Dirigida por
Luis García BerlangaAño
1956Relación con las Telecomunicaciones
Situación: Partida de ajedrez en línea, telefónica, con centralita manual.Situación: Un efectivo transpondedor (o pasarela) de canal radio a línea telefónica, con gestión adaptativa de colisiones, corrección dinámica de errores y subsanación expeditiva de incidencias.
Calabuch: Si usted no sabe jugar por teléfono, ¿para qué se lo ha instalado?
Narrada con una introductoria voz en off, lo que acentúa lo fantástico e irreal del relato asemejándolo a un cuento infantil, se nos sitúa en un contexto histórico contemporáneo en el que el pueblo de Calabuch es una metáfora de la España de la década de los años 50 del siglo XX, inmersa todavía en la dura posguerra y con los lejanos ecos internacionales que supusieron el reparto del globo entre los Estados Unidos y la Unión Soviética tras la Segunda Guerra Mundial y su posterior pugna en busca del poder bélico que la energía nuclear podía aportar. No obstante, el pueblecito de Calabuch permanece ajeno a tales preocupaciones. Ni la fiebre nuclear, ni el miedo a la destrucción del planeta o el fantasma de la Guerra Fría parecen afectarle.
Luis García Berlanga: "En principio no me gustaba porque encontraba un guión muy crepuscular, donde todo el mundo era demasiado bueno, pero debido a la coproducción con Italia vino el guionista Ennio Flaiano, con el cual ya me encontraba más a gusto y al final la fui modificando, la fui convirtiendo en algo un poquito más a lo que yo quería contar. Paradójicamente creo que las dos películas que no han nacido de ideas mías, que son 'Novio a la vista' y 'Calabuch', es donde en cambio hay más vivencias mías, en donde en determinadas secuencias estoy más entregado a enseñar mis propias cartas, a mostrar un poquito las señas de identidad que hasta entonces tenía más ocultas".
En plena Guerra Fría, el profesor Jorge Serra Hamilton, un reconocido científico atómico huido al darse cuenta de su ingenua visión de las bondades de la energía nuclear, acaba encontrando refugio en Calabuch, un pueblo mediterráneo que al profesor le parece maravilloso porque allí cada uno hace lo que le gusta, cada cual vive su vida sin hacer daño a nadie y sin preocuparse de ser diferente de lo que es en realidad, ni de lo que piensan los demás tampoco.
Leonardo Martín y Florentino Soria, ambos amigos de la escuela de cine y partiendo de un argumento original del propio Leonardo, le presentaron a Berlanga un guion que finalmente el director amoldó a sus gustos con la ayuda de Ennio Flaiano. Como en la mayoría de las obras de Berlanga, el guion se estructura en el arco dramático consistente en que la llegada de un personaje o de un acontecimiento exterior cambia, por un tiempo, la vida de un grupo de personas que buscan un beneficio común y que, finalmente, fracasan quedándose en igual o peor situación que al comienzo. Así, Calabuch es un pueblo pequeño compuesto por el café bar, el ayuntamiento, la iglesia, el cine, el faro, la playa y el castillo. Sus habitantes configuran ese reparto coral tan característico de las obras de Berlanga: el guardia civil Matías, el alcalde, la maestra, el cura, el Langosta, el pintor, el farero, los contrabandistas, el torero, el maestro de la banda de música, la hija de Matías, su pretendiente, el pirotécnico...
Calabuch, el imaginario nombre del pueblo, proviene del apellido catalán Calabuig, de amplia implantación en la Comunidad Valenciana y fue escogido por su sonoridad típicamente regional. Sin embargo, Berlanga lo explica a su modo: "Se trataba de buscar un nombre mediterráneo, valenciano, y ése me gustó. No tanto a un amigo mío que se apellida así y que, cierta vez que me lo encontré paseando con su perro por Valencia, me dijo: '¿Sabes cómo se llama mi perro? Se llama Berlanga'. La verdad es que con ese nombre tuve algún problema, y no tan pequeño como el de mi amigo. Y es que Calabuch se escribe 'Calabuig', y si se titulaba así, en toda España lo pronunciarían de este modo mientras en la película oirían decir Calabuch. Y si lo titulaba Calabuch, en Valencia lo pronunciarían 'Calabuj'. Al final opté por la mayoría, democráticamente. A mí me gusta, pero no es ninguna palabra mágica o emblemática. Mi única palabra mágica es austrohúngaro".
Calabuch, junto a 'La humanidad en peligro' (1954, Gordon Douglas) o 'Japón bajo el terror del monstruo' (1954, Ishiro Honda), conforma la tríada cinematográfica que avanzó una preocupación importante por la bomba nuclear. Y más adelante, el cine ya reflejó el temor a un holocausto nuclear causado por la escala armamentística que veía en la obtención de la bomba nuclear una herramienta de poder.
Pero, en la vertiente científico-técnica, Calabuch no solo marcó tendencia en la cuestión nuclear sino también en conceptos o términos que años más tarde empezaron a formar parte del habla popular en ámbitos tan dispares como la inteligencia artificial, el ocio en línea, las comunicaciones vía satélite o las redes informáticas.
Diciembre de 2017. El mundo del ajedrez está deslumbrado. La irrupción de AlphaZero, el programa de inteligencia artificial creado por Google y su filial DeepMind, ha sacudido los cimientos de este deporte milenario. Y solo ha hecho falta mostrar diez de las cien partidas que ha disputado contra Stockfish, el motor de ajedrez más potente creado hasta la fecha, cuyo Elo es de 3.400 puntos (para encontrar una comparación de la potencia de Stockfish, el actual campeón del mundo, Magnus Carlsen, no llega a 2.850 puntos Elo, que es el baremo que emplea la Federación Internacional de Ajedrez -FIDE- para calcular la habilidad de los jugadores).
En este duelo a cien partidas, AlphaZero ha ganado 28 (tres con negras) y ha hecho tablas en las restantes 72. Este experimento o enfrentamiento entre los dos programas ha sido organizado por Google y los expertos en ajedrez han quedado boquiabiertos con la forma de jugar del sistema de inteligencia artificial de DeepMind.
AlphaZero es un sistema de inteligencia artificial que emplea los mismos algoritmos que DeepMind ya ha utilizado para aprender otros juegos como el go o el shogi. A grandes rasgos, analiza la mejor jugada propia y la del rival para encontrar la posición más ventajosa. Pero está basado en una red neuronal, que no es lineal como ocurre en los programas clásicos -Stockfish, Houdini, Komodo...-, ya que se desarrolla en distintas capas de neuronas artificiales conectadas entre sí.
De esta manera, el sistema de Google no se construye a partir del conocimiento humano. No ha sido programado sobre cómo jugar. Por el contrario, mediante un proceso de autoaprendizaje, es capaz de decidir cada jugada por sí mismo. Para preparar el duelo contra Stockfish, los científicos de DeepMind únicamente facilitaron a AlphaZero las reglas del ajedrez. El sistema necesitó tan solo cuatro horas, en las que jugó millones de partidas contra sí mismo, para alcanzar el mayor nivel ajedrecístico conocido hasta la fecha.
Leontxo García, periodista especializado en ajedrez y uno de sus principales divulgadores en España: "La lógica indica que el algoritmo de AlphaZero servirá de base para grandes avances científicos. Lo que no se sabe es cuánto tardarán en aplicarlo con éxito en campos mucho más complicados que el ajedrez, que al fin y al cabo es un juego finito y de suma cero, aunque el número de jugadas posibles sea mayor que el de átomos en el universo. Pero hay algo que cada vez veo más claro: Alan Turing y Claude Shannon, padres de la informática, acertaron de pleno a fines de los años cuarenta cuando eligieron el ajedrez como campo de experimentación de la inteligencia artificial".
Al margen de los programas de IA, el mundo del ajedrez lleva tiempo adaptado a la nueva era tecnológica y, de hecho, la aparición de internet revolucionó la forma de jugar de miles de aficionados, muchos de los cuales se alejaron de los tradicionales clubes o de los bares con tablero y se apuntaron a las plataformas de la red que les permitían medirse con jugadores de todo el mundo a cualquier hora del día.
Entre la elección de Turing y Shannon y la actual adaptación tecnológica, en el ajedrez media Calabuch con su aporte al juego en línea entre Don Ramón, el farero, Don Félix, el cura, y la imprescindible intermediación de Carmen, la operadora de la centralita.
En 2020, si buscas 'transponder' en Google obtienes multitud de resultados que se refieren a llaves de coche. Si optas por indicar 'transpondedor' obtienes múltiples referencias a aviónica, por no mencionar las relacionadas con las etiquetas de identificación por radiofrecuencia (RFID) pero, sobre todo, las referentes a comunicaciones satélite en las que el transpondedor realiza la función de recepción, amplificación y reemisión en una banda distinta de una señal, adaptando la señal satélite entrante/saliente a la frecuencia de los equipos en banda base.
En las redes informáticas, el Gateway, puerta de enlace o pasarela, es el dispositivo dentro de la red de comunicaciones que sirve de enlace entre dos redes con protocolos y arquitecturas diferentes; su propósito fundamental es traducir la información del protocolo utilizado en una red al protocolo usado en la otra.
En Calabuch todo es más sencillo: ni pasarela, ni transpondedor; simplemente Don Ramón mediando entre las comunicaciones radio de la marina y la autoridad terrena al otro lado de la línea telefónica, con Felipe como canal de subsanación de averías.
Vídeos
Calabuch: la historia de un famoso científico atómico que decide huir y refugiarse en un lugar donde poder ser una persona anónima y disfrutar de la vida sencilla.
Partida de ajedrez en línea, con centralita manual. Y cuando la partida se pone candente, se dirime en banda base.
Don Félix: Pieza telefoneada, pieza jugada. Lo demás son trampas.
Don Ramón: Si usted no sabe jugar por teléfono, ¿para qué se lo ha instalado?
Un efectivo transpondedor (o pasarela) de canal radio a línea telefónica, con gestión adaptativa de colisiones, corrección dinámica de errores y subsanación expeditiva de incidencias.
Recopilatorio de los teléfonos que aparecen en la película, una aportación de Luis Méndez.
Vídeo introductorio realizado por J.M.Trigueros para la proyección de CALABUCH (1956) de LUIS GARCÍA BERLANGA en el Auditorio de la Casa de Cultura de Sant Joan d'Alacant. Esta película está incluida en el ciclo "LUIS GARCÍA BERLANGA" programado por la FILMOTECA DE SANT JOAN D'ALACANT para febrero de 2018.
Introducción a CALABUCH - Filmoteca de Sant Joan d'Alacant
Un hermoso, tierno e inocente cuento sobre un mundo ya desaparecido, una historia de buenos sentimientos con mucho humor y ternura, una joyita en blanco y negro de mediados de los 50.
Historia de nuestro cine: Calabuch
Juan Carlos Ortega: "Hay una cosa que me encanta de esta película y por la que la considero muy moderna y es el hecho de que quien puede regalar felicidad es la ciencia. Y luego, además, en los años 50 hacer una película con un protagonista que es físico nuclear...".