificultad por atender alguna de las condiciones impuestas por la condesa, el marqués de Leguineche intenta discapacitar a su mujer, argumentando una enfermedad mental incurable, para emprender después una reforma del lugar con el objeto de adaptarlo a la vida aristocrática.

Pero su plan se ve alterado por una serie de imprevistos.

Luis García Berlanga y el esperpento. Cambio.

Los principales elementos del esperpento de Ramón María del Valle-Inclán se encuentran presentes a lo largo de toda la filmografía de Berlanga, en general y en Patrimonio nacional en particular, reunidos en torno a cinco aspectos fundamentales:

  1. La realidad histórica o la aparición de elementos conocidos por los españoles del momento como consignas políticas y publicitarias, alusiones a hechos históricos y acontecimientos culturales, los cuales sirven para anclar la producción a un momento determinado.
  2. El espacio o la aparición de lugares comunes en los que se mueven los distintos grupos sociales, los cuales quedan caricaturizados al surgir en algunos casos una identificación entre personaje y espacio social.
  3. El lenguaje como recurso para ridiculizar a los personajes. Este efecto se consigue mediante la aparición de palabras malsonantes, frases hechas y tecnicismos sin sentido que impiden la comunicación entre los interlocutores. Las verborreas continuas y la sucesión de inadecuaciones en las situaciones comunicativas contribuyen a este aislamiento característico de los personajes berlanguianos, los cuales son incapaces de relacionarse entre sí de una manera directa, sin hacer uso de mentiras y eufemismos.
  4. Los personajes o más en concreto su degradación mediante la utilización de diferentes recursos, como la figura del antihéroe guiado por las más bajas pasiones distorsionando los valores tradicionales del honor, la caridad y el bien común; la incapacidad para alcanzar el objetivo propuesto (la felicidad), por lo que está siempre abocado al fracaso; el enfrentamiento con el espacio social en el que se mueve; la muestra de las acciones escatológicas de los personajes.
  5. La muerte como elemento igualador de todos los personajes con la caída de la máscara y la revelación de la verdad que quedaba oculta. Su aparición será siempre desde la perspectiva de lo tragicómico, siendo recurrente la deformación del difunto, del rito y de todos los elementos que se presentan a su alrededor.

Luis Escobar, Marqués por derecho propio. Cambio.

Berlanga comenta sobre los Leguineche: "La aristocracia en nuestros días, ante la imposibilidad de pervivir en sus feudos campesinos, se ha insertado en el mundo de los negocios o en el mundo político y cultural de la ciudad. De ambas maneras, se ha prostituido y ha perdido su antigua grandeza. Mi película es la crónica del fin de una raza, la raza aristocrática, que se ha convertido en raza marginada, en vías de extinción. Junto a la dimensión esperpéntica, humorística, hay, como siempre, una mirada comprensiva, ternura antes que agresividad".

El personaje del marqués fue creado para Luis Escobar, quien se estrenaba en el cine como actor, ya que hasta entonces había ejercido como director de teatro y de cine. Fue uno de los mayores descubrimientos de la primera película (La escopeta nacional, 1978) y su papel fue lo más aplaudido en esta segunda entrega. Su muerte en 1991 acabó con el proyecto de rodaje de la cuarta entrega que debía mostrar a los Leguineche en los años noventa.

Donald Hings y "el paquete". Cambio.

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En 1937, Donald Hings trabajaba para Cominco, una compañía minera canadiense, cuyos ingenieros y geólogos pasaban mucho tiempo aislados mientras exploraban el gran Norte del país. Para evitar este problema, Hings desarrolló una radio portátil capaz de transmitir voz. Así nació el 'walkie-talkie'.

Con el advenimiento de la Guerra Mundial su invento se perfeccionó dotando así a los militares canadienses y británicos de una primera versión de la radio inalámbrica bidireccional (walkie-talkie) durante la Segunda Guerra Mundial.

Hings fue reconocido por el Salón de la Fama de las Telecomunicaciones en 2006 porque "sus modificaciones de la radio bidireccional... que convirtió en el primer walkie-talkie funcional y operativo del mundo, salvó la vida de miles de tropas británicas, canadienses y estadounidenses durante la Segunda Guerra Mundial y ayudó a introducir las modernas tecnologías de telecomunicaciones en el ejército".

Las primeras radios móviles se instalaban en los vehículos y se basaban en el código Morse para la transmisión. El modelo de Hings era portátil y podía transmitir la voz humana a largas distancias. Llamó a su invento "el paquete".

Hings patentó su invento y lo ofreció, libre de derechos, al gobierno canadiense para que lo utilizara en la guerra. Su diseño (el C-58 o nº 58 MK1) se extendió rápidamente y, al final de la guerra, las fuerzas aliadas utilizaban 18.000 de sus dispositivos. Las fuerzas estadounidenses y británicas utilizaron modelos similares, desarrollados en la misma época.

Al Gross y el 'Walkie-Talkie'. Cambio.

Al Gross es el pionero inigualable de las telecomunicaciones inalámbricas. En 1938 inventó el walkie-talkie. En 1948, fue pionero en la radio de banda ciudadana (CB). En 1949, inventó el buscapersonas. Sus otros inventos incluyen los fundamentos de la telefonía inalámbrica y celular.

Gross descubrió su entusiasmo por la radio en un viaje en barco de vapor por el lago Erie a los 9 años, después de que el operador de radio del barco le dejara escuchar la recepción inalámbrica. A los 12 años, Gross había convertido el sótano de su casa en un cuartel general de radio, con equipos procedentes de desguaces. A los 16 años, obtuvo su licencia de radioaficionado.

El interés y la capacidad de Gross aumentaron tras entrar en el programa de licenciatura en ingeniería eléctrica de la Case School of Applied Sciences de Cleveland (ahora parte de la Case Western Reserve University) en 1936. Decidido a explotar las frecuencias inexploradas por encima de los 100 MHz, Gross se puso a inventar una radio bidireccional móvil y ligera. En dos años, Gross había inventado y patentado el "walkie-talkie" (1938).

En esa época, el grupo de comunicaciones de la Oficina de Servicios Estratégicos (OSS) de los Estados Unidos estaba ansioso por desarrollar un sistema de comunicaciones portátil, bidireccional y de aire a tierra. La OSS reclutó a Gross, que trabajó para ellos durante toda la Segunda Guerra Mundial. En 1941, Gross diseñó una unidad terrestre, "Joan", y una unidad aerotransportada, "Eleanor", que se comunicaban entre sí a través de ondas de radio de una manera prácticamente imposible de monitorizar.

Después de la guerra, la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC), que había tenido conocimiento del trabajo de Gross, asignó las primeras frecuencias para el servicio de radio personal, la Banda de Frecuencia del Servicio de Radio de los Ciudadanos (1946). Gross creó una empresa, Citizens Radio Corporation, para fabricar radios bidireccionales para uso personal. En 1948, los equipos de su empresa fueron los primeros en recibir la aprobación de la FCC para su uso en la nueva "banda ciudadana". Gross vendió unas 100.000 unidades, la mayoría de ellas a agricultores y a la Guardia Costera de Estados Unidos. También concedió la licencia de la tecnología a varias empresas de electrónica.

Galvin Manufacturing Company y el 'Handie-Talkie'. Cambio.

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Izquierda: Walkie-Talkie SCR-300. Centro: Handie-Talkie SCR-536. Fuente: David D. Jackson.

Motorola remonta sus orígenes de la tecnología de radio bidireccional portátil a la radio militar Handie-Talkie de la Segunda Guerra Mundial. Antes de que Estados Unidos entrara en la guerra, Galvin Manufacturing Corporation anticipó la necesidad de una radio bidireccional portátil que "siguiera al hombre en combate".

La radio más famosa de la época de la Segunda Guerra Mundial, la radio bidireccional portátil Handie-Talkie SCR536, por poco si no llega a ver la luz. El expresidente de Motorola, Elmer H. Wavering, recordó que el ingeniero Donald Mitchell reconoció el valor estratégico de las comunicaciones portátiles después de observar un ejercicio de entrenamiento de la Guardia Nacional y ver cómo las radios instaladas en los vehículos eran abandonadas en el barro y la confusión de la batalla. Regresó a la empresa convencido de que las comunicaciones militares debían seguir al hombre en la mayor medida posible y comenzó inmediatamente a diseñar una radio que pudiera llevarse en la mano.

El Cuerpo de Transmisiones del Ejército de los Estados Unidos no estaba interesado y la consideraba una radio provisional debido a su corto alcance de aproximadamente una milla (1,6 km). Pero Mitchell siguió mejorando el diseño. Él y su equipo desarrollaron una radio AM bidireccional que una sola persona podía llevar y manejar con una sola mano. Sintonizada mediante conjuntos de cristales para transmitir y recibir, funcionaba con pilas y pesaba sólo 2,2 kg. El Cuerpo de Transmisiones no tardó en darse cuenta de que su ligereza era ideal para un nuevo tipo de soldado, el paracaidista, y a principios de 1941 concedió a Galvin Manufacturing Corporation un contrato para una cantidad experimental.

Cuando los Estados Unidos entraron en la guerra en diciembre de 1941, la empresa intensificó la producción para enviar miles de unidades de radio al frente. Los radioteléfonos Handie-Talkie se convirtieron en el equipo estándar de los soldados de infantería y de los paracaidistas. Cuando terminó la Segunda Guerra Mundial, el radioteléfono de mano SCR536 de Motorola era un icono.

Vídeos

Luis Escobar, aristócrata él mismo, Marqués de las marismas del Guadalquivir, es el elemento que logra igualar lo burdo y lo sutil en un conjunto divertidísimo. Berlanga y Azcona se dan cuenta de que sus intervenciones en 'La escopeta nacional' disparaban la película y de que su personaje pedía más y más, tan formidable era la creación del intérprete. Así, en esta película, Luis Escobar asciende a la categoría de 'one man show' con su recreación del Marqués de Leguineche. Dechado de humorismo y gracia, su peculiar gestualidad algo afectada, su maravillosa dicción y su fértil rapidez mental entregan una multiplicación del personaje precedente. Domina la escena, se crece en el intercambio y en la improvisación, controla el ritmo con pasmosa naturalidad y crea, como los cómicos más grandes, un personaje reconocible al instante con su solo perfil. Y cumple, vaya si cumple. También cumplen Berlanga y Azcona, aquí ya disueltos el uno en el otro a estas alturas en su diagnóstico definitivo de España, no tanto en presentar el país como una farsa, una astracanada sórdida o un esperpento que abochorna, sino como un documental de atroz realismo.

Clip: ¡Cambio!

José Lifante, el mayordomo Goyo enganchado al walkie-talkie, comenta a propósito del rodaje: "Fue realmente divertido. Berlanga no daba instrucciones a los actores, simplemente decía 'no' y tú te buscabas la vida para encontrar la manera de justificar tu personaje, ya fuera pintándole las uñas a la marquesa o dejándote los dedos abriendo ostras".

Clip: Es una interferencia

El walkie-talkie como medio de comunicación entre la condesa y su mayordomo no es el elemento de un gag sino que es un personaje perfectamente integrado en la película tanto por el uso que de él se hace como de las situaciones en las que interviene. Como muestra, la escena de la llegada del notario: en cuanto el mayordomo tiene ocasión intenta avisar a la condesa pero al no obtener respuesta adelanta a toda la comitiva por las escaleras y cuando llega a las dependencias de la condesa, ésta está echando un sueñecito y su walkie-talkie aparece colgado solidario a la cama, no en la mesita del teléfono que hay junto a la cama; el teléfono está 'fijo' en la mesita pero el walkie-talkie forma parte de la cama por si la trasladan que no se quede olvidado atrás.

Clip: Soy el heredero

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