Imparable
Imparable

Dirigida por

Tony Scott

Año

2010

Relación con las Telecomunicaciones

Situación: En todo centro de control, o de coordinación de incidencias o emergencias, que se precie no puede faltar un receptor de televisión.

Imparable: cuando te ves acorralado, a veces se te ocurre una gran idea

En los mentideros del sector se venía comentando que "Imparable" jamás vería la luz. El estudio estaba asustado por el elevado presupuesto de la película, motivo por el cual les pidieron a su principal estrella y al director que rebajaran sus salarios. Al final se llegó a un acuerdo y, por suerte para el espectador de sala de cine con pantalla grande, el rodaje pudo iniciarse. Y es que el visionado de esta cinta de acción resulta de lo más agradecido ya que ofrece hora y media de entretenimiento asegurado bajo el prisma, salvando las distancias, de cine al natural: Scott evitó en lo posible la utilización de imágenes generadas por ordenador, optando en su lugar por la acción real y la destreza de algunos de los especialistas con mayor capacidad inventiva de la industria e incluso con el viejo truco del "humo y los espejos" para aumentar la intensidad de la escena del tren en la curva elevada. El director se lo pasa en grande, ajusta como un guante su montaje frenético a la velocidad del tren, prescinde de casi cualquier dibujo dramático de los personajes y flirtea con el desastre a cada escena, cada plano, a cada movimiento circular de cámara en arco de 120 grados, a cada perceptible ralentización de imagen, tácticas, ambas, denominación de origen Tony Scott.

Stanton, población ficticia del Sur de Pensilvania, enmarcada en el cinturón industrial más conocido por "Rust Belt" (el cinturón del óxido), ha visto mejores días. En la actualidad es una náufraga más a la deriva del bajón económico que lastra las empresas y, como en el caso de la AWVR (Allegheny & West Virginia Railroad), las está llevando a jubilar anticipadamente a los empleados de más edad, y más experimentados, para cubrir sus vacantes con trabajadores más jóvenes, y más baratos. La estrategia empresarial se completa aprovechando los 90 días de guarda para que el experimentado forme al novato en un supuesto ambiente de sana camaradería: "Soy Will Colson, hoy conduciremos juntos el tren Uno-Dos-Cero-Seis. ¿Algún problema?. No me gusta trabajar en una maldita guardería. Ni a mí tampoco en el Hogar del Jubilado". Will, además de joven, es familia de los dueños del ferrocarril, o sea, un miembro del Club del Esperma con Suerte, dos factores genéticos que a Frank Barnes, empleado en la compañía desde hace 28 años y con la carta de despido en el bolsillo desde hace 72 días, no le afectan, en esencia, para enseñarle a hacer su trabajo y pueda ocupar su puesto; aunque, tampoco es que esté muy contento con ello.

En el otro extremo de la línea principal, la conjunción de dos empleados en estado de gracia profesional, un tropezón a destiempo y una mala vibración que se transmite hasta la palanca de mando de la locomotora principal acaban situando en la vía, dirección a Stanton, sin maquinista, un tren de unos 800 m de largo que incluye 4 vagones de productos químicos altamente tóxicos que cuando se cruza con el Uno-Dos-Cero-Seis de Frank y Will ya es, imparable, el villano de la película. Todo lo demás es mejor verlo que contarlo.

Un aspecto muy importante en la explotación del ferrocarril son las comunicaciones. Es absolutamente necesario poder tener una comunicación directa entre los Puestos de Mando y las estaciones, entre los trenes y las estaciones, y entre los PM y los trenes. Sin olvidarse de las comunicaciones entre el personal en el tren o en las estaciones entre los distintos agentes para coordinarse para maniobras, movimientos, etc.

El ferrocarril se acogió al telégrafo para transmitir mensajes a distancia, de hecho los postes seguían el trazado de la vía, y de ahí nació el Bloqueo Telegráfico con el que las distintas estaciones se coordinaban para gestionar el tráfico. Pero la única forma de comunicar con los trenes era cuando paraban en las estaciones.

Con la invención del teléfono, el ferrocarril da un gran paso adelante adoptando este nuevo sistema aunque al ser una tecnología nueva y necesitar nueva infraestructura era caro. A lo largo del tiempo el teléfono se ha hecho absolutamente imprescindible en el mundo de los trenes y por ello las compañías ferroviarias han desplegado su propia red de telecomunicaciones al margen de la red telefónica pública.

En Imparable, las comunicaciones son vía radio; se supone que porque los trenes de la compañía se mueven en un área que perfectamente se puede cubrir con un servicio de repetidor. En tierra, en la estación de carga, o en el propio tren, entre Will y Frank, se utilizan walkie-talkies en la frecuencia de maniobra y entre el tren y el Puesto de Mando se utiliza una emisora de radio, en la frecuencia de tráfico o de servicio.

El móvil aparece en sus dos facetas: la negativa, el personal lleva los problemas familiares en el bolsillo y el móvil es la interfase de los despistes (Will se distrae con una llamada personal y engancha más vagones de los correspondientes lo que con posterioridad les llevará a estar en un tris de ser arrollados) y la positiva, en caso de necesidad el móvil permite contactar con el profesional clave (Connie es una mujer fuerte, la estación de trenes de maniobras es un mundo absolutamente para hombres, y es la voz de la razón, así que en cuanto se entera del desvarío que ha ocurrido instintivamente contacta con el soldador Ned pues sabe que es un ferroviario resolutivo y con los pies en la tierra).

Sin embargo, el gato al agua se lo lleva la televisión. En cuanto se hace público que hay en circulación un tren sin conductor hacen su aparición los helicópteros de los canales de noticias y a partir de ahí la información de primera mano de lo que está ocurriendo ya no llega por radio, ni por móvil, ni tan siquiera desde el sistema de señalización ferroviario: la información en tiempo real llega desde el receptor de televisión que, previsor, el Puesto de Mando tiene junto al gran sinóptico mural. Y, además, esta información está llegando a todos los actores y sectores sociales, estén afectados o sencillamente interesados.

Vídeos

Estación Fuller, Estación Fuller, aquí Doce-Cero-Seis, hemos pasado el mojón 52 en dirección Norte por la principal.

Van a ver el morro del triple 7 de un momento a otro

Un tren de ese tamaño a tanta velocidad pulverizará lo que encuentre a su paso.

Por algo se llama descarrilador

Cero-Seis, aquí Connie Hooper, ¿están ahí?. Aquí Cero-Seis, cambio. Solo quería saber cómo andaban. A unos 90 Km por hora, Connie. ¿Perdón?, Frank, no, no le entiendo.

Nos dirigimos a por su tren

Está corriendo por encima de los vagones de grano saltando la distancia entre vagones. ¡Frank!. Sí, sí, te oigo.

¡Nos hemos cargado los frenos!

Tengo cámaras en los coches, en el tren, en los helicópteros. Son 22 cámaras. La gente cree que exagero, pero...

Las secuencias más locas son las más asombrosas

(Lab24 - 7 jul 2015) Las líneas de alta velocidad en España transportaron en 2014 la cifra récord de treinta millones de viajeros. Para gobernar este intenso tráfico ferroviario existen cinco Centros de Control y Regulación del AVE, uno central en Madrid y cuatro de línea que integran avanzados sistemas tecnológicos. Lab24 ha visitado el situado en Zaragoza, que controla el corredor con más demanda, el que enlaza Madrid con Barcelona y Figueres para conocer la complejidad que supone el tráfico ferroviario de esta línea. Nos lo explica Jesús Garrido, Jefe Noreste Alta Velocidad de Adif.

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