El teléfono
Dirigida por
David Wark GriffithAño
1909Relación con las Telecomunicaciones
Situación: Albores del teléfono en el entorno residencial.El teléfono: vínculo y salvaguarda
Unos ladrones merodean la casa de una familia adinerada y, aprovechando la salida por descanso del servicio, alejan al padre de familia mediante un falso aviso. Una vez el subterfugio ha surtido efecto, los ladrones entran en la vivienda con el objetivo de robar el dinero de la caja fuerte. Mientras tanto, la madre y sus 3 hijas se han dado cuenta de la presencia de los ladrones y se atrincheran en la sala de estar. Por desgracia para los ladrones, el coche del padre tiene una avería y cuando el hombre llama por teléfono a casa para avisar de la incidencia es cuando su mujer le alerta sobre el asalto que están sufriendo. Los ladrones se aperciben de que la mujer está pidiendo auxilio por teléfono y cortan la línea, lo que activa una desesperada acción de rescate por parte del padre de familia.Esta película es un ejemplo sofisticado de los elementos que se irán desarrollando durante la primera década de la aparición del cine.
En primer lugar, el montaje: las líneas de la acción se desarrollan en dos espacios distintos y mediante la intercalación de los diferentes planos convergen dramáticamente para dar la sensación de simultaneidad. En esta película aparece ya la estructura de montaje paralelo, un efecto dramático que se asienta sobre las leyes de la causalidad y saca partido del dominio técnico y rítmico del montaje para con todo ello intensificar la emoción en el espectador. El progresivo control dramático del tiempo a través del montaje será un elemento fundamental en las escenas de persecución o de rescate típicas del cine de Griffith, reconocido inventor del "rescate en el último segundo".
Otro elemento esencial para entender la elaboración dramática de esta secuencia es la concepción plástica y rítmica del encuadre, también llamada puesta en escena, y que equivale a los valores constructivos de la representación (lo que en pintura o escultura serían composición, iluminación o textura) junto con los desplazamientos y movimientos de los personajes y la cámara por el espacio mostrado.
Las niñas, con sus impolutos trajes blancos y sus alturas escalonadas, forman un compacto grupo cromático en el fondo de la imagen que crea un foco de atención para la mirada. Su presencia sirve para acentuar el peso de la parte derecha de la composición, mientras la parte izquierda, el lugar de donde proviene la amenaza de los asaltantes, está prácticamente vacía. Este tipo de construcción guarda una simetría, tanto con las imágenes del padre como con la de los ladrones. La lógica asociativa entre lado izquierdo representando la amenaza y lado derecho representando lo amenazado se mantiene no solo en el plano de la madre con las niñas sino también en el del padre situado a kilómetros de distancia del asalto.
La similitud en la composición, la apropiada disposición de los objetos, la elaboración cromática del encuadre, el movimiento interno de los personajes, todos estos elementos de la puesta en escena ayudan a conseguir que el espectador esté siempre orientado en espacios distintos que le han sido minuciosamente presentados previamente. Igualmente, los desplazamientos y gestos a la izquierda del encuadre suponen siempre una dirección hacia el exterior de la casa y los movimientos a la derecha hacia el interior. De este modo, cuando se produzca el crescendo dramático, estaremos siempre bien orientados.
En cierto modo, se trata de ofrecer al público unos estímulos de fragmentación, simultaneidad y rapidez que prolongan los de su propia experiencia cotidiana en las agitadas ciudades de principios del siglo XX. A su vez la presencia de los modernos medios de comunicación y transporte (el teléfono o el automóvil) sirve para sostener una situación dramática que el espectador del periodo podía comprender perfectamente porque ya estaba habituado a esos objetos. Sin embargo, en aras del apogeo dramático, esos medios modernos que acortan distancias, reducen el tiempo y mantienen el vínculo han de quedar inservibles; así el coche se avería y el teléfono es saboteado: todo por y para el rescate en el último segundo.
Vídeos
El teléfono residencial como vínculo y salvaguarda de la unidad familiar. El mensaje escrito induce a confusión, el teléfono es la concisa vía de comunicación hacia la salvación con una predisposición de servicio tal que aún siendo saboteado aporta fidedigna información de la crucial situación.
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