Plácido
Plácido

Dirigida por

Luis García Berlanga

Año

1961

Etiquetas

1960 | Radio | Teléfono

Relación con las Telecomunicaciones

Situación: Hasta la irrupción de la televisión, bien puede decirse que la radio es el medio de comunicación que mejor articula parte de la evolución social y cultural de cualquier sociedad.

Situación: La antesala de la difusión estereofónica y la progresiva implantación de la FM, verdaderos valedores de la radio musical que acercarán a los jóvenes a los cantos de sirena de la radiodifusión.

Plácido: Es una gran cosa la radio

Plácido es un hombre cuya única propiedad es un viejo motocarro. El día de Nochebuena es contratado para participar en la campaña navideña denominada "Cene con un pobre", idea promovida por un grupo de señoras de la alta sociedad que consiste en acoger a los vagabundos de la ciudad en casa de las familias pudientes para compartir mesa durante la cena de Nochebuena.

Plácido y Gabino Quintanilla recorren las calles de la ciudad pregonando la necesidad de ser solidarios, aunque sea por una noche. Paralelamente, Plácido debe hacer frente al pago de una cuota del motocarro y no tiene suficiente dinero.

La trama de Plácido se inspira en el lema de la campaña que cada Navidad, desde mediados de los años 50, llevaba a cabo la rama juvenil de la Congregación de la Medalla Milagrosa. El lema en cuestión era "Siente un pobre a su mesa" y servía para promover en esas fechas tan señaladas un sentimiento de caridad cristiana que fomentara la donación de alimentos y ropas para los pobres. El título de la película iba a ser el lema original pero la censura obligó a cambiarlo.

El sello creativo que identifica el cine de Berlanga es su predilección por el plano secuencia habitado por una multitud de personajes que entran, salen o se mueven ante la cámara con una naturalidad que disfraza de sencillez lo que en realidad es un absoluto dominio del tiempo y espacio cinematográficos. Y si esto es así en toda su filmografía, en Plácido este dominio del plano secuencia alcanza sus máximas cotas de perfección.

Además, junto con 'El verdugo' (1963, Luis García Berlanga), Plácido es la mejor muestra de la visión crítica y corrosiva de la España del momento. Si bien su mera existencia puede considerarse una especie de milagro cinematográfico (por haber sobrevivido a la censura de la época), la razón estriba en un guion que es un prodigio de estructura, ritmo y diálogos (aún estando firmado a cuatro manos por el mismo Berlanga, Rafael Azcona, José Luis Colina y José Luis Font).

El inicio de la película, con la secuencia en los aseos públicos donde vive la familia de Plácido, es ejemplar en cuanto a puesta en escena, guion y reparto. Con solo dos tomas (formalmente inversas: una panorámica de derecha a izquierda al inicio y el plano contrario al final) en las que los personajes se mueven con una precisión milimétrica que pasa totalmente desapercibida al espectador, Berlanga introduce a los dos personajes principales (Plácido y Gabino Quintanilla), las motivaciones que van a regir su comportamiento (Plácido ha de pagar la letra del motocarro y Gabino ha de organizar la jornada de beneficencia), el mísero entorno familiar del protagonista y, de paso, presentar algunos de los principales personajes secundarios.

A continuación, la película se estructura en bloques de largas secuencias cargados de pequeños detalles (diálogos, gestos, miradas) que retratan con humor corrosivo y ciertamente desesperanzado a la totalidad de sus personajes.

Toda la película está plagada de un humor negro que si bien produce hilaridad al primer momento poco después deja una mueca en el espectador ante la evidencia de la miseria física y moral de todos sus personajes. La obra presenta una grotesca visión de la España de la época y podría decirse que plantea una crítica feroz utilizando el humor esperpéntico como ‘arma de corrosión masiva’.

placido reportero telefono

Si bien para Luis García Berlanga cada una de sus películas era la crónica del fracaso ("Mis películas son relatos de sueños incumplidos", solía decir el director), con Plácido alcanzó una gran repercusión internacional pues la película fue candidata al Oscar de 1962 a la mejor película de habla no inglesa y a la Palma de Oro a la mejor película en el Festival de Cannes de 1962.

¡La radio! Todo el mundo oye la radio durante todo el día.

La década de los 50 representa un punto de inflexión en España. En diez años se produce una batería de situaciones remarcables: en 1951 comienzan a llegar las primeras ayudas económicas norteamericanas, un año más tarde se suprime la cartilla de racionamiento, en 1953 se firman los acuerdos para la instalación de bases militares norteamericanas en suelo español, en 1955 España ingresa en la Organización de Naciones Unidas (ONU), en 1956 se producen las primeras huelgas estudiantiles y estados de excepción y nace Televisión Española (TVE).

Hasta la irrupción de la televisión, bien puede decirse que la radio es el medio de comunicación de masas más técnico y que mejor articula parte de la evolución social y cultural de cualquier sociedad. Y la sociedad española no es ninguna excepción a esta regla.

Con la remodelación ministerial de julio de 1951 se crea el Ministerio de Información y Turismo y se nombra como titular a Gabriel Arias Salgado quien a su vez nombra a Jesús Suevos como Director General de Radiodifusión.

La política radiofónica de Arias Salgado se encaminará a buscar en la radio un instrumento de reconstrucción de la sociedad española. Así, junto al ideario de Arias Salgado, Suevos intentará ampliar la función social de la radio en contraposición a la radio comercial y de entretenimiento tan representativa de la década de los 50.

Mediante el Decreto de 14 de noviembre de 1952 se aprueba el Plan de Radiodifusión en Onda Media con la intención de rescatar el Plan Nacional de Radiodifusión de los años 30, que pretendía crear un Servicio Nacional de Radiodifusión gestionado directamente por el Estado o por un órgano privado en régimen de concesión.

Sin embargo, esta iniciativa no respondía a la necesidad de una realidad radiodifusora que en esa década ya contaba con dos referencias bien definidas: Radio Nacional de España representaba la radio pública y la Cadena SER (Sociedad Española de Radiodifusión) la privada.

El citado Decreto reclasificaba todas las emisoras de Onda Media Españolas, les confería el estatus de propiedad estatal, actualizaba las normas reguladoras de 1924,1932 y el régimen especial de 1931; y, definía tres categorías de emisora:

  • Emisoras Nacionales: aquellas de potencia superior a 20 Kw y gestionadas directamente por el Estado; es decir, las emisoras de RNE.
  • Emisoras Comarcales: aquellas de potencia no superior a 5 Kw y gestionadas por empresas privadas mediante concesión en concurso público. El Decreto indicaba que existirían en el futuro doce emisoras comarcales: 4 en Madrid, 3 en Barcelona, 2 en Sevilla, 2 en Valencia y 1 en San Sebastián. Sin embargo, en esos momentos sólo siete podían considerarse como tales: Radio Barcelona (EAJ-1), Radio España de Madrid (EAJ-2), Radio Valencia (EAJ-3), Radio Sevilla (EAJ-5), Radio Madrid (EAJ-7), Radio San Sebastián (EAJ-8) y Radio España de Barcelona (EAJ-15).
  • Emisoras Locales: aquellas que sujetas a la normativa establecida en el Decreto de 8 de diciembre de 1932 y que comparten una misma frecuencia de emisión de entre 1.492 y 1.500 Kc. Son unas 50 emisoras locales que nacieron durante la República y que no fueron incautadas después de la guerra civil por lo que no fueron adscritas a RNE; de ellas, una treintena pertenecían a la Cadena SER y el resto se repartía entre Radio Intercontinental y REBSA (Radio España de Barcelona, SA).

Con el Decreto de 14 de enero de 1960 el Ministerio de Información y Turismo de Arias Salgado recordará y determinará a todas las emisoras la obligatoriedad de retransmitir los Diarios Hablados de RNE tras la proliferación en la radio privada durante los años 50 de emisiones informativas que de algún modo había tolerado la censura.

Mucho más evidente que esto será la repercusión que hacia finales de la década tendrán las bases militares norteamericanas instaladas en España desde 1953 ya que se las puede considerar como elementos activos de la venidera musicalización de la radio española y como trampolín de la modernización musical de la juventud gracias en parte a la complicidad de las multinacionales musicales norteamericanas.

En 1959 las bases militares norteamericanas de Zaragoza, Morón de la Frontera y Torrejón de Ardoz ponen en marcha sus emisoras musicales en Frecuencia Modulada (FM) que a su vez se convierten en las primeras de temática exclusivamente musical existentes en España gestionadas y presentadas por disyoqueis. Esta novedad que a priori podría resultar llamativa para la audiencia española no llegó a surtir efectos sociales de interés, ya que la población radioyente patria no disponía prácticamente de receptores de radio en FM a pesar de que las emisoras en RNE de Madrid (1957) y Barcelona (1959) ya habían comenzado con sus emisiones en Frecuencia Modulada.

La citada complicidad de las instalaciones militares con emisoras musicales, el clima social cambiante y el afán modernizante de la SER harán que esta empresa privada adecue parte de su programación para irrumpir con fuerza en el ámbito musical. Para ello contratará en 1959 los servicios del locutor, periodista y guionista chileno Raúl Matas que con aires de cambio se traerá del brazo su programa ¡Discomanía!

¡Discomanía! y Raúl Matas se convierten así en pioneros de la radio musical en España, formato que se hará más considerable en la década de los 60 con el desarrollo de los tocadiscos con reproducción estereofónica y la popularización de la música extranjera, básicamente anglosajona. El programa dará opción a los oyentes para confeccionar las listas de éxitos en función de sus votos, un hecho que se antoja novedoso en la España de la negación de opciones y opiniones.

El final del mandato de Gabriel Arias Salgado en 1962 coincidirá con la difusión estereofónica y la progresiva implantación de la FM, verdaderos valedores de la radio musical que acercarán a los jóvenes, hasta entonces un sector invisible de la población, a los cantos de sirena de la radiodifusión.

Vídeos

La plasmación literal de la idea (sentar a un pobre a la propia mesa de casa durante las fiestas) podría haber resultado una sátira bufa y grotesca pero el espectador entra en la trama de manera eficaz y natural desde el minuto cero. A ello contribuyen los veristas diálogos de Azcona y, muy especialmente, la brillante realización de Berlanga, que rueda cuanto puede en exteriores (concretamente, en la población de Manresa) o en interiores reales (la casa del director Antoni Ribas), mientras evita el montaje en corto y utiliza suaves trávelin para conferir un elegante dinamismo a un conjunto de "estampas navideñas" colectivas que componen una radiografía casi clínica de los males que lastran la sociedad. En 2020, la RAE introdujo en el diccionario la palabra berlanguiano, que define un estilo burlesco, bullicioso y corrosivo.

Tráiler

Luis Garcia Berlanga declaraba en 1994: "El hecho de que casi todas mis películas sean corales creo que es sobre todo una costumbre por lo que habría que concluir que es sobre todo una 'autoimposición', pero sin ninguna razón estilística o mensajística. Yo creo que se trata de una limitación; es como cuando no se sabe bailar, que se dice que hay mejores maneras de seducir a las mujeres. Pues igual yo no sé dirigir, lo que hago es poner dos mil personas delante de la cámara para que no se me note que no sé dirigir".

Clip: Esto es un ultraje a mi categoría artística

¡La radio! Todo el mundo oye la radio durante todo el día. Es una gran cosa la radio.

Clip: ¡Por favor, hablen!

El propio Luis García Berlanga define su manera de concebir la puesta en escena: "Realmente, lo que yo hago en mis películas es dirigir el tráfico".

Clip: ¡Cómo!, ¿ha muerto?

Recopilatorio de los teléfonos que aparecen en la película, una aportación de Luis Méndez.

Los teléfonos de Plácido

Carlos Alsina: "Con fecha de 26 de abril de 1960, María Cristina Jalón, empleando una Hispano Olivetti, terminó de mecanografiar un texto que tenía dos autores: Luis García Berlanga, cineasta de treinta y nueve años que había hecho ya cinco películas, y Rafael Azcona, treinta y tres años, escritor, humorista y guionista. Aquellos folios contenían el argumento para una película. Se iba a llamar 'Siente un pobre a su mesa'".

Onda Cero: Previo al 'Siente un pobre a su mesa' con Carlos Alsina

En 2021 se cumplen cien años del nacimiento en Valencia de Luis García Berlanga, uno de los grandes maestros del cine español.'Informe Semanal' ha rescatado imágenes y testimonios suyos del Fondo documental de TVE, para mostrar la personalidad del cineasta. Con entrevistas a su hijo José Luis, a la actriz Mónica Randall, a su biógrafo Luis Alegre y a la periodista Pilar Socorro.

Informe semanal - Memoria y leyenda de Berlanga

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