Dirigida por
Barry LevinsonAño
2015Relación con las Telecomunicaciones
Situación: La televisión como medio para que la música derribe muros convencionales.Rock the kasbah: ¡Lo mismo digo, amigo!
El viernes 13 de junio de 1980, la República Islámica de Irán inició una revolución cultural con el objetivo de borrar todo trazo de occidentalismo en el país. Ese día, el ayatollah Jomeini dio la señal de partida de la necesaria revisión a fondo de los valores, nombrando por decreto una comisión de siete personas encargada de definir la futura política cultural del país y protegerlo del mal.
Cuando tras la Revolución Cultural el Ayatollah Jomeini prohibió la música extranjera en Irán, se produjeron protestas en todo el mundo. Probablemente, una de las más memorables fue el sencillo 'Rock the kasbah' editado en 1982 por el grupo británico The Clash: una sátira de tono pseudoárabe, aunque nada iraní, sobre un rey que prohíbe el rock en su reino y cuyo pueblo se revela. La canción fue promocionada con un vídeoclip que mezclaba personajes de Próximo Oriente con pozos petrolíferos texanos y un armadillo. Siendo The Clash un grupo politizado, con unos marcados principios básicos (esto es: rebeldía contra el statu quo, rechazo de todo dogmatismo, horizontalidad y, desde luego, inequívocos y contundentes planteamientos de izquierda) dentro del nihilista punk del momento, la canción fue malinterpretada en numerosas ocasiones, especialmente cuando fue usada por soldados norteamericanos para lanzar bombas durante la Primera Guerra del Golfo (1990-91). En aquella época Joe Strummer vivía en Granada y uno de sus amigos de entonces cuenta en el documental 'Joe Strummer: The Future Is Unwritten' (2007, Julien Temple) que a Strummer se le partió el corazón al ver en las noticias una bomba con la frase "Rock the kasbah". No es pues de extrañar que los productores de 'Rock the kasbah' no consiguieran los derechos de la canción para la película.
El proyecto se había iniciado hacía 6 años, consecuencia de la determinación del guionista Mitch Glazer de escribir un guion para Bill Murray y así volver a colaborar tal como ya hicieran en "Los fantasmas atacan al jefe" (1988, Richard Donner). Para esta ocasión, la idea de Glazer era que Murray encarnase la máxima expresión del pez fuera del agua en la revuelta época de 2008: Richie Lanz es un representante de rock acabado que se tropieza por casualidad con la idea de hacer una gira de la USO por bases del Ejército en Afganistán en plena guerra (USO: United Service Organizations es una organización sin ánimo de lucro que provee servicios recreacionales y morales a los miembros de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos por todo el mundo). Así que coge a su única artista, Ronnie, y se la lleva a Kabul pero cuando llegan a destino la sensación de peligro es tan palpable que a Ronnie le da un ataque de pánico y, en mitad de la noche, le roba el dinero, el pasaporte, el billete de avión y lo deja tirado.
Mitch Glazer: "Me pareció como una versión de la guerra de Hunter Thompson (periodista y escritor estadounidense, creador e icono del periodismo gonzo, un modelo de periodismo que plantea eliminar la división entre sujeto y objeto, ficción y no ficción, objetividad y subjetividad). Y mi sensación era que, históricamente, utilizar el humor para afrontar el absurdo de la guerra era una tradición inmemorial. ¿Y quién mejor que Bill Murray para hacer de guía por la locura del Kabul actual?".
Desesperado y sin forma alguna de volver a casa, Richie se aventura aún más en los entresijos de los bajos fondos de los expatriados en Kabul y acaba con un grupo de mercenarios en una aldea de la frontera con Pakistán vendiendo munición a un grupo de cabecillas tribales. Y entonces escucha una voz, una voz de mujer que resulta hermosa y evocadora, así que la sigue hasta una cueva y se encuentra a Salima, una joven pastún. Ritchie tiene la epifanía de que esta es la voz que lleva toda su vida buscando y que, si se la lleva y la apunta al concurso televisivo de talentos 'Afghan Star', entre su experiencia y su inteligencia para el rock and roll, y la voz de ella, ganarán el concurso. ¡Y, como poco, podrá vender 50 millones de discos!
Mitch Glazer: "El personaje de Ritchie se basa en mis muchos años como periodista de rock. Es una especie de representante de rock de los 70 venido a menos, que contó con talentos medianos. Pero no podía tratarse de una comedia sin más. Tenía que tener corazón y profundidad... A Richie lo mueve el dinero. Pero entonces, a lo largo de la película, al ir encariñándose con Salima y al hacerse una idea del mundo en el que vive la joven, acaba haciendo lo correcto y consigue que aflore lo mejor de sí mismo".
Para el guion Glazer se inspiró en hechos reales. "Afghan Star", programa de Tolo TV (estación de televisión comercial que opera en Afganistán desde noviembre de 2004), es un verdadero fenómeno de masas, el programa de televisión más popular de Afganistán: cada jueves por la noche, aproximadamente la tercera parte de los habitantes de Afganistán se reúnen ante sus televisores para verlo. En zonas rurales en las que no hay electricidad, la gente llena generadores con gasolina o conecta sus televisores a baterías de coche.
Por su parte, el director Barry Levinson comenta: "Todo lo que he visto en cuanto a Afganistán es siempre relativo a la guerra. Siempre es cine bélico, de un modo u otro. Y lo que me fascinaba realmente era la simple humanidad de esta historia. La comedia si se maneja adecuadamente, es una forma estupenda de examinar muchos de los problemas que tenemos en el mundo. Si te remontas a los 60, cuando hablábamos de la proliferación nuclear, por aquel entonces se hicieron dos películas que contaban exactamente la misma historia. Una era 'Punto límite' (1964, Sidney Lumet) y la otra era '¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú' (1964, Stanley Kubrick). Y la forma de abordar el tema de ¿Teléfono rojo? es la que ha perdurado hasta nuestros días".
'Rock the kasbah' tiene poco de surrealista y, si se tiene en cuenta la historia que inspira la película, puede que hasta resulte comedida. 'Afghan Star' es un programa real que ha llegado a reunir habitualmente delante del televisor a once millones de personas en un país de treinta y cinco millones de habitantes en el que buena parte de la población no tiene aún instalación eléctrica, y que ha revitalizado, de una vez por todas, la música popular afgana tras el levantamiento de la prohibición. A lo largo de sus quince ediciones, y a pesar de sus más que modestos premios, ha lanzado a decenas de artistas al estrellato, y su sistema de votación anónima y vía sms ha demostrado que la opinión popular poco tiene que ver con la de los clérigos afganos, que condenan unánimemente el programa. Pero Afghan Star pasó también a la historia de la televisión nacional por emitir a la primera mujer afgana bailando y a cabeza descubierta.
En marzo de 2008, dos mujeres afganas de perfiles muy diferentes lograron llegar a la semifinal del programa. En la que fue su última actuación en Afghan Star, Setara Hussainzada, de 25 años y originaria de Herat, aficionada a la música de Bollywood y al maquillaje cargado, decidió atreverse a bailar y a dejar caer su hiyab: por primera vez en la historia de la televisión afgana, una mujer bailaba (y con el cabello descubierto). Aún a sabiendas de lo que conllevaría, el presentador de la emisión, Daoud Sediqi, decidió seguir adelante con el programa. Tras su actuación, Setara, que se definía como liberal y que quería ser un ejemplo para las jóvenes afganas, recibió amenazas de muerte y tuvo que dejar su apartamento.
Igualmente sorprendente resulta el caso de Lima Sahar, que quedó tercera en el concurso. Con apenas 19 años y originaria de Kandahar -la zona en la que los talibán tuvieron una mayor influencia- nunca había salido de su casa sin burka cuando se presentó al casting. Ataviada con hiyabs de fiesta y cantando clásicos folklóricos pastunes logró llegar a la tercera posición, la mejor conseguida, hasta el momento, por una mujer en el concurso.
Desde la aparición del programa en 2005, pero especialmente desde la participación de Hussainzada y Sahar, los líderes religiosos condenaron el programa y los estudios, sus estrellas y sus trabajadores, han sufrido numerosas protestas, amenazas e incluso atentados, por considerar que sus acciones atentan contra la cultura nacional y contra la Fe islámica. En 2009, el premiado documental Afghan Star, dirigido por Havana Marking, se ocupó del fenómeno, reuniendo las impresiones de los cuatro finalistas de la tercera edición, Hameed Sakhizada, Setara Hussainzada, Rafi Naabzada y Lima Sahar, además de su presentador, Daoud Sediqi, que aparecía para hablar sobre el impacto y el poder de la música en el Afganistán postalibán.
Sahar y Hussainzada destacaron por sí mismas por encima de dos mil aspirantes aunque desgraciadamente el apoyo local no les evitó la exclusión ni las amenazas constantes a su vida y a su seguridad. Un segundo documental, 'Silencing the song: an Afghan fallen star', dirigido también por Havana Marking en 2011, recoge las consecuencias del éxito: Setara Hussainzada dejó su carrera musical para casarse y llevar una vida tradicional, asustada por las amenazas de muerte, y ni siquiera así puede salir sola de casa. Hasta la familia de su marido ignora la verdad, pues la consideran una deshonra. Tras estar a punto de morir al alumbrar a su primer hijo, los médicos coinciden en opinar que las complicaciones del parto se deben a su pasado. Por su parte, Lima Sahar también declara arrepentirse de las decisiones tomadas y de cómo han afectado a su vida y a la de su familia: tuvo que mudarse varias veces de casa en Kandahar tras recibir numerosas amenazas de muerte y finalmente se exilió en casa de un pariente en Peshawar (Pakistán), pero tampoco ahí se sentía segura y pidió asilo en Estados Unidos. El entonces presentador de Afghan Star, Daoud Sediqi nunca volvió de la promoción del documental en Estados Unidos y también recibió asilo político. Farida Tarana, concursante que quedó octava en la edición de 2007, también se exilió temporalmente tras protagonizar un video sin hiyab.
'Rock the kasbah' ha recibido malas críticas pero puede que los defectos que se le han achacado sean precisamente sus mayores -y quizás únicas- virtudes. Por una parte, aparece un retrato cínico sobre la situación de las mujeres -extranjeras y no- en un Afganistán tomado por el ejército americano que dista mucho de ser un país supuestamente liberado; por otro lado, su propuesta a medio camino entre la comedia del absurdo y el cine de denuncia social es chocante pero no desvirtúa la propuesta de que algunas murallas, como las de la bíblica Jericó, solo se pueden derribar con música pero, eso sí, en estos tiempos no podría ser sin la televisión como medio de difusión.
Aquí, Levinson plantea este paralelismo bíblico en la última actuación, cuando Salima interpreta 'Peace train', la cámara apunta hacia la colina donde se yerguen las antenas emisoras de TV (destacan las de ATN, Ariana Television Network. uno de los principales canales de televisión de Afganistán que fue lanzado en 2005 y comenzó a emitir a nivel internacional al año siguiente) a modo de trompetas radiantes...
...hacia quienes están tras el 'muro' de las convenciones: las familias...
... y a los servicios vehiculares, tanto autónomos...
como móviles.
Así, Barry Levinson completa su visión de los medios: 'Rock the kasbah' es a la televisión lo que 'Good morning Vietnam' (1987) es a la radio.
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Año de gracia de 2009. Richie Lanz es un representante musical venido a menos, que consigue embarcar a Ronnie, su última y poco prometedora estrella, en una suerte de gira patriótica por Afganistán. Nada más llegar a Kabul se encontrarán con una situación de emergencia, ante la que Ronnie, asustada por el panorama, huye con el dinero y la documentación de Lanz, dejándole a su suerte en un país que todavía está en guerra, junto a una prostituta (que trabaja tanto para soldados americanos como para señores de la guerra), mercenarios con más o menos escrúpulos y un taxista local pastún como únicos acompañantes. Desesperado por recuperar el dinero suficiente para poder volver a casa, Lanz traficará con municiones para una pequeña aldea pastún que intenta plantar cara a los herederos de los talibán que todavía controlan la zona. En una inesperada visita a la aldea, Lanz escucha una voz casi celestial cantando en inglés proveniente de una cueva en la que una joven, de nombre Salima, ve la televisión a escondidas. Lanz se decide a convertir a Salima en la nueva estrella de Afganistán, a partir del programa Afghan Star, versión local de American Idol, que reúne cada semana a millones de personas delante de sus televisores y que ofrece un jugoso primer premio. Tan solo hay un problema: los pastunes consideran indecente que una mujer cante o baile, y mucho más que lo haga en televisión. Y como ellos opina buena parte del país pues durante los años finales del gobierno talibán, entre 1996 y 2001, toda manifestación musical estuvo prohibida. Finalmente, el equipo del programa permitirá cantar a Salima, convirtiéndose en la primera vez que una mujer afgana cante -en inglés- en la televisión nacional.
En la película, Salima canta cuatro temas de Yusuf Islam (más conocido como Cat Stevens). Yusuf Islam se negó en un primer momento a permitir que los productores utilizaran sus canciones en la película pero Glazer volvió a abordarlo antes de que comenzara el rodaje de la película y consiguió convencerlo. Glazer lo explica así: "Creo que esta película consigue lo mismo que intentas conseguir tú con tu música. Es un caballo de Troya. El exterior de 'Rock the kasbah' es una gran comedia divertida de Bill Murray pero en el fondo contiene un mensaje de tolerancia y esas cualidades universales que son comunes para todos: amor por su familia, música y humor. Y me contestó por correo electrónico diciendo: 'Vale, usad las canciones'".