Relación con las Telecomunicaciones

Situación: Visión romántica de la incidencia de la mensajería electrónica, en sus vertientes de correo o chat, en las personas que preconiza, en segundo plano, la fusión de la cultura del quiosquero (AOL) con la del productor de contenidos (Time Warner).

Tienes un e-mail: ¡qué palabras tan poderosas!

1997. La mitad de los hogares estadounidenses con acceso a internet usaban AOL.

Joe Fox y Kathleen Kelly son dos de los millones de norteamericanos abonados al servicio de America OnLine. No se conocen personalmente pero en el entorno de AOL, bajo sus respectivos seudónimos de "NY152" y "La chica de la tienda", intercambian apasionados correos íntimos en los que descubren, conexión tras conexión de módem, su estatus mutuo de almas gemelas.

Má allá de la pantalla del ordenador tienen sus puntos en común: viven en el bohemio aunque exclusivo Upper West de Manhattan, están rondando la cuarentena, son dos reputados profesionales del sector de venta de libros y poseen sendos apartamentos a cual más coqueto. Puede que anónimamente sean afines pero profesionalmente pintan irreconciliables: él es el dueño de la megacadena 'El almacén del libro', con ofertas, grandes rebajas y tazas de café gratis en confortables sofás, que instala una tienda frente al pequeño negocio familiar de ella, especializado en literatura infantil, La tienda de la esquina, que su madre abrió 42 años atrás en la confluencia de la calle 78 con la avenida Amsterdam.

Para él, el negocio no es algo personal. Para ella, su negocio es parte de su vida: "para empezar, si queremos llegar a algo todo debe ser personal".

La película es, ya puestos al teclado, la carta de amor que la directora le escribe a Nueva York, su ciudad, y en especial al barrio (Manhattan), calles (86 y 92, avenida Columbus) y locales (café Lalo, delicatessen Zabar's) en que nació, creció y residió. Una declaración subrayada por temas musicales como "I Guess The Lord Must Live In New York City" y "Remember" interpretados por aquel cínico de corazón rockero y talante autodestructivo que fue Harry Nilsson.

El año del estreno, 1998, nacía Google.

A mediados de enero de 2000, en plena burbuja de Internet, el portal estadounidense America Online (AOL), la empresa de servicios de internet que en la película había servido de vínculo etéreo en el intercambio de misivas entre las dos almas gemelas de los protagonistas, y Time Warner, propietaria del estudio que había realizado la película y líder de los medios de comunicación tradicionales, unieron sus fuerzas, en la que ha sido la mayor fusión de la historia.

La unión creó un emporio que iba desde el cine y las revistas a Internet, y supuso una revolución en el negocio de comunicación, al poner los viejos medios al servicio de los nuevos. El boom bursátil que acompañó a muchos valores tecnológicos online permitió que AOL, que prácticamente duplicaba la capitalización de Time Warner, engullese una empresa con un cash flow cuatro veces superior.

En el momento de la fusión muchos expertos teorizaron la dificultad de la misma al mezclar la cultura del quiosquero (AOL) con la del productor de contenidos (Time Warner). El tiempo acabó dándoles la razón: el grupo estadounidense Time Warner anunciaba la segregación de su división de internet AOL para el 9 de diciembre de 2009.