Whisky Romeo Zulú
Whisky Romeo Zulú

Dirigida por

Enrique Piñeyro

Año

2004

Etiquetas

1990 | Aviónica

Relación con las Telecomunicaciones

Situación: El cine como medio para situar al espectador en la cabina del piloto, colocarlo en ese lugar donde nunca está y mostrarle lo que pasa dentro del avión, lo complicado que es hablar dentro de una cabina.

Whisky Romeo Zulú: estamos espantando a los pioneros

Se oye una grabación sobre pantalla negra. Voces prácticamente inaudibles y un persistente bip que se repite durante treinta segundos, hasta que un ruido ensordecedor lo calla.

Sobre las 20:54 del 31 de agosto de 1999 el Boeing 737-204C con matrícula LV-WRZ (Whisky Romeo Zulú en el alfabeto fonético aeronáutico) que realizaba el vuelo LAPA 3142 (Líneas Aéreas Privadas Argentinas) con destino Córdoba (Argentina) se salía por el final de la pista del Aeroparque Jorge Newberry de Buenos Aires al no conseguir despegar ni abortar el despegue a tiempo.

Esos sonidos que dan inicio al filme cobran sentido a medida que avanza la trama. Corresponden a la caja negra del LV-WRZ los momentos antes de estrellarse al no poder despegar. El bip persistente era la alarma que anunciaba que los flaps, que permitían a la aeronave cobrar altura, no se encontraban en posición. El comandante no reaccionó a esa advertencia y las crónicas de la época resolvieron fácilmente la cuestión: un "error humano".

La velocidad que llevaba el avión hizo que no solo se saliera de la pista, sino que además se llevó por delante una de las radioayudas del aeropuerto, atravesó a continuación las vallas del perímetro de éste y una avenida, arrollando un coche en su camino, para terminar empotrado en un terraplén en el que para más inri había una caseta de distribución de gas que el avión destrozó, lo que agravó el incendio que se produjo a continuación.

Como se va revelando a lo largo de la película, lo común en esa compañía era la degradación de la cultura de la seguridad. Alarmas que debían ser ignoradas, problemas de mantenimiento que ponen en peligro los vuelos, comunicaciones defectuosas con las torres de control, extintores sin carga y pilotos que no se ponen al día, que no tienen vacaciones, que trabajan largas jornadas, a turno cambiado y que son presionados para volar en esas condiciones.

El accidente se saldó con la muerte de 63 de los 100 ocupantes del avión, incluidos los pilotos, y la de dos personas en tierra, 34 heridos, 17 de ellos graves, y con la completa destrucción del avión involucrado.

En esta película, basada en las circunstancias reales y en gran medida de carácter autobiográfico, Enrique Piñeyro cuenta y protagoniza la historia de T, un niño que decide ser piloto a pesar de que a su padre eso no le hace mucha ilusión, y de cómo tras varios años volando para LAPA T empieza a ver con preocupación cómo se despachan aviones que no cumplen con la MEL (lista de equipamiento mínimo que debe funcionar para poder realizar un vuelo) y con averías de las que no se avisa a los pilotos, cómo pilotos que no superan los cursos de formación son mantenidos en servicio en virtud de no se sabe qué tipo de criterios por parte del departamento de recursos humanos y del jefe de pilotos, etc.

Sucesivos informes presentados por T, cada vez más críticos con la actuación de los responsables de la compañía, no servirán más que para que la dirección lo tenga cada vez más enfilado. Cuando T presenta un informe en el que asegura que ya no es cuestión de si sino de cuándo un avión de LAPA va a tener un accidente con muertos, primero le cuesta su licencia como piloto y luego su puesto de trabajo cuando el propio Piñeyro presenta su renuncia. Unas semanas después, se produce el accidente del vuelo 3142.

La película trata también del inicio del proceso judicial contra los responsables de la compañía y de las Fuerzas Aéreas y de las amenazas que recibieron los encargados de llevarlo a cabo pero, al ser la película del año 2004 y dado que el proceso todavía estaba abierto, el resultado final no aparece reflejado en ella.

Enrique Piñeyro comenta: "Sentí la necesidad de dejar un testimonio sobre esta historia que viví desde muy adentro. Lo que más me impresionó fue la cantidad de teorías estrambóticas que dijeron para justificar el accidente. Por eso me pareció que la película era el vehículo más exacto para retransmitir la bronca, la indignación y la impotencia que sentí cuando vi las imágenes de la tragedia en la pantalla del televisor. Había escrito que iba a suceder y quienes pudieron evitarlo no hicieron nada. Yo había advertido en varias oportunidades y de varias formas de los fallos de los aviones. De esa manera no se podía volar. Por eso mi primera incursión en este tema fue judicial, no artística. Dos días después del accidente llevé al juzgado una larga serie de archivos y registros técnicos, entre ellos las cartas dirigidas a las autoridades de LAPA donde les anticipaba que, de continuar con esa política, sería inevitable un accidente. La película vino después, cuando se apagaron las repercusiones y los sensacionalismos mediáticos".

Vídeos

Enrique Piñeyro: "Decidí ser guionista, director y actor de la película, en primer lugar porque no hay ningún actor que supiera volar un Boeing 737 y me interesaba que hubiera gran verosimilitud en todo lo que fuera aviación y vuelo. Si eso no se creía, la película perdía peso. En cuanto a dirigirla, era tan directa la vivencia que iba a terminar diciéndole a otro director que me importaban poco las reglas del cine. Yo quería contar una historia y elegí el cine como vehículo. El motor de la película es poner al espectador en la cabina del piloto, colocarlo en ese lugar donde nunca está y mostrarle lo que pasa dentro del avión. Creo que de esa manera se puede explicar por qué a los pilotos les gusta tanto volar y por qué para mantenerse en ese lugar, muchas veces, están dispuestos a hacer cualquier cosa, hasta perder la vida".

Tráiler

Enrique Piñeyro: "Además, me gustó dirigirla, porque, por lo general, en las películas de aviones los planos de las cabinas tienen que ser frontales porque si no, según los directores de cine, el espectador no percibe la emoción del personaje. Pero para mí era fundamental filmar desde atrás. Los pilotos se hablan de lado, nunca se hablan cara a cara. Quería que eso se reprodujera. No quería un sonido limpio y exquisito dentro de la cabina, quería que se supiera lo complicado que es hablar dentro de una cabina".

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