Relación con las Telecomunicaciones

Situación: La televisión analógica, con su nieve y siseo en ausencia de señal... un portal de acceso de miedos y temores a vetar.

Situación: Año 1982. E.T. es el teléfono en positivo, Poltergeist es la televisión en negativo.

Poltergeist (Fenómenos extraños): ¡Están aquí! ¿La gente de la tele?

Cuando Tobe Hooper irrumpió en Hollywood, desató la locura. Supo dar escalofríos sin necesidad de efectos especiales y, sin apenas presupuesto, se consagró como uno de los maestros del cine de terror con dos títulos que todavía retumban en la memoria cinéfila de aquellos espectadores que quisieron, pero no pudieron, huir de las masacres caníbales, "La matanza de Texas" (1974), y de las casas encantadas, "Poltergeist" (1982).

La matanza de Texas, que filmó con unos discretos 300.000 dólares, renovó en los setenta un género que carecía de interés para la industria y, junto al también fallecido George A. Romero, dio alas a una nueva generación de directores que cambiaron las reglas del miedo en pantalla, capaces de conectar con un público que ansiaba recibir sustos tras la recién levantada censura. Fue así cómo, ésta, su segunda cinta como director, se convirtió en un éxito de taquilla con la sierra mecánica como estandarte. Y pese a ser prohibida en varios países por su violencia, la película se erigió como un filme independiente de culto.

Consagrado como una de las promesas de la industria tras este éxito, rodó a continuación cuatro películas que pasaron desapercibidas pero su suerte cambió cuando el cineasta volvió a ponerse tras las cámaras para dirigir "Poltergeist", escrita y producida por Steven Spielberg. De nuevo, reconvertido en el "rey Midas" del género de terror, Hooper convirtió el miedo de una familia tras los sucesos paranormales sucedidos en una casa encantada en el octavo mayor éxito de taquilla de 1982.

Poltergeist es una película que no solo sabe lo que te asusta, sino cómo asustarte. Si E.T., el extraterrestre (1982) representa el lado más amable de Steven Spielberg reafirmado con su característica habilidad para hacerte ver el mundo desde la perspectiva de un niño solitario, Poltergeist logra una hazaña igual de impresionante desde la perspectiva de una niña integrada... solo que con un tratamiento más oscuro, más duro, más malicioso y travieso. Si E.T. era el teléfono en positivo, Poltergeist es la televisión en negativo.

Poltergeist presenta la televisión (como aparato receptor y como medio de comunicación) como un portal a través del cual el "mal" entra en el hogar estadounidense. Lo hace, muy importante, como un lobo con piel de cordero. Las imágenes que abren la película son de monumentos estadounidenses conocidos y monumentos nacionales. La canción que presenta la película es el himno nacional. Pero las imágenes aparecen granuladas y difusas, como si algo estuviera mal en este supuesto paraíso. Y es que a lo largo de la película, la televisión se convierte en una figura para el horror, el ridículo y el cotilleo.

La idea de la niña absorta e hipnotizada por el destello de la nieve de la tele, que muchos han querido ver como una crítica a cómo se hacía televisión por entonces, cuyo único objetivo era ensimismar al telespectador hasta el punto de abducirlo para la causa,

 

 fue obra de un genio, llámese Spielberg o Hooper, que supo ver antes que nadie que quienes ya estaban aquí no eran los allanados espíritus de la casa en busca de venganza por un fraude inmobiliario, sino el miedo, la congoja, el espanto, el desasosiego y, ante todo, la expectación por ver qué iba a ocurrir.

Por si acaso, la misma película ofrece una posible solución final.

En España, el 3 de abril de 2010 se materializó el denominado "apagón analógico" que dio paso al "encendido digital". Esta transición supuso dejar atrás la primigenia tecnología televisiva, la analógica, para entrar en la tecnología del presente y del futuro, la digital o TDT. Muchos aparatos de televisión quedaron obsoletos y sin posibilidad de ser utilizados. Otros se adaptaron a la nueva tecnología por medio de un descodificador. Progresivamente estos aparatos con adaptador se van sustituyendo por otros nuevos preparados exclusivamente para la televisión digital.

Este cambio tecnológico supone la pérdida de dos elementos que nos han acompañado a los telespectadores desde su implantación en España en octubre de 1957: la denominada nieve, el ruido blanco derivado del sistema de señal analógico, y su correspondiente siseo sonoro. En el sistema digital, la nieve, como fallo de recepción de la señal, ha sido sustituida por el píxel estático y la interferencia sonora por el silencio. El fin de emisión casi no existe. Y cuando no hay señal, la pantalla muestra negro. Sí, todo parece indicar que la TDT ha sido una solución tecnológica para conjurar el conocido portal de entrada de cualquier posible "Poltergeist".