La vida sigue igual
La vida sigue igual

Dirigida por

Eugenio Martín

Año

1969

Relación con las Telecomunicaciones

Situación: El teléfono Heraldo, el reproductor de casete monomando y el Festival de Eurovisión.

Personaje: OTTENS, Lou.

La vida sigue igual: canto al recuerdo de un tiempo que ya no volvió

"Quien canta, su mal espanta" reza el dicho popular. Y 1969 resultó ser un año de conjuro canoro. El 29 de marzo, España ganaba el Festival de Eurovisión con la canción 'Vivo cantando', interpretada por Salomé. El 22 de diciembre se estrenaba la película 'La vida sigue igual' que abría con el tema 'Yo canto' interpretado por su autor, y protagonista, Julio Iglesias.

Ya en el terreno cinematográfico, la crítica escrita puede resultar desmedida, por no decir cruel. ¿Quiere saber porqué Julio Iglesias se dedicó a la canción y no al cine? Vea 'La vida sigue igual'.

El cineasta Eugenio Martín, conocido en el mundo anglosajón como Gene Martin, sorprendió en 1966 con la película 'El precio de un hombre', una novedosa simbiosis entre la tradición del wéstern americano y las influencias del cine italiano. Su largometraje fue entonces reconocido de "interés artístico especial" y convirtió a su protagonista, el actor Tomás Milián, en un icono del género; llegando a ser una de las películas favoritas de Quentin Tarantino.

El 26 de octubre 2019, Eugenio Martín fue homenajeado en la VII edición de Nocturna Madrid "por su aportación al fantaterror español y por su capacidad de rodar con la misma elegancia y responsabilidad películas de diversos géneros", explicaba Sergio Molina, director del festival.

El veterano cineasta ha abarcado en su extensa filmografía desde el cortometraje documental hasta el cine fantástico y de terror, el espagueti wéstern, la comedia musical y las películas con tinte español más significativas de finales de los 60. En 1972 dirige 'Pánico en el Transiberiano', uno de sus filmes más destacados a nivel internacional, que hasta hoy es considerado como una obra de culto. Al año siguiente, 'Una vela para el diablo', censurada en su día y restaurada en 2009 por el Festival de Cine Clásico de Granada (Retroback).

Martín afirma que nunca quiso decantarse por un estilo, y siempre se ha mantenido flexible ante cualquier posibilidad: "Me he sentido igual de cómodo haciendo un thriller que una comedia, una película de misterio que una de aventuras. Me considero una especie de juglar porque me dedico a narrar las historias que otros han inventado", explica con humildad.

Entre su filmografía también figuran Las leandras (1969), La vida sigue igual (1969), El hombre de río malo (1971), No quiero perder la honra (1974), "españoladas que forman parte de las películas alimenticias que hay que hacer para comer y que no tienen nada de malo", explica Eugenio Martín.

¿Quiere saber porqué Julio Iglesias dejó los estudios de derecho y el fútbol para dedicarse a la canción? Vea 'La vida sigue igual'.

En su juventud, Julio fichó como portero por el Juvenil B del Real Madrid Club de Fútbol. Atleta destacado, Julio albergó esperanzas de jugar profesionalmente al fútbol y consiguió su sueño al incorporarse como portero en el primer equipo del Real Madrid. Fue alternando el fútbol con sus estudios de licenciatura en Derecho.

A las 2 de la madrugada del 22 de septiembre de 1962, el coche en el que viajaban Julio y un grupo de amigos tuvo un accidente. Ninguno de los ocupantes recuerda cómo llegaron al hospital. Julio Iglesias, según el parte médico, no tenía ninguna esperanza de volver a caminar. Estuvo semiparalítico un año y medio y sus posibilidades de caminar dependían de una constante terapia de recuperación. Julio renunció por completo al fútbol. Eladio Madaleno, un joven enfermero que cuidó de él en el hospital, fue quien le regaló una guitarra como terapia para que ejercitara sus dedos y pasara el tiempo. Rasgueando la guitarra comenzó a acompañar sus poemas con música y los poemas pasaron a ser canciones.

El 17 de julio de 1968 se proclamó vencedor del Festival Internacional de la Canción de Benidorm con su canción 'La vida sigue igual', que había compuesto durante la convalecencia. Este primer éxito le hizo firmar un contrato con Discos Columbia.

Durante 1969 grabó su primer disco 'Yo canto', en los estudios DECCA en Londres, hizo su primera gira en España y protagonizó su primera película, una autobiografía novelada de título homónimo que su primer éxito musical.

En 1970, con su canción 'Gwendolyne', Julio Iglesias ganó el Festival de la Canción de Barcelona en el Palacio de las Naciones en Montjuic y el derecho a representar a Televisión Española en el Festival de la canción de Eurovisión, que ese año se celebraba en Ámsterdam; quedando clasificado en cuarto lugar.

¿Quiere saber qué relación hay entre el teléfono Heraldo sin disco, el magnetófono Philips EL3302 de casete compacto y el Festival de Eurovisión? Vea 'La vida sigue igual'.

Julio Iglesias, estudiante de Derecho en Madrid, alterna sus estudios con el fútbol como jugador amateur del Real Madrid. Un día, el portero del equipo se lesiona y el entrenador le comunica que debutará ese domingo. Julio celebra con sus amigos y con Maria José, su novia, su inminente debut como titular del Real Madrid. Pero sufre un accidente de automóvil y queda paralítico. Después de una delicada intervención quirúrgica comienza una fase larga y difícil de recuperación. Se siente solo en la clínica, sus amigos cada vez le visitan menos y María José también va cambiando. Finalmente, se separan y Julio se recluye en un hotel de La Manga, en la costa mediterránea.

Julio Iglesias: ¿Los teléfonos de este hotel son para llamar o simplemente están de adorno?

En España, el Plan de Estabilización de 1959 abrió una etapa económica liberalizadora cuyos frutos comenzaron a sentirse con intensidad a mediados de la década los sesenta.

La demanda de líneas telefónicas había experimentado un gran crecimiento, tanto dentro como fuera de España. En especial, la multinacional estadounidense International Telephone and Telegraph (ITT) se encontraba embarcada en el proyecto de abastecer a los nuevos mercados emergentes y en España lo hizo a través de su filial Standard Eléctrica, S.A. (SESA), creada en 1926.

La política liberalizadora, y el desarrollo de la década de los 60, abrió una etapa en la que la industria española de equipo y material telefónico comenzó a cubrir la fuerte demanda que el mercado español necesitaba. Las previsiones estimaban un volumen de producción de teléfonos de unos unos 400.000 aparatos, algo muy elevado para la época, y por ello se planteó la creación de un nuevo centro manufacturero. Así, el 2 de diciembre de 1964, fruto de la inversión extranjera y nacional, de la industria, el Estado y la banca, se inauguraba la fábrica de Málaga de la Compañía Internacional de Telecomunicación y Electrónica S.A. (CITESA) que contaba entre sus principales accionistas con ITT, SESA y Marconi.

Con el inicio de la década de 1960 se había hecho evidente que los tiempos habían cambiado y que el teléfono pasaba de ser un lujo a una necesidad, lo que implicaba tener disponibles nuevos modelos para un público con gustos distintos. Telefónica (CTNE) quería dar además una imagen moderna y para ello tenía que sustituir su teléfono estándar, el aparato de baquelita negra. CTNE escogió uno de los modelos fabricados por el grupo ITT: el modelo "Assistent" como aparato telefónico base: más atractivo de aspecto y menos pesado que los aparatos tradicionales de baquelita. El diseño original de este modelo se realizó en Stuttgart por la filial de ITT en Alemania, Standard Elektric Lorez, donde lo llamaron Assistent. La Bell Telephone Manufacturing Co. en Amberes, también filial de la corporación norteamericana, copió el modelo y lo denominó Assistant. Este sería, finalmente, el modelo vendido a Telefónica quien a su vez lo llamó Heraldo.

En el verano de 1961, SESA comenzó a prepararse para fabricarlo en España. Pronto se comprobó que era necesario viajar a la fábrica de Amberes para aprender la fabricación y conocer cómo efectuar el control de calidad. De esta forma, a finales de 1961, los ingenieros que iban a trabajar en CITESA viajaron a Bélgica para aprender la fabricación del Assistant y conocer personalmente un laboratorio similar al que se construiría en Málaga.

En los inicios, mientras se construía la fábrica en Málaga, se fabricaron 20.000 unidades para comprobar que todo se desarrollaba sin incidencias aunque las dificultades de fabricación fueron muy variadas: desde la cápsula receptora hasta problemas de diseño con el bastidor de plástico; otro problema recurrente de su funcionamiento fue la poca sonoridad del timbre que dificultaba la exportación a Iberoamérica donde algunas viviendas eran de tamaño más grande que el piso medio europeo y no se escuchaba lo suficiente cuando sonaba.

La fábrica de Málaga se diseñó para producir 275.000 aparatos al año, cifra que podría ampliarse a los 750.000, lo que era un gran salto de calidad para la industria de telecomunicaciones española; de hecho, los técnicos belgas consideraban estos números una exageración de los españoles, porque hasta ese momento Standard solo había podido fabricar 50.000 al año.

El Heraldo, con y sin disco, se convirtió así en el teléfono básico para instalar en los hogares y establecimientos españoles y en todo un símbolo de la compañía.

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En el hotel, Julio conoce a Luisa, una chica que no da importancia a su problema. Sale con ella y se siente a gusto, porque por primera vez no le tienen compasión. Acompañado de una guitarra compone canciones, donde el tema es siempre el mismo. Su accidente le ha dejado un poso que ya no podrá olvidar.

Julio Iglesias: Luisa, escucha esto.

En 1962, Philips inventaba el Compact Cassette (Casete Compacto) como medio para el almacenamiento de audio, introduciéndolo en Europa el 30 de agosto de 1963 y en los Estados Unidos (bajo la marca Norelco) en noviembre de 1964. El equipo de Philips fue dirigido por Lou Ottens en Hasselt, Bélgica.

Philips competía con Telefunken y Grundig en una carrera por establecer su cinta de casete como el estándar mundial y quería el apoyo de los fabricantes de electrónica japoneses. Sin embargo, el Casete Compacto de Philips se convirtió en dominante como resultado de que Sony presionó a Philips para que le concediera la licencia del formato de forma gratuita. Philips también lanzó la grabadora/reproductor Norelco Carry-Corder 150 en los EE.UU. en noviembre de 1964. Para 1966 se habían vendido más de 250.000 grabadoras sólo en los EE.UU. y Japón pronto se convirtió en la principal fuente de grabadoras. Para 1968, 85 fabricantes habían vendido más de 2,4 millones de reproductores. A finales de los años 60, el negocio de los casetes valía unos 150 millones de dólares.

Cuando la grabadora de casete compacto Philips EL3300, que funcionaba con pilas e inicialmente denominada Magnetophone, fue presentada en Berlín en agosto de 1963, fue la primera grabadora de casete compacto del mundo. El modelo EL3300 determinó un cambio de juego instantáneo y anunció la llegada del casete compacto. Las primeras unidades a la venta llegaron a las tiendas a mediados de octubre de 1963.

Para Philips, la presentación de su nueva cinta Compact Cassette y la grabadora que la acompañaba tenía por objeto incitar al público a comprar un sistema de grabación portátil sin complicaciones. Las grabadoras EL de Philips demostraron ser tan populares que permanecieron en producción durante muchos años con cientos de miles de unidades vendidas. La adopción de la norma que siguió dio lugar a una enorme cantidad de aplicaciones tecnológicas derivadas y que no habían sido previstas por su fabricante.

El modelo EL-3302 (EL3302) fue presentado por Philips en 1967. Fabricado en masa y producido en muchos países, la mayoría de las unidades iniciales procedían de Austria. Se trataba de un reproductor y una grabadora con un cabezal de borrado incorporado que proporcionaba una reproducción de audio de alta calidad a partir de casetes compactos e incluía una gama completa de características de control de cinta, incluyendo avance rápido, rebobinado y reproducción, todos ellos en un único mando. La función de pausa era un interruptor en el micrófono, que simplemente cortaba la alimentación del motor.

Los conectores DIN proporcionan una entrada/salida de audio, una conexión de micrófono externo y un adaptador de red. El altavoz interno era muy pequeño pero el fabricante ya tuvo la precaución de proporcionar un conector para un altavoz externo de 8 ohmios.

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Julio se recupera físicamente. Una de sus canciones, 'La vida sigue igual', es enviada a un festival y resulta premiada. Y convencen a Julio para que sea él quien la cante. El presentador, Luis Uribarri en persona, anuncia el comienzo del tercer Festival de la Canción Europea. Poco después, desde el centro de control de la unidad móvil de TVE, resulta que estamos en Eurovisión (¿error de guion o velada apuesta por ganar tres veces consecutivas el Festival?).

Control 1: Corta que estamos en Eurovisión y es mucho discurso.
Control 2: Pues que lo traduzcan.

El sábado 29 de marzo de 1969 se celebró la XIV edición del Festival de Eurovisión en el Teatro Real de Madrid. El concurso, que estuvo presentado por Laura Valenzuela, contó con la participación de 16 países, uno menos que en la edición anterior.

España respiraba emoción durante los días previos al Festival. En la organización del evento se invirtieron 100 millones de pesetas con vistas a crear un espectáculo sin precedentes para una audiencia potencial de 500 millones de espectadores pues el festival no sólo se emitiría en los 16 países participantes sino que también sería retransmitido a países como Brasil, Chile, Puerto Rico, la Unión Soviética, Marruecos, Túnez, Polonia y Rumanía, entre otros.

TVE designó a Ramón Díez como realizador de la gala y a Arthur Kaps, jefe del Departamento de Festivales, como productor. Kaps y Juan José Rosón, director general de TVE, se encargaron además de coordinar toda la organización del certamen. Era la primera vez que España retransmitía en directo un programa a color así que TVE invirtió en la mejor tecnología del momento. Paradójicamente, los españoles tuvieron que verlo en blanco y negro debido a que en el país aún no se habían comercializado los televisores a color.

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María José quiere continuar donde lo dejaron pero ya no es lo mismo y Julio regresa junto a la chica que le ayudó cuando no tenía esperanza de volver a ser como los demás.

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Atención, pregunta: ¿qué tienen en común "Soy rebelde" de Jeanette, el "Himno a la alegría" que cantaba Miguel Ríos, "El tamborilero" de Raphael, "El baúl de los recuerdos" de Karina, la melodía del concurso televisivo "Un, dos tres..." o "La vida sigue igual" de Julio Iglesias? La respuesta es que todas ellas pasaron por las manos del compositor, arreglista y orquestador argentino Waldo de los Ríos. ¿Cómo distinguir si una canción lleva los arreglos de Waldo o no? Sus canciones tienen una riqueza musical enorme. Waldo trabajaba con orquesta, grabó el "Himno a la alegría" en estudio con más de 120 músicos, actuó ante la reina de Inglaterra con 96 intérpretes más coro. Las canciones de Karina pueden parecer unas letras insustanciales, adolescentes, pero tienen un soporte de violines, cuerdas y metales maravillosos. Waldo tenía la idea de la orquesta como algo sublime. Para muestra, el "Yo canto" que ilumina los créditos de inicio de la pelícua eclipsando las imágenes que los acompañan. Luego, con "Chiquilla" (cuando Julio dice: 'Luisa, escucha esto') se obra la magia del cine al ser testigos de lo que da de sí un Philips EL3302 combinado con un teléfono Heraldo.

La vida sigue igual

O.G.A.E. (Organisation Gènèrale des Amateurs de l’Eurovision) es el club internacional de fans del Festival de Eurovisión. Su finalidad es intercambiar información y promover en cada país el interés por el Festival. Desde hace ya unos años, está reconocido por la UER (Unión Europea de Radiodifusión, propietaria de Eurovisión) como único club de fans oficial.

Historia de Eurovisión: ediciones del festival

Eurovisión 1969. Salvador Dalí, uno de los máximos representantes del surrealismo, fue designado para diseñar el cartel del festival y toda la publicidad relacionada con el mismo; algo que fue muy criticado por intelectuales europeos, ya que el artista, que en su juventud había estado relacionado con el anarquismo y el comunismo, ahora trabajaba y mostraba simpatía por el régimen. Era la primera vez que se hacía un cartel para anunciar el evento. El escenario, diseñado por Bernardo Ballester, estaba formado por una superficie grisácea que ascendía desde el suelo hasta el fondo del escenario, donde en su parte más alta destacaba el órgano del Teatro Real. Sobre el escenario, y en la parte frontal del mismo, descollaban cuatro centros florales, mientras que en el centro del mismo destacaba una escultura realizada por Amadeo Gabino, de cinco metros de altura y 350 kilos de peso. A la izquierda del escenario destacaba el símbolo de Eurovisión con el logo de TVE en su interior, y a la derecha se encontraba el tablón de votaciones. Finalmente en el foso, frente al escenario, se ubicaba la orquesta del festival. La canción española, "Vivo cantando", interpretada por Salomé y compuesta por Maria José de Cerato (música) y Aniano Alcalde (letra) con arreglos de Augusto Algueró dio a España su segunda victoria consecutiva, algo que no había ocurrido con anterioridad. La cantante estuvo acompañada en el coro por el trío Los Valldemosa, formado por Tomeu, Bernat y Rafel Estaràs. En el vídeo, los planos generales de inicio y de fin muestran el cable del micrófono fijado en el suelo y que describe un arco hasta el lateral izquierdo del escenario. El cable, a su vez, sirve de referencia doble a la artista; por un lado le marca el recorrido de entrada y por otro, al comienzo de la actuación, al pisarlo con la punta del pie derecho, le confirma que está en la posición exacta para los encuadres de las cámaras.

Salomé "Vivo cantando" (España - 1969). En color

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