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VARELA LIMIA, Manuel
VARELA LIMIA, Manuel

Descripción

Manuel Varela Limia [Malpica de Bergantiños ( A Coruña), 17 de agosto de 1796- Madrid, 9 de noviembre de 1853]. Padre de la primera red nacional permanente de telegrafía óptica en España, Brigadier de Infantería, Ministro interino de la Guerra, Director General de caminos, puertos, faros y telégrafos, senador por la provincia de Lugo (1843), y consejero real extraordinario (1846-47). Primer historiador del Arma de Ingenieros, y fundador con sus propios bienes, del Premio "Español Incógnito".

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1840 | Defensa | MATHÉ | Telégrafo | VARELA
Biografía

Manuel Varela Limia nació en Malpica de Bergantiños (A Coruña) el 17 de agosto de 1796. Vivió un convulso siglo XIX: El final del reinado de Carlos IV, la Guerra de la Independencia, el reinado de Fernando VII, y el de su hija Isabel II (con la regencia de su madre Mª Cristina).

Manuel era uno de los hijos del hidalgo de Malpica, entonces un pequeño tómbolo en la costa de la muerte gallega en cuya isla se erguía el remoto Pazo de los Limia, a un día a caballo de Santiago de Compostela. Regía entonces el mayorazgo que determinaba que sólo el mayor heredaba, por lo que los demás hijos como Manuel normalmente se orientaban hacia el clero o las armas.

Estudió en Santiago las humanidades básicas desde niño. La guerra de independencia (1808-1814) marcó sin duda su adolescencia por lo que la educación de Manuel transcurriría en la Galicia liberada de una España todavía en guerra.

A los 15 años de edad ingresa interno como cadete en Santiago, en el Colegio Militar del IV Ejército, que estaba dirigido por el Teniente Coronel de Ingenieros D. Francisco Serrallach y Ribas, autor del famoso "Tratado de fortificación". Allí obtuvo Manuel siempre las mejores calificaciones, ostentando la distinción de Brigadier de alumnos (1º galonista), e impartiendo incluso algún tiempo clases de matemáticas.

Como a muchos intelectuales de la época, su afán de progreso le acercaría a posiciones liberales desde donde combatió el absolutismo y el carlismo, no sólo desde los despachos si no también en el campo de batalla. En lo militar alcanzó el grado de Brigadier, de Infantería, porque de Ingenieros no era entonces factible. Como hombre de estado, fue ministro interino de la guerra, director general de caminos, puertos, faros y telégrafos, miembro de la junta de revisión y reforma de las ordenanzas del ejército, senador por la provincia de Lugo (1843), y consejero real extraordinario (1846-47). Como científico e intelectual, es autor de importantes obras como el resumen y primera historia del Cuerpo de Ingenieros, y escritos de gran relevancia que tuvieron gran influencia en la organización y administración del Estado y del Ejército.

Tras muchos intentos fallidos y pequeñas experiencias locales, surge por fin el arranque de una verdadera red nacional de telegrafía óptica en España. Recién nombrado Director General de Caminos, dirige a todos los Ingenieros Jefes de los distritos una tajante circular en la que se exponían las líneas generales de la red telegráfica que iba a implantar. Se fijaban en ella las tres primeras líneas (Irún, Barcelona y Cádiz) y se encargaba a los ingenieros el reconocimiento del terreno previo a los replanteos.

Coordinó al detalle con el Ministerio de la Gobernación y los jefes políticos de las provincias todo lo referente a la seguridad, permisos, y utilización de las fincas y propiedades necesarias para semejante infraestructura (196 torres). Simultáneamente convocó el concurso para escoger el sistema telegráfico que se iba a emplear, el cual consiguió también se resolviese en corto plazo. Varela Limia conocía bien al Coronel José María Mathé y tuvo la eficaz idea de confiar al propio autor del proyecto ganador su puesta en marcha. Como Director General de Caminos le designó para la instalación de la línea Madrid-Irún, bajo la supervisión del Brigadier Director. En junio de 1845 ya se aprobaron los presupuestos y los planos de las torres de la línea de Irún, y la contratación de los cuatro primeros sargentos recién licenciados del Ejército para iniciar las prácticas en las torres. Por Real Decreto de 5 de agosto se aprobó el Reglamento del servicio. El 11 del mismo mes se propuso la contratación de los primeros oficiales que habían de encabezar la organización y el 1 de septiembre de los torreros.

A pesar de la inestabilidad del momento todo lo organiza con anticipación y detalle, incluida la escuela donde realizar las prácticas y los sueldos de los alumnos aspirantes.

A partir de junio de 1845, se puede decir que Mathé, dirigido por Varela Limia, no paró de viajar para intervenir personalmente en la determinación de los lugares de emplazamiento de las torres y resolver sobre el terreno los mil problemas que se planteaban.

En febrero de 1847 Varela Limia presentó voluntariamente la renuncia del cargo por haberse creado el nuevo Ministerio de Obras Públicas que luego sería de Fomento. Su testigo como impulsor de la red óptica nacional lo toma el Coronel Mathé que con igual tesón continuaría implantando la red óptica nacional.

El éxito de la telegrafía óptica en España es debido sin duda a su fe en esta empresa cuando ocupaba el puesto de director general de caminos, impulsando su despliegue con tesón imparable desde el ámbito político, guiando y apoyando al técnico, el coronel Mathé, en todo cuanto necesitaba. No se casó ni tuvo descendencia conocida. Negociador incansable, y hábil político, no era persona ambiciosa, de hecho varias de sus obras escritas ni siquiera se publicaron firmadas. Murió joven, a los 57 años, con problemas de salud.

Todo apunta a que Varela Limia fue el Español Incógnito que por mediación del General Zarco del Valle hizo donación de 40.000 reales de vellón al Cuerpo de Ingenieros para el fomento de la instrucción de la Tropa y Suboficiales de Ingenieros. Entre los papeles que conserva la familia, se encuentre la escritura de esta donación. Era parte de sus últimas voluntades pero en 1843 decidió adelantar los fondos estableciendo nueve condiciones, siendo la primera de ellas, la de mantener el anonimato del donante. No es dificil maginar la frustración que este organizador de la primera red permanente nacional y por tanto padre de las Transmisiones estratégicas, tuvo que sentir, al percatarse que uno de los más árduos problemas para ponerla en marcha era el de la formación de las clases de Tropa y Suboficiales para el nuevo cometido de "Transmitir". El nivel de alfabetización en la España de 1845 era bajísimo, y el Ejército no era la excepción. Se entiende así que este Brigadier siempre desinteresado, sacrificase en vida una parte muy importante de sus bienes para que las cosas cambiaran.

Hoy los problemas de formación de las Transmisiones son otros. En los albores de las redes de nueva generación "Todo Sobre IP", es necesario más que nunca, premiar a aquellos que robando el tiempo a su familia, se esfuerzan y se sacrifican para formarse en la gestión de las nuevas redes digitales de comunicaciones, ópticas tambien, pero no de torres, si no de fibra óptica y satélites.

Varela Limia, brillante e inteligente, era siempre muy pragmático. Fue muy criticado por no haber intentado ya en 1845 utilizar la telegrafía eléctrica en lugar de la óptica, pero él sabía que además de su alto coste, los tendidos no durarían ni dias en aquella España donde los bandoleros todavía asaltaban los caminos. Las torres de Mathé en cambio eran pequeñas fortalezas sobre las que se soportaría una robusta red que transmitiría "a toda costa" lo que hubiere que transmitir. Hoy en el siglo XXI, en las operaciones en el exterior sobretodo, el despliegue en zonas hostiles de nodos troncales tácticos, es cuando menos algo a revisar, sobre todo cuando disponemos de redundantes sistemas satelitales a los que el adversario no puede hostigar. La sinergia entre Varela Limia, el político, y Mathe, el técnico, posibilitó la obra titánica de una primera red nacional, que fue fundamental para la paz de España.

La magia está en que con este prestigioso y motivador premio, quien lo iba a decir, el Incógnito Brigadier aun sigue ayudándonos, estudiando y trabajando en silencio con todos nosotros. no perdamos la esperanza de que para el cuarto centenario, ya que no somos capaces de evitar que se sepa quien fue el donante de los 40.000 reales, al menos si consigamos que el desinteresado Brigadier deje de ser "Incógnito" entre sus compañeros y entre sus paisanos.

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