Dirigida por
Matthew KillipAño
2020Relación con las Telecomunicaciones
Situación: La comunicación y la conexión por encima de las preocupaciones terrenales pragmáticas.Situación: Catálogo de material y equipo para comunicaciones radio del espacio profundo de 1970 y 1980.
Situación: Arte y tecnología aplicados, desde el profundo espacio terreno hasta los confines de la emisión en continuo.
John quería contactar con extraterrestres: A veces no es lo que se busca
El cineasta Matthew Killip navegaba por Internet cuando dio con unas fotos y notas sobre un hombre de Michigan que utilizaba multitud de equipos para enviar transmisiones al espacio exterior. Así que siguió su instinto: cogió la cámara y voló hasta Michigan para saber más sobre él. El resultado es un documental muy pequeño sobre cosas muy grandes y con el reconocimiento que deviene del premio al 'Mejor corto de no ficción' en Sundance Film Festival 2020 y del 'Mejor corto' por la International Documentary Association, edición de 2021.
La casa de John Shepherd en el norte de Michigan era un hábitat de dos mundos. En una foto en blanco y negro vemos a los abuelos sentados cómodamente en sus sillones en una mitad del salón mientras que en la otra mitad John está a los mandos de unos equipos que parecen sacados de una sala de control de la NASA.
La instalación comenzó en el dormitorio de John pero con el tiempo se fue extendiendo por el resto de la casa hasta que él y su abuela hicieron un fondo común y construyeron una ampliación de la vivienda para contener todo su equipo, incluyendo un transmisor de dos pisos pues John intentaba contactar con extraterrestres.
En las viejas imágenes de vídeo, probablemente procedentes de los noticiarios locales sobre gente rara que hace cosas raras en la comunidad, John hace girar discos de Afrobeat y Tangerine Dream mientras dirige un programa de radio para quienquiera que esté escuchando a cientos de miles y quizá millones de kilómetros en el espacio. John también posa junto a los equipos de su proyecto STRAT.
Con voz suave y cálida, John habla de cómo su padre se fue al poco de nacer él, y su madre era "simplemente diferente". Sus abuelos lo adoptaron y vivían en una casa en una zona rural que hace que una frase como "pueblo pequeño" suene demasiado grande. No era el entorno ideal para un hombre gay como John que consideró que era improbable entrar en contacto con otra persona como él.
Ahora, John tiene más de sesenta años, su pelo largo y su barba a lo Bob Seger se han vuelto grises y se han encrespado un poco. Y habla a cámara, ora con su gran colección de discos de vinilo, ora los equipos de lo que en un día fue su proyecto STRAT, de fondo.
No, John no es ningún loco. Reconoce que la posibilidad de establecer contacto con los extraterrestres era ínfima, pero que, no obstante, esa búsqueda dio sentido y propósito a su vida. Lo dice con una lucidez envidiable, con el tono de un hombre que se conoce a sí mismo y no siente la necesidad de dar más explicaciones. Hace que el concepto de buscar infructuosamente vida extraterrestre en el cosmos desde una casa en medio del campo no parezca del todo irracional. Y por supuesto, es profundamente simbólico.
El documental de Matthew Killip no enmarca a John Shepherd como un excéntrico de Werner Herzog a la conquista de lo inútil (hay un cierto paralelismo con 'El gran éxtasis del escultor de madera Steiner', corto de Herzog del año 1974), ni lo explota como un bicho raro de la serie 'Rey tigre' (Tiger King: Murder, Mayhem and Madness, serie de 2020 de gran éxito en Netflix), el corto es un miniretrato encantador y serio que ofrece más revelaciones deliciosas en 16 minutos que algunos documentales en 90. Al director no le interesan los elementos comunes de la historia de John, y cuestiones instintivas como saber más sobre su madre y su educación, cómo pagó todo ese equipo, a qué se dedica... cuestiones que creemos que definen a un personaje pero que en realidad sólo satisfacen nuestra necesidad de cosas imposibles como el orden y la claridad. Sin embargo, la película resulta refrescante al centrarse en la comunicación y la conexión más que en las preocupaciones terrenales pragmáticas; porque eso, en el fondo, es lo que realmente importa.
Proyecto S.T.R.A.T. Estación Terrestre Uno.
Según John Shepherd, el proyecto "Special Telemetry Research And Tracking" (Investigación especial de telemetría y seguimiento) se inició en la primavera de 1971 y se constituyó como una "empresa individual" en la primavera de 1972.
En el verano de 1972 salió al aire la primera transmisión de radio ULF (ultra baja frecuencia). El transmisor, en la banda de 40 hercios a 15 kilohercios, emitía una radio baliza de pulsos de 150 vatios hacia las estrellas.
Al acercarse el otoño de 1973, una gran ola de avistamientos de OVNIS (Objetos Voladores No Identificados) ocurrió a escala mundial y los instrumentos del proyecto captaron algunas perturbaciones electromagnéticas inusuales, sobre todo en forma de interferencias armónicas (de 400 a 1.000 hercios), entremezcladas con la frecuencia de la línea eléctrica de 60 hercios. John comenta que utilizó un osciloscopio, en conjunción con las líneas de distribución de distribución de energía eléctrica, como detector para medir cualquier actividad electromagnética inusual en el área local.
A medida que el fenómeno OVNI crecía, el Proyecto S.T.R.A.T. se expandió hasta abarcar más de 1.200 pies cuadrados (unos 111,5 metros cuadrados) de la casa de los abuelos en la que vivía. Durante los siguientes años, añadió a la casa una construcción de 16' por 38' (unos 4,9 metros por 11,6 metros), lo que permitió instalar un equipo de alta tensión mayor y, sobre todo, un transmisor de radio del espacio profundo de dos pisos de altura, de 1.000 vatios y 60.000 voltios, compuesto por cuatro grandes amplificadores de potencia polifásicos semisintonizados que combinados con otros amplificadores lineales de baja frecuencia debían permitir que la señal del programa musical viajara a grandes distancias en el espacio con la idea de atraer la atención hacia la fuente de cualquier inteligencia extraterrestre que detectase las señales y las siguiera hasta la Tierra.
En los siguientes 25 años, el esfuerzo de John se centró en la difusión de una amplia variedad de músicas del mundo: jazz, música étnica, folclórica y electrónica. Esta programación estuvo en el aire entre seis y ocho horas diarias hasta que dejó de emitirse en otoño de 1998.
Debido a la falta de fondos y a la incapacidad de John para mantener los altos costes de las continuas actuaciones, el proyecto y todo el equipo se trasladó en 1998 a un emplazamiento menos costoso.
Según parece, en torno a 2003 el proyecto quedó a la espera de cambios, bien en las circunstancias o en las directrices; con John dispuesto a poner más o menos énfasis en desarrollo de equipos electrónicos o nuevas áreas de investigación científica.
Nota: Todo parece indicar que no se produjo ningún cambio y STRAT quedó "archivado".
John lo resume así: "Era una exploración, una búsqueda con un método científico. Pero también fue una búsqueda con un método de tipo artístico. La música, la construcción y la puesta a punto de las máquinas desde cero, y el trabajo con mis propias manos era su propio arte, pero también era una exploración. La búsqueda seguía ahí, la posibilidad de explorar estaba siempre viva".
Cuando en 1977 la NASA lanzó la sonda Voyager a explorar el cosmos con un disco de oro con una selección de música como una instantánea de la humanidad para el caso de que formas de vida inteligentes la encontraran, desde 1973 John Shepherd ya enviaba ondas de radio al espacio profundo desde la casa de sus abuelos, emitiendo entre seis y ocho horas diarias de música de su selección particular, por si los extraterrestres sintonizaran la radio en su lugar. El 20 de agosto de 2020, John Shepherd llegaba a todos los lugares del planeta Tierra a través de la plataforma de emisión en continuo Netflix.
Vídeos
Uno de los principales motores de la raza humana es el propósito. Vivir no es suficiente. Necesitamos sentir una transferencia de energía cada día para sentir que tenemos algún tipo de valor añadido. Este corto aborda esa idea desde una dulce perspectiva.
Notas del autor del video: "Verano de 1991. Ahora es objeto de un maravilloso cortometraje de Netflix, pero John Shepherd fue también vecino de mis abuelos durante años en Intermediate Lake, cerca de Bellaire, MI. Yo había pasado por allí para visitarlo mientras estaba en la universidad, y años más tarde llevé a mi pareja cuando John nos dio una visita guiada a su recién ampliada instalación, que incluía una ampliación de dos pisos a la pequeña casa de campo. Años más tarde, me puse en contacto con John a través de su sitio web del Proyecto S.T.R.A.T., comunicándole que era trans, y él me respondió compartiendo la noticia de que era gay. Gran parte del equipo de John en esta grabación casera en VHS está en el documental de Netflix, pero esta visita en profundidad muestra lo feliz que estaba John de compartir su trabajo con cualquiera que se interesara por su proyecto".
David & Penny's Excellent Adventure 4, John Shepherd on Intermediate Lake
Para John, contactar con extraterrestres se convirtió en la misión de su vida. Así, se pasaba todos los días construyendo tecnología en la casa de sus abuelos adoptivos, ocupando todo el espacio y enviando música al espacio exterior con la esperanza de que una fuerza vital extraterrestre la recogiera y enviara una señal de vuelta; la razón de John para usar la música es que es un lenguaje universal. Es mucho más romántico de lo que parece.