Descripción
Juan Jose María Antonio Ramón Lucio de Lerena y Barry (Cádiz, 1796 – Madrid, 1863). Marino e inventor. Impulsor de un telégrafo óptico en España.
Biografía
Juan Jose María Antonio Ramón Lucio de Lerena y Barry nació el 6 de julio de 1796 en Cádiz. Era hijo de Antonio de Lerena y Barreda, capitán de fragata de la Real Armada y María Dolores Barry Ximénez.
Ingresó muy joven en la carrera militar, en 1809 lo hizo en la Escuela Naval de Isla de León. Apenas un año después tomó parte en el apostadero de Gallineras frente a las tropas francesas. Esta fue la primera de sus múltiples actividades militares que se sucedieron en los años siguientes. Formó parte de la escuadra que llevó en 1815 a la expedición militar dirigida por el general Pablo Morillo a Costa Firme en Venezuela. Participó en la defensa de Guayaquil en Ecuador.
De Ecuador se trasladó a Perú donde trabajó como ayudante del virrey Joaquín de la Pezuela. Con éste regresó a España, donde en 1823 participó en la defensa constitucional de Cádiz, lo que forzó a marcharse como exiliado político a Nueva York.
Durante su etapa en Nueva York se vio obligado a desarrollar varios trabajos relacionados con la docencia del español y en 1825 publicó en EEUU uno de los primeros manuales de enseñanza de castellano "Spanish Telegraph." Fue fundador en 1826 de uno de los primeros diarios en español que aparecieron en Nueva York, "El redactor".
Se dedica intensamente al estudio del telégrafo óptico y en 1829 presentó un nuevo sistema de telegrafía óptica a una comisión de la Marina Real española, a bordo del navío Soberano, atracado en Cuba.
Al regresar a España Lerena inició el 19 de diciembre de 1830 en Madrid las pruebas de funcionamiento de un telégrafo óptico y en mayo de 1831 se construyó la línea Madrid-Aranjuez, de unos 45 km, con torres intermedias situadas en la ermita del cerro de los Ángeles y en el cerro de Espartinas, cerca de Valdemoro.
El sistema de Juan José Lerena tenía dos partes: un mástil, que permitía elevar una bola y situarla en distintas posiciones; y un panel que cambiaba de color. Gracias a un informe elevado por el propio autor al Consejo de Ministros, puede conocerse exhaustivamente, no sólo las torres que construyó y su coste, sino el número de despachos que por ellas se cursaron y el ahorro que ello supuso para el Estado. La instalación de las cuatro estaciones costó 170.901 reales, incluyendo las maquinas; los gastos de entretenimiento fueron 36.510 reales y los sueldos del personal 184.137 reales.
En julio de 1832, se estableció la línea entre Madrid y la Granja de San Ildefonso, separadas 102 kilómetros, con torres intermedias situadas en el alto del Puerto de Navacerrada y en la Sierra de Colmenar, cerca de Hoyo de Manzanares.
La 1ª Guerra carlista había dado comienzo en 1833, y no se cursó ningún despacho. Este hecho demuestra el desconocimiento que tenían la Corte, y los gobernantes sobre la utilidad que podía tener el telégrafo y explica también el poco apoyo que su implantación obtenía.
En 1834, en cambio, se establecieron, de manera provisional; pero demostrando gran eficacia operativa, tres enlaces: uno con Carabanchel, donde había un Lazareto en el que se recluían los enfermos del cólera que atacaba a la capital; otro con el palacio del Pardo, al que se había trasladado la familia real con motivo del mismo cólera y el tercero desde San Ildefonso al palacio de Riofrío, con una estación intermedia en el cerro de Matabueyes. Las tres fueron instalaciones provisionales para cubrir necesidades del momento, y su instalación y funcionamiento demuestran el sentido "profesional" quedaba Lerena al servicio y lo preparado que estaba para atenderlo.
Intentó, sin lograr el éxito, instalar una línea de telegrafía entre Madrid y Burgos, por Valladolid. La construcción de la proyectada línea se interrumpió en el Cristo del Caloco. Esto ocurría, al tiempo que Lerena era cesado, en el segundo semestre de 1835. En 1836 los telégrafos de los Reales Sitios que dirigía Lerena dejaron de funcionar y fueron desmantelados en 1838. Volvió a chocar con la incomprensión de la Administración y quedó apartado de la dirección de la red de telégrafos. Durante algunos años, Lerena estuvo justificando sus cuentas como responsable de estas líneas telegráficas.
Juan José Lerena continuó con las mejoras e innovaciones. No patentó su invención, solo se conoce que, en 1837, cursó una solicitud de patente o "privilegio de invención" de un cabrestante que caducó por no haber sacado la Cédula. Pero su obra no quedó en balde, los sistemas telegráficos de Lerena fueron los modelos para otros posteriores como los que a mediados del siglo XIX inventó el brigadier Mathé, creador del Cuerpo de Telégrafos. El éxito que alcanzaron las líneas telegráficas del Ministerio de la Gobernación a mediados del siglo XIX, por la labor del marino Mathé, tuvo una gran deuda con su maestro Lerena.
Tras este período dedicado por entero a las innovaciones telegráficas, Juan José Lerena regresó a la escena militar sin haber perdido nunca su condición. Se convirtió en el comandante del bergantín Nervión, además de ser nombrado comisario regio para la isla de Fernando Poo. En 1843 proclamó la soberanía española en la isla y procedió a sustituir los nombres ingleses por españoles y comenzó a organizar el sistema administrativo de la ciudad.
Una vez concluida esta primera accióncontinuó con las demás islas del Golfo de Guinea, así anexionó Corisco a la Corona de España tras aceptar la solicitud efectuada por su rey indígena. Lideró la colonización de una zona del continente africano comprendida entre la desembocadura del río Benito hasta el Cabo de Santa Clara, en la Guinea continental. Sus últimas acciones le llevaron a tomar posesión de las islas Elobeyas, situadas en Guinea Ecuatorial y la isla de Annobon, situada en una de las siete provincias de Guinea Ecuatorial.
Concluida esta nueva etapa militar regresó a España y presentó un completo informe al secretario de Despacho de Estado. El contenido del mencionado informe provocó que se organizará una segunda expedicón de mayor tamaño y también dirigida por Juan José Lerena. Los acontecimientos políticos sucedidos en España, concretamente las insurrecciones progresistas sucedidas en Alicante y Cartagena, frustraron la idea.
A finales de 1849 Juan José Lerena solicitó el retiro del Ejército, pero por sus servicios a la reina Isabel II fue nombrado brigadier honorífico.
Quebrantada su salud, se retiró a Chiclana, donde inició un proyecto fracasado de un canal navegable que comunicara la Bahía de Cádiz con Chiclana, atravesando el término municipal de San Fernando. Esta empresa le llevó a su ruina económica al fallarle el presupuesto y sus accionistas.
El brigadier Juan José de Lerena falleció en Madrid en 1866, estando en posesión de las Encomiendas de Isabel la Católica y Carlos III.
Más información
- Multigner, Gilles, Lerena, ese ignorado pionero de las comunicaciones, Foro Histórico de las Telecomunicaciones, Colegio Oficial y Asociación española de Ingenieros de Telecomunicación, Madrid, 2008.
- Olivé Roig, Sebastián y Sánchez Miñana, Jesús, El papel relevante de Juan José Lerena en los comienzos de la telegrafía óptica en España y Nuevos datos sobre el establecimiento de la telegrafía óptica en España. I Simposio de Historia de las Telecomunicaciones, X Congreso de la Sociedad Española de Historia de las Ciencias y de las Técnicas, Badajoz, 11-14 de septiembre de 2008.
- Olivé Roig, Sebastián, Historia de la telegrafía óptica en España, Ministerio de Obras Públicas, Transportes y Comunicaciones, Madrid 1990.
- Sánchez Ruiz, Carlos, La telegrafía óptica en Aranjuez, Ayuntamiento de Aranjuez, Delegación de Cultura, Colección Aranjuez.Studia nº 9, 2008. (Sobre el telégrafo óptico de Lerena y otros). Pag. 33-37.
Juan Jose María Antonio Ramón Lucio de Lerena y Barry nació el 6 de julio de 1796 en Cádiz. Era hijo de Antonio de Lerena y Barreda, capitán de fragata de la Real Armada y María Dolores Barry Ximénez.
Ingresó muy joven en la carrera militar, en 1809 lo hizo en la Escuela Naval de Isla de León. Apenas un año después tomó parte en el apostadero de Gallineras frente a las tropas francesas. Esta fue la primera de sus múltiples actividades militares que se sucedieron en los años siguientes. Formó parte de la escuadra que llevó en 1815 a la expedición militar dirigida por el general Pablo Morillo a Costa Firme en Venezuela. Participó en la defensa de Guayaquil en Ecuador.
De Ecuador se trasladó a Perú donde trabajó como ayudante del virrey Joaquín de la Pezuela. Con éste regresó a España, donde en 1823 participó en la defensa constitucional de Cádiz, lo que forzó a marcharse como exiliado político a Nueva York.
Durante su etapa en Nueva York se vio obligado a desarrollar varios trabajos relacionados con la docencia del español y en 1825 publicó en EEUU uno de los primeros manuales de enseñanza de castellano "Spanish Telegraph." Fue fundador en 1826 de uno de los primeros diarios en español que aparecieron en Nueva York, "El redactor".
Se dedica intensamente al estudio del telégrafo óptico y en 1829 presentó un nuevo sistema de telegrafía óptica a una comisión de la Marina Real española, a bordo del navío Soberano, atracado en Cuba.
Al regresar a España Lerena inició el 19 de diciembre de 1830 en Madrid las pruebas de funcionamiento de un telégrafo óptico y en mayo de 1831 se construyó la línea Madrid-Aranjuez, de unos 45 km, con torres intermedias situadas en la ermita del cerro de los Ángeles y en el cerro de Espartinas, cerca de Valdemoro.
El sistema de Juan José Lerena tenía dos partes: un mástil, que permitía elevar una bola y situarla en distintas posiciones; y un panel que cambiaba de color. Gracias a un informe elevado por el propio autor al Consejo de Ministros, puede conocerse exhaustivamente, no sólo las torres que construyó y su coste, sino el número de despachos que por ellas se cursaron y el ahorro que ello supuso para el Estado. La instalación de las cuatro estaciones costó 170.901 reales, incluyendo las maquinas; los gastos de entretenimiento fueron 36.510 reales y los sueldos del personal 184.137 reales.
En julio de 1832, se estableció la línea entre Madrid y la Granja de San Ildefonso, separadas 102 kilómetros, con torres intermedias situadas en el alto del Puerto de Navacerrada y en la Sierra de Colmenar, cerca de Hoyo de Manzanares.
La 1ª Guerra carlista había dado comienzo en 1833, y no se cursó ningún despacho. Este hecho demuestra el desconocimiento que tenían la Corte, y los gobernantes sobre la utilidad que podía tener el telégrafo y explica también el poco apoyo que su implantación obtenía.
En 1834, en cambio, se establecieron, de manera provisional; pero demostrando gran eficacia operativa, tres enlaces: uno con Carabanchel, donde había un Lazareto en el que se recluían los enfermos del cólera que atacaba a la capital; otro con el palacio del Pardo, al que se había trasladado la familia real con motivo del mismo cólera y el tercero desde San Ildefonso al palacio de Riofrío, con una estación intermedia en el cerro de Matabueyes. Las tres fueron instalaciones provisionales para cubrir necesidades del momento, y su instalación y funcionamiento demuestran el sentido "profesional" quedaba Lerena al servicio y lo preparado que estaba para atenderlo.
Intentó, sin lograr el éxito, instalar una línea de telegrafía entre Madrid y Burgos, por Valladolid. La construcción de la proyectada línea se interrumpió en el Cristo del Caloco. Esto ocurría, al tiempo que Lerena era cesado, en el segundo semestre de 1835. En 1836 los telégrafos de los Reales Sitios que dirigía Lerena dejaron de funcionar y fueron desmantelados en 1838. Volvió a chocar con la incomprensión de la Administración y quedó apartado de la dirección de la red de telégrafos. Durante algunos años, Lerena estuvo justificando sus cuentas como responsable de estas líneas telegráficas.
Juan José Lerena continuó con las mejoras e innovaciones. No patentó su invención, solo se conoce que, en 1837, cursó una solicitud de patente o "privilegio de invención" de un cabrestante que caducó por no haber sacado la Cédula. Pero su obra no quedó en balde, los sistemas telegráficos de Lerena fueron los modelos para otros posteriores como los que a mediados del siglo XIX inventó el brigadier Mathé, creador del Cuerpo de Telégrafos. El éxito que alcanzaron las líneas telegráficas del Ministerio de la Gobernación a mediados del siglo XIX, por la labor del marino Mathé, tuvo una gran deuda con su maestro Lerena.
Tras este período dedicado por entero a las innovaciones telegráficas, Juan José Lerena regresó a la escena militar sin haber perdido nunca su condición. Se convirtió en el comandante del bergantín Nervión, además de ser nombrado comisario regio para la isla de Fernando Poo. En 1843 proclamó la soberanía española en la isla y procedió a sustituir los nombres ingleses por españoles y comenzó a organizar el sistema administrativo de la ciudad.
Una vez concluida esta primera accióncontinuó con las demás islas del Golfo de Guinea, así anexionó Corisco a la Corona de España tras aceptar la solicitud efectuada por su rey indígena. Lideró la colonización de una zona del continente africano comprendida entre la desembocadura del río Benito hasta el Cabo de Santa Clara, en la Guinea continental. Sus últimas acciones le llevaron a tomar posesión de las islas Elobeyas, situadas en Guinea Ecuatorial y la isla de Annobon, situada en una de las siete provincias de Guinea Ecuatorial.
Concluida esta nueva etapa militar regresó a España y presentó un completo informe al secretario de Despacho de Estado. El contenido del mencionado informe provocó que se organizará una segunda expedicón de mayor tamaño y también dirigida por Juan José Lerena. Los acontecimientos políticos sucedidos en España, concretamente las insurrecciones progresistas sucedidas en Alicante y Cartagena, frustraron la idea.
A finales de 1849 Juan José Lerena solicitó el retiro del Ejército, pero por sus servicios a la reina Isabel II fue nombrado brigadier honorífico.
Quebrantada su salud, se retiró a Chiclana, donde inició un proyecto fracasado de un canal navegable que comunicara la Bahía de Cádiz con Chiclana, atravesando el término municipal de San Fernando. Esta empresa le llevó a su ruina económica al fallarle el presupuesto y sus accionistas.
El brigadier Juan José de Lerena falleció en Madrid en 1866, estando en posesión de las Encomiendas de Isabel la Católica y Carlos III.
Más información
- Multigner, Gilles, Lerena, ese ignorado pionero de las comunicaciones, Foro Histórico de las Telecomunicaciones, Colegio Oficial y Asociación española de Ingenieros de Telecomunicación, Madrid, 2008.
- Olivé Roig, Sebastián y Sánchez Miñana, Jesús, El papel relevante de Juan José Lerena en los comienzos de la telegrafía óptica en España y Nuevos datos sobre el establecimiento de la telegrafía óptica en España. I Simposio de Historia de las Telecomunicaciones, X Congreso de la Sociedad Española de Historia de las Ciencias y de las Técnicas, Badajoz, 11-14 de septiembre de 2008.
- Olivé Roig, Sebastián, Historia de la telegrafía óptica en España, Ministerio de Obras Públicas, Transportes y Comunicaciones, Madrid 1990.
- Sánchez Ruiz, Carlos, La telegrafía óptica en Aranjuez, Ayuntamiento de Aranjuez, Delegación de Cultura, Colección Aranjuez.Studia nº 9, 2008. (Sobre el telégrafo óptico de Lerena y otros). Pag. 33-37.