Antonio Castilla López nació en Jerez de la Frontera (Cádiz) el 13 de enero de 1886. Era hijo de Manuel Castilla, un maestro interesado en la producción del vino y Rosario López.

 

En 1910, con 24 años cumplidos, se trasladó a Madrid. Estudió en la Escuela Oficial de Telecomunicaciones y comenzó a trabajar como funcionario técnico del Cuerpo de Telégrafos. Tiempo después fue destinado a la Central Telegráfica de Barcelona para colaborar en su montaje. En la ciudad condal Antonio Castilla contrajo matrimonio con Mercedes Rovira Roig con la que tuvo a su hija Rosario. El matrimonio fracasó y Antonio Castilla contrajo segundas nupcias tiempo después.

 

En el terreno laboral Antonio Castilla se implicó en Barcelona en la mejora de los sistemas de comunicación habituales en ese momento, el telégrafo ya asentado en la sociedad y el teléfono que comenzaba su desarrollo. Su prestigio fue progresivamente incrementándose, y la Escuela de Ingenieros de Sarriá le contrató como profesor de electricidad aplicada.

 

A pesar de los logros conseguidos, Antonio Castilla anhelaba más, por ello viajó a Estados Unidos, donde obtuvo el título de ingeniero en radioelectricidad, llegando a colaborar con el mismo Lee de Forest (1873-1961), considerado el padre de la radioelectrónica e inventor del triodo. Éste le mostró las particularidades de los tubos de vacío también conocidos como audiones. La prensa de la época señaló que Lee de Forest le proporcionó las patentes para las válvulas termoiónicas, pero no fue una cesión desinteresada, al contrario, Antonio Castilla hubo de pagar una cantidad importante de dinero.

 

A su vuelta a España, la Dirección General de Telégrafos le encargó poner en marcha la, por entonces, nueva Casa de Telégrafos de Madrid y su emisora. Antonio Castilla comenzó a aplicar el audión de Lee de Forest en las emisoras de Madrid y el Pardo. La de Madrid era realmente la estación militar de Carabanchel concebida desde sus comienzos como central de la Red Radiotelegráfica Permanente. Esta emisora llevaba en funcionamiento desde el 24 de abril de 1911. Por razones de seguridad el Centro Electrotécnico del Ejército duplicó esta instalación con la de Prado del Rey. A su vez, las dos estaban comunicadas con la estación militar de Ceuta. Antonio Castilla adaptó estas instalaciones para que funcionaran con los audiones de Lee de Forest. Este fue el primer trabajo de sus varias colaboraciones con el Ejército. En 1916 la instalación de redes telegráficas militares y la radiotelegrafía comenzaron su expansión por el país. Los responsables del ejército tuvieron serias dificultades para llevar adelante todas las instalaciones previstas.

 

El 1º de septiembre de 1916 Antonio Castilla López había solicitado en el Cuerpo de Telégrafos excedencia ilimitada que le fue concedida el día 5 de aquel mes.

 

En 1918 Antonio Castilla seguía siendo una persona de enorme prestigio que entendía que la radiotelegrafía no debía ceñirse sólo a producir instalaciones militares, sino que era necesario que ampliara sus objetivos hacia la Sociedad. Por ello, planeó una serie de conferencias públicas con la intención de que el gran público conociera la radiotelegrafía.

 

La primera conferencia tuvo el objetivo de dar a conocer los trabajos de la recién creada Compañía Ibérica de Telecomunicaciones y motivar así a la Marina Española para que optara por comenzar a utilizar las nuevas tecnologías que la compañía recién creada ponía a su disposición. Para lograrlo, diseñó un experimento de comunicación entre dos buques, uno anclado en el Puerto de Barcelona y el otro en el de Palma de Mallorca.

 

Valencia fue el lugar donde Antonio Castilla impartió una de las conferencias de mayor repercusión. Fue el 22 de abril de 1920 en el Paraninfo de la Universidad de Valencia. En el acto se pudo escuchar melodías y voces procedentes de barcos que en ese momento navegaban por el mar Mediterráneo. Hasta esa demostración las experiencias radiofónicas realizadas en España sólo habían conseguido cubrir una distancia no superior a 63 kilómetros. Las demostraciones públicas realizadas por Antonio Castilla se fueron sucediendo con el continuo asombro e incredulidad del público.

 

Paralelamente Antonio Castilla seguía desempeñando un importantísimo papel en la Compañía Ibérica de Telecomunicaciones. Su amplio conocimiento de la materia sirvió de base y referencia para todas las acciones y nuevos proyectos que se llevaron adelante.

 

A finales de 1923 salen de su fábrica de Madrid los famosos receptores de radio de la marca Iberia. Poco después, la fuerte competencia internacional le fuerza a fusionar su Compañía Ibérica de Telecomunicación con La Sociedad de Radiotelefonía Española, de capital hispano-francés. En septiembre de ese año se inaugura la primera emisora de radio comercial Radio Ibérica.

 

En los últimos años de vida laboral Antonio Castilla trabajó en Standard Eléctrica S.A. fundada en 1926, suministradora de materiales y equipos a la Compañía Telefónica Nacional de España (CTNE), creada dos años antes.

 

Antonio Castilla falleció en Madrid el 30 de abril de 1965.

 

 

- Adams, Mike (2012): Lee de Forest: King of Radio, Television, and Film, Copernicus Book.

- Calvo Calvo, Ángel (2013): Telecomunicaciones y el nuevo mundo digital en España. La aportación de Standard Electric, Editorial Ariel y Fundación Telefónica.

- Faus Belau, Ángel (2007): La radio en España (1896-1977). Una historia documental, Editorial Taurus, pp.118-128; 147-150.

- Olivé Roig, Sebastián (2012): El telégrafo. Un relato de su travesía centenaria, Editorial Ariel y Fundación Telefónica.