Relación con las Telecomunicaciones

Situación: Dron MQ-1 Predator.

Situación: El conflicto bélico en los tiempos del dron.

Situación: Con el ojo en el cielo y el joystick en la mano, de la guerra asimétrica a la embarazosa asimetría de la inteligencia letal.

Recomendación: Ver después Espías desde el cielo, película de 2015 con dron MQ-9 Reaper.

Good kill: a kilómetros

"Good kill" cerró la competición oficial por el León de Oro en la 71 edición del Festival de Venecia, entre débiles aplausos y algún que otro abucheo por un desenlace que, según la crítica asistente, parece pensado para la taquilla.

La historia se limita a mostrar la complejidad de la guerra a distancia, sin decantarse por ningún lado. Trata de toda una generación de soldados que se han de plantear preguntas que nadie se ha hecho antes, que se pasan el día combatiendo a los talibanes y luego van a recoger a sus hijos al colegio, con el caos mental que eso supone. El interés de las secuencias se construye en torno al manejo del montaje, a la dilatación del tiempo, a la intensidad de las miradas y a las emociones contenidas. Soldados combatiendo a distancia, desde la consola de un ordenador, y donde el héroe no hace más que echar de menos sus días de gloria. Una propuesta nada orientada a satisfacer a la crítica y llenar los cines. De hecho, la película no consiguió distribución en las salas españolas y fue estrenada directamente en DVD.

Aunque el Departamento estadounidense de Defensa se negó a colaborar en el filme, tanto Ethan Hawke como Zoe Kravitz mantuvieron entrevistas con expilotos de drones para preparar sus personajes.

Siguen unos comentarios de la rueda de prensa con motivo de la presentación en el Festival de Venecia, 2014.

Kravitz: "Lo que descubrimos es que es increíblemente aburrido, se pasan horas metidos en una caja y muy a menudo sin hacer nada".

Hawke: "Para mí fue fascinante. Antes de hacer esta película, no tenía ni idea de cómo funcionaba este nuevo tipo de guerra. Es algo que no queremos ni pensar. Un tipo de arma increíblemente efectiva, pero que plantea una grave cuestión moral".

En un momento dado, el guion -del propio Niccol- lanza un dardo a Barack Obama, el presidente de Estados Unidos en 2010, que es cuando transcurre la acción del film, ironizando con el Premio Nobel de la Paz que le había sido concedido en 2009. Niccol, como director, cree que la eventual crítica puede hacerse extensiva a los republicanos: "El programa de drones es completamente bipartidista. Empezó con George W. Bush tras los ataques del 11-S y se extendió con Obama. Es de las pocas cosas en las que todo el Congreso norteamericano ha estado de acuerdo". Al margen del entorno político que sustenta el programa de drones, Niccol insistió en que su idea era no tomar partido: "No creo que pueda calificarse como una película prodrones ni antidrones; en todo caso, es una fábula de advertencia. Orwell se revolvería en su tumba si oyera conceptos bélicos como guerra preventiva o proporcionalidad".


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"Good kill", así es el conflicto bélico en los tiempos del dron: sin víctimas no deseadas, sin familias desatendidas y sin traumas psicológicos para los veteranos de guerra. Existe una excepción a esa regla. El comandante Tommy Egan pilotaba un F-16 en Irak y Afganistán hasta que le ofrecieron un trabajo menos fatigoso comandando estos aviones teledirigidos a la vuelta de la esquina de casa. Sin embargo, un extraño malestar ha empezado a crecer en su interior al tiempo que, por mediación de un teléfono de sobremesa en manos libres, descubre el verdadero significado de nuevas expresiones orwellianas como ataque preventivo o víctima colateral.