Un puente lejano
Un puente lejano

Dirigida por

Richard Attenborough

Año

1977

Etiquetas

1940 | Defensa | Radio

Relación con las Telecomunicaciones

Situación: El papel de las comunicaciones en una derrota militar.

Situación: Los hechos, cuando se mezclan con la emoción, pueden ser mal interpretados o pueden atribuírseles un significado indebido.

Situación: Ningún plan de comunicaciones es un ente aislado.

Un puente lejano: ¿Cree que si quisieran el puente habrían aterrizado a 12 kilómetros?

Del 17 al 26 de septiembre de 1944, el puente de Arnhem, en la ciudad holandesa del mismo nombre, fue el escenario central de una de las batallas más encarnizadas de la Segunda Guerra Mundial.

El puente de Arnhem era el objetivo fundamental de la Operación Market Garden con la que los Aliados, tras el desembarco de Normandía y la liberación de París, pretendían acelerar el avance aliado sobre Berlín y anticipar el final de la guerra. La ocupación del puente de Arnhem era la pieza capital de todo el plan porque permitiría atravesar el Rin a las tropas mecanizadas y atacar la cuenca del Ruhr, corazón industrial de Alemania. El mariscal Montgomery convenció a Eisenhower para que diera prioridad a sus suministros aun a costa de detener el avance del general Patton.

La operación Market Garden (el primer nombre era el de la operación aérea y el segundo el de la terrestre) se inició el domingo 17 de septiembre. Más de un millar de cazabombarderos lanzaron toneladas de bombas sobre las baterías antiaéreas alemanas y aeródromos de la Luftwaffe antes de que 1.544 aviones de transporte y 478 planeadores despegaran de una veintena de aeropuertos ingleses con la primera oleada de tropas formada por 20.000 combatientes (británicos, estadounidenses y polacos libres). En uno de los aviones viajaba Ed Murrow, locutor de CBS.

Casi inmediatamente, las tropas británicas en Arnhem notaron que la comunicación por radio era mala. Era previsible cierta pérdida de comunicación si las radios se usaban a más de 8 km entre ellas, y las distancias entre los diferentes grupos británicos llegaron a ser de 12 km. Pero luego se comprobó que los aparatos tampoco funcionaban dentro de su radio de alcance, pensándose entonces que los equipos eran defectuosos. Las unidades de la 1ª División Aerotransportada no pudieron comunicarse entre sí ni con los bombarderos británicos que podrían haberles apoyado contra la defensa alemana.

El mal tiempo retrasó los sucesivos desembarcos de tropas que deberían acudir en ayuda de los hombres que estaban en el flanco sur del puente de Arnhem; la respuesta alemana fue más contundente y rápida de lo que creían los aliados, y las pésimas comunicaciones terminaron por hundir la operación. Para ponerlo aún más difícil, los alemanes se habían apoderado de una descripción detallada del plan en uno de los planeadores derribados, lo que les permitió (tras una razonable duda inicial) instalar su artillería en los lugares adecuados.

Market Garden fue la mayor operación aerotransportada de la guerra, involucró a unos 100.000 combatientes y produjo más bajas que el desembarco de Normandía.

Pero fue la población holandesa la primera víctima de aquella operación. Miles fueron ejecutados por colaborar con los aliados o por acoger su llegada con alegría. Arnhem se convirtió en una ciudad muerta porque sus 150.000 habitantes fueron obligados a abandonarla. Más de 40.000 holandeses de 17 a 40 años serían deportados a Alemania como mano de obra forzada, a sumar a los 400.000 que ya habían sido enviados anteriormente. La puntilla fue la dieta de hambre a la que fue sometida la población, que vio reducidas sus calorías diarias de 800 a 230. Cerca de 20.000 holandeses murieron de hambre aquel invierno. El príncipe Bernardo lo expresaría de forma certera: los Países Bajos no pueden permitirse otra victoria de Montgomery.

No es que la idea de Monty no fuera buena, es que había demasiados imponderables, como en su momento le señaló al mariscal el general Frederick Browning, vicecomandante del Primer Ejército Aerotransportado aliado, "señor, creo que tal vez sea irnos a un puente demasiado lejano", frase que ha hecho época, libro (1974, Cornelius Ryan, también autor de El día más largo, sobre el desembarco aliado en Normandía) y película (basada en el libro, aunque con algunas licencias cinematográficas).

El puente lejano acababa de ser reconstruido en agosto de 1944 tras haber sido volado por los propios holandeses en 1940 para retrasar la invasión alemana y fue destruido por bombarderos B-26 Marauder en octubre de 1944. El actual fue vuelto a reconstruir con el mismo aspecto y en el mismo lugar en 1948. Un pilar del verdadero puede verse en el memorial en la Airborneplein, rodeado de banderas. En 1977 el puente fue rebautizado John Frostbrug en memoria del teniente coronel que luchó por tomarlo.

El que aparece en la película no es el de Arnhem: dado el crecimiento urbano en la zona, las escenas se filmaron en un puente parecido en Deventer, sobre el IJssel.

un puente lejano wrong crystals

Verá, Señor, al parecer esos aparatos son defectuosos

Sigue un extracto de la evaluación de las razones del fracaso de las comunicaciones realizada por el Mayor John W. Greenacre y publicada en línea el 26 de julio de 2006.

Toda una industria editorial ha crecido alrededor de Arnhem. Cada autor, a su vez, ha intentado identificar las semillas que crecieron en ese heroico desastre. Se han identificado muchas causas y factores contribuyentes pero otros hechos se han visto oscurecidos por el mito y los rumores con el transcurso de los años.

El papel de las comunicaciones en una derrota militar no ha sido objeto de tanto estudio como en la Batalla de Arnhem pero las cuestiones que rodean la contribución de las comunicaciones de radio durante la batalla no han escapado a ese oscurecimiento.

Gran parte del conocimiento popular sobre la Batalla de Arnhem se basa en la épica película de Richard Attenborough, basada a su vez en el libro de Cornelius Ryan. En la pantalla aparecen los oficiales de la Royal Signals que no desean levantar la liebre antes de la batalla, a pesar de ser conscientes de las insuficiencias de sus equipos de radio. Más tarde, al llegar a la zona de descenso, esos mismos oficiales informan al comandante de la división de que las radios son inútiles al haber sido entregadas con los cristales equivocados. El propio General de División Robert Urquhart alimentó la creencia en 1958 con su libro Arnhem cuando describe que tuvo la primera señal de que la cosa no iba a ir bien cuando ya en la zona de descenso sus operadores tuvieron dificultades para comunicarse.

Estos dos relatos del mismo incidente ilustran la forma en que los hechos, cuando se mezclan con la emoción, pueden ser mal interpretados o pueden atribuírseles un significado indebido. De hecho, sólo se entregaron dos equipos de radio individuales con los cristales equivocados y fueron asignados al Equipo de Transmisiones de Apoyo Aéreo de EE.UU. del 306º Escuadrón de Control de Cazas para pedir apoyo aéreo. Por muy vitales que fueran estos dos equipos, los problemas derivados de que se hubieran entregado con los cristales equivocados fueron superados con creces por operadores no capacitados por haber recibido poca o nula formación y por la imposibilidad de desmontar el equipo de sus vehículos.

Casi todos los relatos escritos de la batalla hacen algún comentario sobre el papel de las comunicaciones y sugieren posibles razones para el fracaso. Algunos de los combatientes que participaron en la batalla han escrito muchos de estos relatos. Es comprensible que sus informes sean subjetivos hasta cierto punto pero la mayoría culpa de las dificultades de comunicación a unos equipos de radio inadecuados y a factores ambientales.

En una primera instancia es difícil entender por qué las comunicaciones de la 1ª División Aerotransportada Británica fallaron durante la Operación Market Garden. El Regimiento de Transmisiones de la División se había formado en la primavera de 1942, 18 meses antes de la operación. La organización inicial de este regimiento, como era de esperar, era en gran parte experimental, sin embargo el orden de batalla se había refinado a través de constantes ejercicios y experimentos. También se habían aprendido lecciones en esta área de las experiencias de las operaciones de la 6ª División Aerotransportada en Normandía durante la Operación "Overlord". Aunque el Regimiento no había combatido como una entidad antes de Arnhem, la mayoría de su personal había participado en operaciones aerotransportadas anteriores. El Mayor Lewis Golden había luchado en el norte de África, Sicilia e Italia y el Mayor General Anthony Deane-Drummond en este último teatro de operaciones, ambos como oficiales de transmisiones con la 1ª Brigada de Paracaidistas. Asimismo, los procedimientos operativos estándar del regimiento se habían perfeccionado durante ese período de 18 meses mediante la observación, el ensayo y la práctica, de modo que los oficiales y los hombres estaban seguros de que podían cumplir su función en el campo de batalla. El equipo de radio que se utilizaría para las comunicaciones dentro de la división se había probado y se tenía confianza en su funcionamiento. Se reconocieron las limitaciones de todos estos equipos, pero habían funcionado bien durante los desembarcos de Normandía y subsiguientes con la 6ª División Aerotransportada.

Con un regimiento de transmisiones ejercitado, aunque no experimentado en la batalla, un equipo de radio con un historial probado y considerando que la planificación y el entrenamiento sólo pueden verse como factores subsidiarios en el fallo de comunicaciones experimentado durante las primeras 36 horas de la batalla hay que concluir que debieron haber otras causas responsables.

Tradicionalmente se ha atribuido el fallo de las comunicaciones en Arnhem a las deficiencias técnicas de los equipos de comunicaciones empleados, junto con factores ambientales desfavorables. Esta fue sin duda la opinión de Urquhart: "Pronto nos enteramos de que nuestros equipos de radio eran inadecuados para este propósito, y su eficacia se vería limitada aún más por el terreno arenoso y con mucha vegetación". El informe oficial está de acuerdo en afirmar que en la red de mando de la división, "se ha descubierto que el alcance del equipo Nº22 no siempre es suficiente, y que el receptor, debido a su falta de sensibilidad, a menudo dificultaba mucho las comunicaciones". Es cierto que incluso Deane-Drummond estaba preocupado, antes de la operación, por "la insuficiencia de los aparatos inalámbricos" y advirtió que "las comunicaciones serían muy poco fiables, especialmente en vista de la naturaleza urbanizada del terreno".

Entre guerras, el Ejército había sufrido más que la RAF y la Marina Real la falta crónica de financiación en el ámbito de las comunicaciones radio. Los buques y los aviones necesitaban radios para llevar a cabo actividades rutinarias en tiempo de paz; el Ejército no. En el momento de la creación de las fuerzas aerotransportadas en Gran Bretaña en 1940, el desarrollo apenas había comenzado a ponerse al día. El efecto de este pobre comienzo fue perjudicar el rendimiento de la radio del Ejército durante gran parte del período de hostilidades. Las fuerzas aerotransportadas trajeron sus propios problemas al proceso de desarrollo y fabricación de las radios. Las unidades aerotransportadas, muy diseminadas, necesitaban radios potentes para salvar la brecha. Sin embargo, al ser transportados por aire, los equipos debían ser lo suficientemente livianos como para ser transportados en un planeador o en un paracaídas. Así, el equipo ideal no sólo debía ofrecer un mayor rendimiento que los tipos estándar, sino que también debía ser más portátil o más fácilmente transportable y, al mismo tiempo, ser capaz de soportar un manejo mucho más brusco. Dado que estos mismos objetivos se habían perseguido durante muchos años en gran medida en el diseño de todos los nuevos equipos estándar, no podía haber una solución rápida. Los equipos de comunicaciones aéreos perseguían el santo grial de 'radios más pequeñas, más ligeras, más resistentes y más potentes'. Y esos equipos simplemente no existían en el momento de la Operación Market Garden.

un puente lejano radio68p

Un paracaidista polaco cargado con una radio británica 68P

De los cuatro equipos principales en uso para las comunicaciones entre las divisiones, tres se habían utilizado ampliamente en las operaciones de las formaciones y unidades tanto aéreas como convencionales. En 1942, los conjuntos inalámbricos de corto alcance a bordo de vehículos se habían normalizado en dos nuevos tipos, los Nº19 y Nº22. Ambos fueron llevados en jeeps hasta Arnhem por el elemento aerotransportado de la División. Desde su introducción en todos los teatros de operaciones, se habían utilizado ampliamente en vehículos blindados y no blindados. Durante la batalla de Arnhem, el Nº19 High Powered (HP) se planificó para su uso en comunicaciones de artillería mientras que el Nº22 se utilizó ampliamente en toda la división, brigadas y batallones. El Nº68 proporcionó comunicaciones portátiles y el Nº68P y el Nº68R se utilizaron en las brigadas y batallones. El cuarto equipo que se utilizó fue el Nº76. Éste había sido concebido en 1941 en respuesta directa al requerimiento de conjuntos inalámbricos de medio alcance adecuados para formaciones aerotransportadas. El Nº76 difería de los tres anteriores en varias áreas clave. No requería sintonía manual pues estaba controlado por cristal. Era una estación fija pues usaba una antena de cable larga en lugar de una varilla. Solo podía operar en el modo de onda portadora (CW), es decir, solo podía enviar código Morse mientras que los otros tres equipos podían trabajar en CW o en radiotelefonía (RT). El Nº76 tenía la ventaja de tener un alcance mucho mayor que los Nº19, Nº22 y Nº68. Debido a sus características, se utilizó principalmente como equipo de reserva, monitoreando la frecuencia secundaria de la división.

De los equipos móviles disponibles en Arnhem el más potente fue el equipo Nº19HP. Era más grande y más pesado que el Nº22 pero como ambos eran transportados en jeep esto era en gran parte secundario. El Nº19HP generaba hasta 30 veces más potencia que el Nº22 y tenía un alcance hasta cinco veces mayor y, sin embargo, sólo se incluyeron dos equipos para ser usados en las comunicaciones de la artillería. En el informe posterior a la operación se recoge claramente que el Nº19HP, con su mayor alcance y mejor receptor, es más adecuado que el Nº22. Sin embargo, en el momento de la operación se consideró que el mayor consumo de corriente del Nº19HP y su consiguiente necesidad de más baterías y equipos de carga más grandes y pesados superaban sus ventajas en cuanto a rendimiento.

un puente lejano ws22

Un factor aún más omnipresente que un equipo poco potente también trabajó en contra de los operadores de radio de Arnhem. El ejército se había limitado a utilizar una banda de frecuencia relativamente estrecha para las comunicaciones terrestres. La banda de frecuencias por debajo de 1,5MHz se consideraba inadecuada para su uso debido al número de transmisores civiles de alta potencia que la utilizaban. Se consideró que las frecuencias por encima de 30MHz eran susceptibles de ser apantalladas por el terreno, lo que hacía que las comunicaciones fueran demasiado poco fiables. La banda de frecuencias de ondas decamétricas en la que las antenas de varilla disponibles fueron diseñadas para ser utilizadas es muy limitada. Era demasiado evidente que los alcances serían muy inferiores a los requeridos para las operaciones y que tan solo un cambio drástico de política podría dar una solución completa.

Ese cambio de política podría haber sido impulsado por la labor del Grupo de Investigación Operativa del Ejército (AORG). El AORG se había formado para desarrollar, evaluar y poner en servicio nuevos sistemas y equipos. Ya en agosto de 1943, el AORG llegó a la conclusión de que el Ejército podría beneficiarse enormemente utilizando las ondas métricas (de muy alta frecuencia) en la banda de 30 a 50 MHz independientemente de la topografía del terreno o de sus características radioeléctricas. Pero no hubo cambio de política y las nuevas ideas no se adoptaron inmediatamente. El AORG advirtió a finales de 1943 de que el uso de las ondas decamétricas para las comunicaciones por ondas reflejadas daría lugar a un problema particularmente difícil para los equipos móviles del Ejército y que en algunos teatros los alcances estaban destinados a reducirse a la insignificancia.

Un efecto secundario de la estrecha banda de frecuencias disponible fue que incluso mediante la asignación más cuidadosa de las frecuencias adyacentes a los usuarios que estaban geográficamente tan separados era inevitable una interferencia considerable. Se requería una sintonización muy precisa para superar la probabilidad de interferencia. Esto era a menudo difícil cuando se estaba en movimiento o en el tipo de condiciones que experimentaban los operadores de radio en Arnhem.

Las limitaciones técnicas de los equipos, combinadas con el estrecho rango de frecuencias, parecen haber sido una razón plausible para la falla en las comunicaciones en las primeras etapas de la Batalla de Arnhem. Esta plausibilidad, con los años, se ha convertido en una verdad aceptada.

La información de los equipos y sus ubicaciones se introdujo en la herramienta de modelado y análisis de radio de ICS Telecom suministrada por Advanced Topographic Development and Images Ltd (ATDI). ATDI también introdujo otros factores en el modelo con el fin de reproducir los tipos de radio que se estaban utilizando y las condiciones alrededor de Arnhem en el momento de la batalla. Estos factores incluían las características de la antena, el ruido atmosférico y las condiciones ambientales. Los resultados del análisis demostraron que había una probabilidad de comunicación entre dos estaciones.

También se ha sugerido que la culpa de la falta de comunicación la tuvo la propia ubicación de Arnhem. Algunos veteranos, tanto alemanes como británicos, han hecho comentarios en el sentido de que 'la ubicación era un misterio inalámbrico'. No hay ninguna razón obvia para que esto sea así. La conductividad del suelo de la zona no es inusual (3-30 miliSiemens por metro) y no presenta ninguna dificultad para la comunicación. No se registró ninguna actividad de tormenta eléctrica en el momento de la batalla y la presión barométrica sólo habría tenido un efecto insignificante en las comunicaciones.

Si el área hubiera presentado un hándicap para las comunicaciones, se podría esperar que todos los enlaces se hubieran visto afectados por ella. Sin embargo, no fue así. Todos los enlaces del Regimiento Ligero parecían funcionar, aunque muchos de ellos se encontraban a distancias relativamente cortas.

La herramienta de análisis y modelado de radio, junto con las pruebas de los informes y relatos, ha demostrado que es improbable que el fallo de las comunicaciones durante la primera parte de la batalla de Arnhem fuese consecuencia del equipo. Además, un resumen de los informes históricos y los relatos contemporáneos muestra que no hubo un fallo generalizado de las comunicaciones en la División. Sin embargo, el enlace crucial entre el Cuartel General de la División y la Primera Brigada de Paracaidistas en el puente no funcionó durante 60 horas vitales, desde el día D hasta el D+3.

Con los factores técnicos descartados, la verdadera razón del fallo del enlace de radio entre el Cuartel General de la División y el Cuartel General de la 1ª Brigada Paracaidista durante las primeras etapas críticas de la batalla puede encontrarse en los informes y en los relatos de primera mano. En particular, el informe operacional oficial y el relato de Golden proporcionan una visión clara de los eventos procedimentales que condujeron al fallo de este vital enlace de comunicaciones. Además, se puede demostrar que otro fallo de procedimiento contribuyó indirectamente a la confusión de mando, control y comunicaciones arruinando los intentos de montar un refuerzo coordinado de las tropas en el puente los días D+1 y D+2. En cualquier otro momento estos fallos de procedimiento podrían haber pasado desapercibidos y la operación podría haber proseguido sin más. En Arnhem, el tiempo y las circunstancias en las que se produjeron y, en cierta medida, la pura mala suerte disminuyeron las posibilidades de éxito de toda la operación.

Después de la Operación Market Garden los hombres que habían luchado en Arnhem fueron aclamados como héroes. Cinco Cruces de la Victoria fueron entregadas por los actos de valentía sobresalientes durante la batalla. De los 8.969 hombres que desembarcaron en Arnhem sólo 3.910 escaparon indemnes. El Mariscal de Campo Montgomery elogió las acciones de la División. Con tal panorama era extremadamente difícil criticar a los intervenientes por cualquier contribución al fracaso de la operación. Sin embargo, en tales circunstancias es natural buscar las causas y repartir las culpas. Y es mucho más sencillo señalar con el dedo al fallo de los equipos de radio en lugar de manchar la reputación de hombres merecidamente considerados como héroes.

El informe oficial destaca constantemente la inadecuación de los equipos, "el Equipo Nº22 no tiene un alcance adecuado ni su receptor es suficientemente selectivo"; "el Equipo Nº68 es bastante inadecuado"; "el Equipo Nº22 ha demostrado ser bastante inadecuado para su función". Algunas de estas críticas están perfectamente justificadas, más si el informe oficial se utilizaba como vehículo para intentar acelerar la adquisición de mejores equipos de radio. Sin embargo, la modelización de radio y los relatos de primera mano demuestran que el equipo, cuando se manejaba de forma correcta y hábil, era adecuado para la tarea, aunque a veces no era posible.

El propio Urquhart puede haber sido parcialmente responsable de iniciar el mito. En plena batalla declaró que las comunicaciones por radio eran "un completo fracaso" y que los "aparatos de radio eran inadecuados para este propósito". Ambos comentarios no eran acertados. El informe oficial describe claramente los errores de procedimiento y los percances que acontecieron. Éstos fueron mucho más importantes para la realización de las comunicaciones que las supuestas insuficiencias del equipo.

Golden intentó rectificar la situación en su libro Echoes From Arnhem, publicado en 1984. Si bien se refiere a la preocupación que sienten los operadores de radio sobre las deficiencias del equipo, pone mucho más énfasis en los errores de procedimiento que finalmente llevaron al desastre: "Si las comunicaciones fallaron fue por un mal uso de ellas". Sin embargo, estaba librando una batalla perdida. El libro de Cornelius Ryan, Un puente lejano, publicado en 1974, había perpetuado la opinión de Urquhart sobre el fallo de las comunicaciones. Tres años más después, el éxito de taquilla de la película homónima cimentó la percepción popular del mito. El libro de Golden nunca iba a tener la suficiente difusión como para revertir la situación.

Las opiniones de Golden, claramente articuladas y extraídas de una experiencia de primera mano, eran correctas. El equipo de radio utilizado en Arnhem no fue totalmente responsable de las fallas en las comunicaciones que decantaron en algún modo el resultado de la batalla. Varios factores menores pudieron haber tenido un efecto subsidiario en el estado de las comunicaciones durante la primera parte de la batalla, incluido el entrenamiento, la planificación y la acción del enemigo, pero no fueron significativos para el desenlace. Los errores de procedimiento y los percances combinados con un mal momento y, en algunos casos, solo la mala suerte fueron los principales responsables del colapso de las comunicaciones de radio internas.

La comunicacion radio, todavía inmadura durante la Segunda Guerra Mundial, estaba lejos de ser una ciencia exacta. Muchos de los matices no se entendían del todo. El equipo era poco potente y poco fiable. Una buena planificación era esencial para establecer y mantener comunicaciones efectivas. La esencia de un buen plan era que debía producir un esquema que pudiera ser ejecutado dentro de las limitaciones de tiempo y recursos, que fuera lo suficientemente flexible para soportar todas las líneas de acción previsibles y que proporcionara las garantías adecuadas contra las averías.

Se aceptaron muchos riesgos durante la planificación de la Operación Market Garden. Uno de esos riesgos fue que las comunicaciones para la 1ª División Aerotransportada Británica se alargaran más de lo previsto. Deane-Drummond informó al cuartel general de la división sobre las dificultades que probablemente se encontrarían y el riesgo que ello representaba. El plan de comunicaciones tenía que haberse hecho sabiendo que estarían operando al límite de sus recursos pero era muy ajustado, tenía poca flexibilidad, y las salvaguardas contra las averías no estuvieron disponibles o no fueron posibles por la situación durante la batalla. En consecuencia, cuando se cometieron errores de procedimiento, el plan no pudo hacer frente a la situación.

Nadie tiene la culpa, los técnicos de la división avisaron de los riesgos, los planificadores de la división y el Comandante los aceptaron. En vista de la situación a finales de 1944, esos riesgos se justificaban cuando se comparaban con las posibles ganancias. Se pueden asumir riesgos más altos de los necesarios cuando una formación nueva pero no rodada al 100%, como la 1ª División Aerotransportada Británica, está interesada en demostrar sus capacidades. Bajo circunstancias ligeramente diferentes el plan de comunicaciones podría haber funcionado. Sin embargo, cuando los riesgos previstos se combinan con imprevistos el resultado puede ser un fallo catastrófico. Los riesgos en el plan de comunicaciones junto con todos los demás deben ser cuidadosamente considerados. Ningún plan de comunicaciones es un ente aislado. El ejemplo es Arnhem.

Vídeos

Lectura: Assessing the Reasons for Failure: 1st British Airborne Division Signal Communications during Operation ‘Market Garden’
Fuente: www.tandfonline.com

En una de las escenas de la película, un oficial del estado mayor británico lleva consigo en un planeador una orden de operaciones completa con mapas y gráficos, que se suponía nunca iba a salir de Gran Bretaña. Los documentos quedan en el planeador tras un accidentado aterrizaje. Los alemanes finalmente invaden la zona de aterrizaje del planeador y encuentran la orden de operaciones. Pero, durante los primeros momentos de la batalla, los alemanes consideraron que se trataba de documentación falsa dejada allí a posta por los británicos. Este recelo era consecuencia de la Operación Mincemeat. 14 meses antes, con motivo de la invasión aliada de Sicilia, la Inteligencia Militar Británica preparó un cadáver con un uniforme y un chaleco salvavidas del Estado Mayor de la Marina Real, y con un maletín esposado a su muñeca que contenía documentos que indicaban que el objetivo de la inminente invasión aliada era Grecia y no Sicilia. El 30 de abril 1943 el cadáver fue arrojado desde un submarino frente a la costa de Punta Umbría (Huelva). Los británicos sabían que el régimen franquista proalemán acabaría pasando la información de los documentos a los alemanes. El plan logró desviar varias divisiones alemanas de Sicilia a Grecia, y fue el tema de la película El hombre que nunca existió (1956, Ronald Neame).

Un puente lejano

En un principio, Sir Richard Attenborough no quiso dirigir esta película, ya que tras El joven Winston (1972) quería hacer Gandhi (1982). Sin embargo, los grandes estudios se mostraron reacios a financiar la película, por lo que buscó la financiación de Joseph E. Levine. Esta película fue parte del acuerdo a cambio de financiarle Gandhi.

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