Relación con las Telecomunicaciones

Situación: El móvil, privacidad en nuestros bolsillos.

Situación: Estamos ante un extraño momento de transición en que el móvil sigue siendo un objeto, pero para nosotros ya no lo es.

Perfectos desconocidos: el móvil y la felicidad

Álex de la Iglesia realiza su particular visión de 'Perfetti sconociuti' (2016, Paolo Genovese) y consigue una comedia que destapa las miserias de los personajes y, por proyección, del personal.

La taquilla española da fe de la anterior afirmación desde el mismo día del estreno: ya en su primer fin de semana, batió al estreno navideño de Disney-Pixar, 'Coco' (2017, Lee Unkrich, Adrian Molina), colocándose en primera posición.

Y el cartel sugiere desde su perspectiva cenital que los móviles sobre la mesa son una ruleta rusa.

En el eje central de la película se encuentra una reflexión interesante sobre cómo las nuevas tecnologías -el móvil en general y el teléfono inteligente en particular- han modificado nuestras vidas. Es el juego al que se enfrentan los personajes: "deja tu móvil sobre la mesa y veamos lo que éste tiene que decir de ti".

No todo el mundo estaría dispuesto a ello. El móvil ha pasado a ser una extensión de nuestro propio cuerpo. Es nuestra agenda, nuestra cámara de fotos, nuestro relaciones públicas, nuestra enciclopedia, nuestro correo. Todo, literalmente, se encuentra en ese dispositivo electrónico... tan al alcance de cualquiera. La película plantea hábilmente esta adictiva dependencia tecnológica nuestra y evidencia la facilidad con la que revelará nuestros secretos en él depositados.

Hay otra reflexión que sobrevuela la película, especialmente en su tramo final, cuando todos los escándalos han sido descubiertos: ¿Cuánto de ignorante hay que ser para poder lograr la felicidad?

Un filme de reflexiones fértiles, pero conclusiones perversas.

Podemos arriesgarnos perfectamente a afirmar que uno de los principales elementos por los que 'Perfectos desconocidos' ha abarrotado las salas españolas ha sido el "factor espejo". Esa facilidad para reconocernos y reírnos de nosotros mismos y nuestros problemas -mejor aún, de los del vecino- desde la confortable y catártica seguridad que ofrece el patio de butacas a oscuras durante la proyección. Una práctica ésta, a medio camino entre lo voyerista y lo ligeramente masoquista, con la que hacer autocrítica sin pagar las consecuencias de nuestras meteduras de pata en la vida real.

Álex de la Iglesia comenta que la relación con la tecnología también acerca, en cierto sentido, "Perfectos desconocidos" a "Black Mirror", una obra que él reivindica como una de las más relevantes de los últimos años: "No puedo decir que la película esté directamente influenciada por la serie, porque no tiene nada que ver, pero sí hay una preocupación porque ya no somos nosotros solos, sino nosotros y la red. Estamos ante un extraño momento de transición en que el móvil sigue siendo un objeto, pero para nosotros ya no lo es. Hace diez años teníamos un entorno social con 50 personas como mucho y ahora todos tenemos una relación constante con entre 100 y 500 personas y eso hace que no se pueda atender a todo el mundo y da lugar a una situación de angustia".