Locke
Dirigida por
Steven KnightAño
2013Relación con las Telecomunicaciones
Situación: El coche como oficina móvil en manos libres.Locke: cosas que hacer
Ivan Locke es un reconocido y respetado técnico de la construcción. La noche antes de hormigonar la cimentación de la que sobre plano será su edificación insignia, se sube al coche y a poco de entrar en la autopista el teléfono móvil manos libres entra en escena para no abandonarla durante los 80 minutos que durará el recorrido. Las llamadas entrantes y salientes se van sucediendo entre retenciones de tráfico por obras o accidentes y algún que otro destello del flash de una cámara de radar de tráfico mientras el protagonista reorganiza en manos libres su vida personal y profesional como consecuencia de la decisión que le llevó a subirse a su vehículo.
El guión es lo más atractivo de este film, plano en lo formal pero con el gran aliciente de que no hay un antagonista físico y que la tensión se crea a partir de situaciones cotidianas que nos podrían pasar a cualquiera, aunque no necesariamente concentradas en menos de lo que dura un partido de fútbol.
El teléfono es la caja de Pandora desde la que afloran, una tras otra, las voces que a modo de ficción radiofónica conforman la vida presente. Y la cámara, cual mosca en acto notarial, que ha entrado en el vehículo justo antes de que se cerrase la puerta y no va a poder salir hasta que a pocos metros de su destino el conductor baje la ventanilla, está obligada moverse por el habitáculo mientras el conductor ajusta cuentas personales y ata cabos profesionales. Y el espectador, en su butaca, se convierte en el pasajero testimonial que, en el silencio de la sala de cine, no puede por menos que aplicarse el cuento de esta metáfora sobre la soledad y angustia, existencial o no, social y económica, de nuestro tiempo.
Algunos comentarios del director:
"Quise tomar una serie de elementos que no suelen funcionar en las películas, o al menos eso es lo que se da por hecho, y comprobar si era capaz de que en la mía sí funcionaran. Por un lado, mi protagonista es un tipo ordinario, y la suya no es el tipo de historia que encontrarías en los periódicos. En ella no hay crimen ni drogas de por medio, pero para la gente que la vive significa casi el fin del mundo. Por otro, rodé la película dentro de un coche. Cualquier director te dirá que no hay peor infierno que rodar dentro de un coche."
"El coche ofrece muchas posibilidades alegóricas. La flecha del navegador GPS encarna el destino, el camino del que no es posible desviarse. La carretera que hay delante es el futuro, y el espejo retrovisor encarna el pasado. Además, cuando estamos solos en un coche, estamos solos de una forma especial. Nuestra mente se libera y empezamos a analizar nuestra vida, nuestro pasado, las cosas que dijimos y deberíamos habernos callado. Dentro de un coche todos somos más interesantes. El rodaje duró ocho noches, y cada noche rodamos el guión entero dos veces. Al final teníamos 16 versiones de la película, y tomamos lo mejor de cada una para obtener el montaje final. Rodamos con tres cámaras al mismo tiempo: una capturaba la acción principal, otra se fijaba en los detalles y la tercera se dedicaba a experimentar."
"El protagonista es un hombre esencialmente racionalista que vive su vida tratando de aplicar las teorías de John Locke. Trabaja en el sector del hormigón porque es una persona de pensamientos sólidos. Me pareció muy interesante tomar a alguien así y comprobar cómo trata de mantener el control en un entorno en el que todo se descontrola."
"Me interesaba reflejar cómo, cuando el teléfono suena, nos transformamos para adaptarnos a las expectativas de quien nos llama. Cuando hablamos con nuestro jefe somos distintos a cuando lo hacemos con nuestro padre, o nuestro hijo, o nuestra amante. Y hablamos por teléfono constantemente, de modo que a diario nos convertimos en actores. Es muy interesante contemplar a alguien que habla por el móvil, y ver cómo su voz dice una cosa pero su cara dice otra muy distinta."
Vídeos
A veces, algún avezado cargo en el circuito de explotación de una película piensa que, para escalar posiciones en la apreciación del público potencial, un tráiler debe aparentar algo que no es.
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