Dirigida por
Robert Gordon, Morgan NevilleAño
2015Relación con las Telecomunicaciones
Situación: En la década de 1960, los noticiarios de televisión eran toda una institución y los estadounidenses confiaban en ella. En agosto 1968 los informativos de televisión cambiaron para siempre.Situación: El nacimiento de una nueva era en el debate público o la llegada de la furia a las tertulias televisivas.
Enemigos íntimos: Creo que hoy sí que nos hemos ganado el sueldo
La tertulia política a dúo que dinamitó las bases del género televisivo y anticipó casi todo lo que vendría a continuación tuvo lugar en agosto de 1968 y la protagonizaron durante 10 debates televisivos en directo el progresista Gore Vidal y el conservador William J. Buckley Jr.
Los cineastas estadounidenses Morgan Neville y Robert Gordon le han dedicado un documental, una película que es una crónica pormenorizada de los antecedentes, el desarrollo y las consecuencias de lo que fue un duelo catódico de lujo (ambos tertulianos eran primeros espadas espadas de la confrontación ideológica) y de leyenda (de aquella lluvia torrencial, estos lodos). En especial, pasa revista al mítico instante, 28 de agosto de 1968, ya en el penúltimo de los encuentros, en que Vidal y Buckley aparcaron toda cortesía, toda etiqueta, y se despellejaron en antena con una virulencia hasta entonces desconocida. Ese día reventaron los diques y nació la (baja) política como (gran) espectáculo televisivo.
1968. Martin Luther King ha sido asesinado en abril, dos meses después lo es Robert Kennedy. Estados Unidos busca presidente en un año turbulento.
La institución en la que más confiaban los estadounidenses era la de los noticiarios de televisión. CBS tenía a Walter Cronkite, "el hombre más fiable en Estados Unidos". NBC contaba con The Huntley-Brinkley Report, conducido por Chet Huntley desde la ciudad de Nueva York y David Brinkley desde Washington DC. ABC News era la tercera y última cadena de la parrilla televisiva.
ABC News contaba con audiencias muy bajas. Además, disponía de un presupuesto muy ajustado para cubrir las dos convenciones nacionales, la del partido republicano y la del demócrata, que iban a celebrarse durante el mes de agosto y de las que debían salir los dos principales candidatos a suceder al actual presidente Lyndon B. Johnson.
Dadas las circunstancias, el jefe de programación de la cadena propuso dedicar la franja informativa de máxima audiencia a una serie de diez debates con Buckley y Vidal como protagonistas y con Howard K. Smith, un veterano periodista de la casa, ejerciendo de moderador. La propuesta llamó la atención pues por entonces las tertulias políticas y los debates entre analistas eran un producto televisivo de circunstancias, apto para la sobremesa o las horas vacías de la madrugada.
William J. Buckley Jr., fracasado aspirante a la alcaldía de Nueva York en 1965, era amigo de Nixon y Reagan, apoyaba desde su revista 'National Review' la guerra de Vietnam y desde 1966 presentaba el programa de televisión 'Firing Line'.
Gore Vidal también era conocido por los estadounidenses. Novelista, guionista de cine, candidato al Congreso en dos ocasiones, era nieto de un senador y su expadrastro era el padrastro de Jacqueline Kennedy. Vidal reclamaba los derechos de las clases bajas y los negros y defendía la libertad sexual. Y entendió que para ser influyente tenía que hacerse ver, de ahí su frase: "Nunca dejes pasar la oportunidad de tener sexo o estar en televisión".
Buckley y Vidal se odiaban. Su odio era personal y, sobre todo, político. Sus discrepancias respondían a dos visiones muy distintas de Estados Unidos. Pero ninguno pudo resistirse a la tentación de medirse ante el otro. Ambos anularon sus vacaciones para aceptar la propuesta de ABC News: 10.000 dólares por cada uno de los diez debates, con una duración entre 15 y 20 minutos y con un moderador que apenas intervendría.
El público los aborrecía y los adoraba. Quería verlos batirse porque su enfrentamiento era universal, ellos representaban y expresaban dos formas antagónicas de ver el mundo.
La 'cobertura no convencional de las convenciones' que anunciaba ABC estaba asegurada.
El debate se desarrolló en dos fases. La primera coincidió con la convención republicana, celebrada entre el 4 y el 8 de agosto en Miami.
El primer día, como si el destino hubiera apostado a ganador, el decorado preparado para el programa se vino abajo. Ante la premura de tiempo, colocaron a los dos intelectuales con una simple cortina de fondo, enfrentados en dos sillas, con los pies casi tocándose.
El improvisado decorado tan solo realzó que ambos contendientes estaban tan próximos físicamente como distantes ideológicamente.
La cobertura de Miami fue tensa y de un alto nivel dialéctico, pero no llegó al punto de ebullición. Hendrik Hertzberg, comentarista político de la revista The New Yorker, considera que "Vidal exhibió su gen competitivo preparándose a conciencia y ensayando ante el espejo hasta el último de sus gestos condescendientes", mientras Buckley "confió en su instinto, dedicando los días anteriores a navegar con su yate, con lo que se mostró como un interlocutor ocurrente y mordaz, pero algo menos preparado y con menos recursos". La opinión más común es que Vidal se adjudicó, con matices, esos cinco primeros asaltos.
Tras una pausa de 18 días, llegó la hora de la verdad. El 25 de agosto, la víspera de la convención demócrata que se celebraba en Chicago, Buckley echó el resto con una actuación memorable. Se había presentado a la fase decisiva del combate armado hasta los dientes y con los colmillos bien afilados. En los días sucesivos, el intercambio de puntos de vista en el plató se fue caldeando en sintonía con el ambiente que impregnaba la propia convención, una auténtica guerra civil entre demócratas que enfrentó al ala conservadora del presidente Johnson contra la izquierda pacifista y que se tradujo también en manifestaciones masivas y graves incidentes de orden público en las calles.
28 de agosto. Miles de pacifistas han salido a manifestarse. Frente a ellos, 12.000 policías, 6.000 soldados y 6.000 miembros de la Guardia Nacional. Nubes de gases lacrimógenos. Carreras. Gritos. Lo llamaron la batalla de Michigan Avenue. Lo vio en directo todo el país.
Nota en avance: La ley de Godwin, o regla de analogías nazis de Godwin, pese a que se popularizó como ley, es técnicamente un enunciado de interacción social propuesto por Mike Godwin en 1990 y que establece lo siguiente: "A medida que una discusión en línea se alarga, la probabilidad de que aparezca una comparación en la que se mencione a Hitler o a los nazis tiende a uno".
Ya en el plató, el debate sube de tono y el moderador, fuera de plano, en una especie de limbo neutral y completamente ajeno a la ley de Goldwin pero sujeto a la máxima de que 'el desconocimiento de la ley no exime de su cumplimiento', pregunta como el que introduce un tema de debate más: "¿El hecho de que los manifestantes exhiban una bandera del Vietcong no es un acto de provocación, como enarbolar una bandera nazi en la Segunda Guerra Mundial?".
Vidal argumenta que las situaciones no son comparables, que Vietnam era un país del Tercer Mundo víctima del agresivo imperialismo de los Estados Unidos y que por tanto su guerrilla popular contaba con la simpatía de una gran parte de la opinión pública occidental. Buckley le interrumpe en dos ocasiones para decir que los nazis estadounidenses fueron apartados de cualquier responsabilidad o función política o social durante la guerra mundial y que fue un acto de sensatez y de patriotismo no dejarles expresar sus puntos de vista. Y concluye: "Quien apoye a los enemigos que disparan contra nuestras tropas en Vietnam debería ser mandado al ostracismo de la misma forma que lo son los americanos pronazis".
Vidal no pierde la compostura. Pestañea. Mira sus papeles como sin dar importancia a lo que va a decir. Y con tono contenido y dicción perfecta, responde (aunque más bien dispara): "Ya que me siento aludido, diré que el único pronazi o criptonazi al que puedo referirme es usted".
Buckley aparenta haber sufrido una conmoción cerebral. Cuando acaba de encajar la acusación de criptonazi y emerge del estado de aturdimiento, ya ha perdido completamente los papeles: "Escúchame, marica. Deja de llamarme criptonazi o te voy a dar un puñetazo en la maldita cara que te vas a quedar tieso".
Gore Vidal le lanza una mirada triunfante. Él se ha mantenido imperturbable pero Buckley ha quedado fuera de juego, derrotado, expuesto y herido en su orgullo tras haber mordido el anzuelo que le ha llevado a sacar en público lo peor de sí mismo.
Cuando se apagaron las cámaras, Vidal fingió buscar la complicidad de su oponente con una frase que más que árnica tan solo añadió sal a la herida: "Creo que hoy sí que nos hemos ganado el sueldo".
En el último debate, Buckley fue una sombra.
Fue algo diferente a todo lo que la televisión había emitido hasta entonces, y aún más impactante porque fue en directo y sin guion. Los espectadores estaban fascinados. La audiencia de ABC News se disparó. Y nació una nueva era en el debate público con la política como espectáculo.
Los debates entre William F. Buckley Jr. y Gore Vidal alumbraron un nuevo género televisivo y este documental los recuerda como el certificado de defunción de los debates de guante blanco.
Vídeos
En el verano de 1968 los informativos de televisión cambiaron para siempre. La cadena ABC, última en audiencia, contrató a dos destacados intelectuales públicos para que debatieran entre sí durante las convenciones nacionales demócrata y republicana. William F. Buckley Jr. era un líder del nuevo movimiento conservador. Gore Vidal era novelista y demócrata. Con una enemistad y desconfianza mutua muy arraigadas, Vidal y Buckley creían que las ideologías políticas del otro eran peligrosas para Estados Unidos. Como si se tratara de un combate de pesos pesados, se lanzaron insultos políticos y personales, y sus explosivos intercambios se convirtieron en insultos vitriólicos. En directo y sin guion, mantuvieron a los espectadores fascinados. Los índices de audiencia de ABC News se dispararon y nació una nueva era en el discurso público.
Entrevista para B.Y.O.D. (Bring Your Own Documentary) al director Morgan Neville, presentada por Ondi Timoner, en la que se incluyen algunos fragmentos y tráiler del documental. El director analiza la película, comparte su perspectiva sobre aquellos legendarios debates y analiza la política, los legados de la era Kennedy y el nivel de discurso alucinante que catapultó al estrellato tanto a Vidal como a Buckley.
00:01 Dando la bienvenida a Morgan Neville a BYOD.
00:55 Realización de documentales relevantes.
02:19 La política de hoy y las historias de enemistades y rivalidades políticas.
04:05 William F. Buckley Jr., Gore Vidal. y los debates en la televisión.
06:28 Clip: Debate en la ABC.
09:45 Crecer en 1968 y la conexión con Kennedy.
12:20 Clip: Los preparativos del primer debate.
13:56 El primer debate, los escritos de Vidal y la política transgénero.
19:30 El partido republicano en los años 60.
20:41 Diseccionando el lenguaje y los trucos del debate.
23:21 Clip: El rey de lo "guay".
23:58 Entrevista a Gore Vidal y peleas en la televisión nacional.
27:16 Dificultades para hacer la película y relevancia hoy en día.
28:19 Los diferentes puntos de vista de Buckley y Vidal sobre el patriotismo.
30:43 Clip: Buckley contra Vidal.
33:11 Creación de personalidades y titulares en la televisión.
36:09 Ventajas de codirigir y coproducir la película.
39:11 Dónde ver la película.
39:23 Agradecimiento y despedida.
39:28 Tráiler.
BEST OF ENEMIES - Gore Vidal & William F. Buckley Jr. Documentary with director Morgan Neville
El documental entrelaza ingeniosamente los comentarios perspicaces de los entrevistados (incluidos los íntimos y los críticos de ambos ponentes) y las imágenes de época de los "debates" reales para indicar de forma convincente las nefastas repercusiones de los enfrentamientos entre Buckley y Vidal. Nota: cuando se leen pasajes de los escritos de ambos contendientes, Kelsey Grammer hace de "voz" fuera de cámara de Buckley (fallecido en 2008), y John Lithgow hace lo propio con Vidal (fallecido en 2012).