Dirigida por
Francis Ford CoppolaAño
1974Relación con las Telecomunicaciones
Situación: La privacidad de las conversaciones y el efecto regresivo de una llamada telefónica.Situación: La miniaturización de los dispositivos de escucha conlleva una reconversión del profesional, de artesano a industrial.
La conversación: me tiene sin cuidado lo que hablen, solo me interesa hacer bien la grabación
Día soleado en San Francisco. Gran animación en Union Square. El objetivo de la cámara avanza en suave zoom desde una posición elevada hasta tomar pie en tierra, mezclarse con los transeúntes y hacernos tomar consciencia de que uno de los mejores profesionales especialistas en escuchas clandestinas, Harry Caul, acompañado de su equipo, está llevando a cabo un trabajo, aparentemente, ordinario: una joven pareja pasea confiadamente por la plaza y su conversación está siendo grabada.
Al igual que la cámara capta imágenes que el ojo no ve, el micrófono recoge sonidos que el oído no percibe. Así, las cintas de Union Square contienen más información de la prevista, o esperada, por Caul quien, tras escucharlas una y otra vez, finalmente intuye que la joven pareja podría estar en peligro de muerte y sospecha que él podría haber sido utilizado como instrumento de ese asesinato. Comienza la película de suspense.
Si bien Coppola rodó "La conversación" en 1973, la idea del argumento ya la tenía a finales de la década de los sesenta. Sin embargo, si la hubiese rodado entonces, o tan solo unos pocos años antes, muchos espectadores y críticos la hubieran considerado, muy probablemente, como una película de ciencia ficción pero cuando empezó el rodaje la posibilidad teórica de una violación masiva de la esfera privada por parte de la industria o del gobierno ya era una realidad manifiesta: Estados Unidos se encontraba inmerso en el caso de escuchas clandestinas y baile de cintas magnetofónicas que más adelante se conocería como "escándalo Watergate".
El escándalo comienza el 17 de junio de 1972 con el arresto de cinco hombres que habían penetrado para espiar al Comité Nacional Demócrata en el hotel Watergate en Washington. Después de múltiples peripecias judiciales, la implicación de la administración de Nixon se fue haciendo cada vez más evidente. El 30 de abril de 1973, Nixon aceptó parcialmente la responsabilidad del gobierno y destituyó a varios funcionarios implicados.
La existencia de cintas magnetofónicas incriminatorias del presidente y su negativa a ponerlas a disposición de la justicia llevaron a un duro enfrentamiento entre el ejecutivo y el judicial. La opinión pública forzó finalmente a la entrega de esas cintas, pero una fue alterada y dos desaparecieron.
Crecientes evidencias sobre la culpabilidad de Nixon y de altos funcionarios norteamericanos llevaron a que se iniciaran los procedimientos del proceso al presidente. En agosto de 1974 Nixon tuvo que entregar transcripciones de tres cintas magnetofónicas que claramente le implicaban en el encubrimiento del escándalo. La evidencia hizo que Nixon perdiera sus últimos apoyos en el Congreso. El 8 de agosto comunicó su renuncia al cargo de presidente al verificar que había perdido la "base política" necesaria para gobernar. Su vicepresidente, Gerald Ford, accedió a la presidencia e inmediatamente otorgó un perdón incondicional a Nixon el 8 de septiembre de 1974.
'La conversación' se estrenó el 7 de abril de 1974 en Los Angeles, California, aumentando el nerviosismo de una opinión pública que ya estaba traumatizada por el escándalo de las escuchas telefónicas.
Sí, la película con sus cintas magnetofónicas, sus mezclas y filtros de sonido trata sobre la percepción de la información que nos llega. Vemos, pero ¿qué es lo que vemos? Oímos, pero ¿qué es lo que oímos? Y cuando ya nos hemos hecho una composición de lugar viene el choque con la realidad: Harry asiste a una gran convención de "técnicos de vigilancia y seguridad" en la que se ofrece la última tecnología en escuchas como si fuesen aparatos electrodomésticos. Los tiempos están cambiando y en esta nueva sociedad en la que la privacidad no existe y la vigilancia es una industria no hay cabida para un profesional como Harry, quizá porque con la nueva tecnología ya no se requieren profesionales o quizá porque como profesional no puede llegar a conocer y dominar las posibilidades de la nueva tecnología.
Harry siempre llama desde cabinas públicas. En casa tiene teléfono, metido en un cajón del escritorio, como si por tenerlo oculto a la vista fuese indetectable o porque sabe que es una caja de Pandora. Cuando la situación se vuelve desesperada, rompe su norma y llama desde casa, una llamada corta para no dar tiempo a su identificación pero desde el otro lado simplemente responden que le devolverán la llamada y cuelgan. Cuando al cabo de poco tiempo suena su teléfono y resulta ser quien le había dicho que le llamaría... a Harry se le cae el mundo encima.
En 1968, Theodore George "Ted" Paraskevakos, mientras trabajaba en Atenas, Grecia, como ingeniero de comunicaciones para SITA, comenzó a desarrollar un sistema para identificar automáticamente el número que realiza la llamada. Tras varios intentos y experimentos, desarrolló el método en el que el número desde el que se llama es transmitido al dispositivo receptor. Este método es la base para la tecnología actual de identificación de llamadas. Desde 1969 hasta 1975, Paraskevakos expidió 20 patentes relacionadas con la identificación automática de línea telefónica.
Puede que quienes vigilan a Harry dispongan del sistema de identificación de llamada, por fechas podría ser, pero lo más probable es que hayan entrado en el apartamento y hayan tomado nota del número mientras ponían el micrófono que acaba volviendo paranoico a Harry.
¿Dónde está el micrófono? Puede que Harry lo lleve encima o que, sencillamente, lo tenga entre las manos.
En un principio el personaje debía llamarse Harry Call (llamada) pero por un error tipográfico se convirtió en Harry Caul (una parte del saco amniótico envolviendo la cabeza del recién nacido). A Coppola le gustó esta 'confusión' y mantuvo el nuevo nombre del personaje y puede que hasta le diera pie para esa peculiar gabardina que viste. Hay un Harry antes y otro después de la llamada telefónica que le dice "Sabemos lo que usted sabe, mister Caul. Por su propio bien, no se involucre más. Estaremos escuchándolo". Antes de esa llamada Harry espiaba, grababa y controlaba. Después de la llamada, Harry es espiado, grabado y controlado. Antes de la llamada, Harry era un adulto seguro de sí mismo. Después de la llamada, sufre una regresión al feto materno como único lugar seguro ante las amenazas del exterior. Por otro lado, según Stefan Koelsch, "somos criaturas musicales de forma innata desde lo más profundo de nuestra naturaleza y la música tiene esa capacidad de ayudarnos a cambiar nuestro estado de ánimo, si lo deseamos, pues la música es capaz de evocar el núcleo de las estructuras cerebrales responsables y creadoras de nuestro universo emocional, algo muy importante también para las terapias donde podemos intentar aplicar la música para ayudar a aquellos pacientes que padecen trastornos de sus estructuras cerebrales y que están relacionados con las emociones, no sólo la depresión sino también el trastorno provocado por un estrés post-traumático, en parte también los trastornos por ansiedad". De este modo, por cualquiera de ambas partes, profesional o personal, tecnológico o anatómico-emocional, Harry lleva implícito el final de 'La conversación' en su apellido.
En cuanto al Watergate. En 1976, Alan J. Pakula rodó la película 'Todos los hombres del presidente', protagonizada por Dustin Hoffman y Robert Redford (como los periodistas Carl Bernstein y Bob Woodward, respectivamente), que relata la historia de la investigación periodística que desembocó en el famoso escándalo y que en 2010 fue incluida entre los filmes que preserva el National Film Registry (Registro Nacional de Películas) de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, por ser considerada "cultural, histórica, o estéticamente significativa". El 17 de junio de 2016, en una entrevista a "eldiario.es", Julian Assange dice: "Toda esta historia de los valientes periodistas enfrentándose al poder es una ilusión diseñada por Hollywood. Hasta 'Todos los hombres del presidente', la famosa película sobre el Watergate, con estos dos periodistas correteando por ahí, hablando con secretarias de administración, destapando la verdad sobre una conspiración de pinchazos. No, esto era una disputa de facciones entre Nixon y el FBI. Y el FBI escogió a sus periodistas favoritos dentro del Washington Post y les fue dando información para asegurar su posición en esa guerra de facciones. De hecho, en los correos de Hillary Clinton que publicamos recientemente, en esos mismos 2.000 correos de Hillary Clinton, se dice que Bob Woodward, el supuesto "héroe" del Watergate, es un activo del FBI".
En cuanto a Harry Caul. Puede que superara la crisis existencial, con ayuda de su saxo y algo más, y que hasta se cambiara el nombre por el de Edward Lyle, se reciclara tecnológicamente y llegara a ser el agente de la NSA experto en supervivencia que Gene Hackman encarna en la película 'Enemigo público' (1998, Tony Scott) pues las imágenes de dicho personaje cuando era joven pertenecen a 'La conversación'.
En cuanto a la película, esta es la visión de Joan Marimón, guionista y analista de montaje.
El argumento es deudor del de 'Blow up' (1966) de Miquelangelo Antonioni pero mientras que el film del director italiano se centra en las ampliaciones de imágenes fotográficas el de Coppola se orienta hacia el sonido.
El protagonista, Harry Caul, es un personaje solitario, asocial, obsesivo, temeroso, con complejo de culpa, a la vez perfeccionista y una autoridad respetada en su trabajo. "Invasor de la privacidad", según se lee en el póster. Especialista en violar la intimidad de otros y al mismo tiempo afectado de paranoia por ser espiado. Una paranoia que se acaba revelando como justificada cuando en el desenlace se convierte en el espía espiado, vencido por el poder, la corporación para la que había trabajado.
Al menos una de las secuencias de este film forma parte de la antología del audiovisual, el clímax del primer acto (minutos 32 a 38), en el que Harry, tras discutir con su ayudante Stan, logra limpiar de ruido una frase que permanecía inaccesible: "He’d kill us if he got the chance" (Nos mataría si tuviera oportunidad). En esta secuencia se mezclan las imágenes como flash-backs de la joven pareja espiada en la secuencia inicial, con la actividad del espía -prácticamente un montador de sonido- y con la discusión que éste mantiene con el ayudante. La parte final de la secuencia, la limpieza del ruido hasta que surge la frase, lanza al protagonista a contradecir lo que había dicho en su discusión previa con el ayudante, en donde había afirmado categóricamente que no le concierne la naturaleza humana, ya que desde ese instante intentará salvar la vida de las personas a las que ha espiado, enfrentándose a sus poderosos clientes.
La primera de las secuencias es fuente de información para el resto del film. Las frases banales de la pareja al pasear ("pienso en que tuvo un padre y una madre y ahora está abandonado en un banco del parque", "ríete", "quedémonos un rato más", "¿estás cansado de mí?", "te amo") se cargan de sentido al repetirse en distintos ambientes, por ejemplo en la depresiva secuencia de sexo (minutos 71 a 76) entre Harry y la azafata Meredith que se lleva a cabo mientras se oye la conversación. Cada una de las frases ("tuvo un padre y una madre y ahora está abandonado", "te amo") encuentra su lugar en esta nueva situación, en un posible ejemplo de eficacia del contrapunto sonoro.
La secuencia final, con Harry destrozando su propio hogar para descubrir el micrófono con el que ha sido espiado, haciendo pedazos incluso una figura de la virgen -él que ha sido retratado como católico practicante- y fracasando en su empeño, contribuye a crear empatía con el protagonista, finalmente un desvalido trágico y vencido. En las imágenes finales, Harry toca el saxo mientras en el audio la música diegética se mezcla con la banda sonora extradiegética de piano solo.
'La conversación' es un film sobre la ambigüedad del mensaje. Sobre la imposibilidad de vencer al poder. Sobre la indefensión. Reflexión sobre el derecho a la intimidad. Retrato de personaje en un film encuadrable en el género thriller.
En el esquema adjunto se especifican los diálogos del largometraje, en PS (plano secuencia) o en C (convención de plano-contraplano respetando el eje y en planos correspondientes). Es significativo comprobar que en el tercer acto apenas hay diálogo. Los últimos 20 minutos del film carecen casi por completo de él. En rojo se marcan los tiempos de música extradiegética, fundamentalmente dos temas de piano.
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En una película se denomina diseño de sonido a la elaboración de la banda sonora, que se compone de diálogos, música y ruidos de ambiente. En un largometraje se denomina sonido original al que se graba al rodar. En la edición del sonido original se comprueba su validez, se hace una selección y se procede a su montaje sincronizado con la imagen. En la edición de sonido durante la postproducción, una vez montada la película, se añaden los efectos especiales y los diferentes ruidos. Se denomina "grabación Foley" y "edición Foley" (por Jack Foley) a la grabación artificial de sonidos ambientales que más tarde se sincronizarán con las imágenes ya montadas. En la "grabación ADR" y "edición ADR" (Automatic Dialog Replacement o Automated Dialog Recording), los diálogos se graban con posterioridad y se sincronizan con las imágenes ya montadas. La edición musical es la adaptación que los compositores hacen de la música a escenas y momentos concretos de la película ya montada marcados por códigos de tiempo. El editor musical suele colaborar estrechamente con el responsable del montaje y el director. Una película no es solo imagen y en ésta el sonido se convierte en el elemento protagonista. "La conversación" es cine de cinta magnetofónica del más elevado nivel reflexivo que puso nerviosa a una opinión pública que ya estaba francamente traumatizada por el escándalo de las escuchas telefónicas.
Desde el primer plano, de dos minutos y cincuenta y seis segundos de duración, se define magistralmente el camino estético que la película va a mantener hasta su conclusión. Son ciento setenta y seis segundos de cine en estado puro, en los que además de establecerse el tema y el estilo se dice prácticamente todo sobre el personaje principal, Harry Caul. Basta ese hipnótico zoom sobre su figura, que le destaca de la masa de gente que pasea por la concurrida plaza, y que un mimo le siga para descubrir a un solitario incurable. Además, una vez visto el desenlace, este plano resulta premonitorio: Harry es un invasor de la privacidad terreno y profesional pero los tiempos están cambiando y la tecnología va a elevar dicha invasión al plano cenital y a degradarla acercándola a la vertiente criminal.
En un principio era Marlon Brando quien debía ser Harry Caul pero es el convincente Gene Hackman quien consigue que el poco atractivo, extravagante y solitario especialista en escuchas clandestinas se parezca al ciudadano medio: alguien que mantiene una relación abstracta con los objetivos de su escucha, que se introduce continuamente en la esfera privada de otras personas y que, por ello, cuando le toca estar al otro lado pierde los nervios; como sucede cuando llega a su apartamento y se encuentra con un regalo de cumpleaños de su casera.
Francis Ford Coppola es artista, emprendedor, técnico y visionario. Y sus cuatro dimensiones han aparecido en este discurso suyo. El cineasta estadounidense, de 76 años, ahora mismo es básicamente un emprendedor, pero carga con toneladas de experiencia de las que ha querido extraer algunas lecciones sobre el futuro del cine. "Algo que he notado estos días en Asturias, es la asunción de que un cineasta, y la fama que tiene, es capaz de solucionar los problemas del mundo con su cine. ¡Ojalá fuera así! Pero desafortunadamente no tengo ese poder. Tal vez el cine sea capaz algún día de esos milagros, pero ahora mismo es como un Prometeo inmovilizado por las cadenas del marcantilismo, controlado y neutralizado en el nombre de los beneficios libres de riesgo". Palabras de quien, en los años 70, consiguió que la maquinaria de la industria invirtiera en arriesgadas obras como 'La conversación' o 'Apocalypse Now'. En los años 80, Coppola fue un idealista que vislumbraba gloriosos tiempos para el arte audiovisual con el advenimiento de las cámaras caseras. "Toda forma de arte es una creación y un producto derivado de la tecnología", ha señalado antes de recordar que "en el comienzo, la tecnología fue el fuego que alumbraba las escenas que nuestros primeros ancestros con hacían con palos de madera carbonizados en las hogueras". Coppola sitúa el futuro del cine en el Live cinema, cine colectivo y realidad virtual. Coppola ha cerrado citando directamente a Sancho Panza y celebrando el momento: "Cuando viene el bien, mételo en tu casa".
Discurso completo de Francis Ford Coppola (Premio Princesa de Asturias a las Artes 2015)