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CIERA, Francisco António
CIERA, Francisco António

Descripción

Francisco António Ciera [Lisboa (Portugal), 1763 – Lisboa (Portugal), 1814]. Matemático y  cartógrafo. Inventó un telégrafo óptico simple y económico. Primer director, en 1810, del Cuerpo de Telégrafos de Portugal. Miembro de la Real Academia de Ciencias de Lisboa y responsable de los trabajos de la Triangulación General del Reino para la elaboración de la primera Carta General del Reino de Portugal.

Etiquetas

1790 | 1800 | 1810 | CIERA | Escuela | Telégrafo

Biografía

Francisco António Ciera nació en Lisboa, en el año 1763, pero no se tienen datos exactos de la fecha de nacimiento, infancia y desarrollo educativo. Su padre, Miguel António Ciera, matemático, fue un piamontés afincado en Portugal al servicio del área de Cartografía para la demarcación topográfica de los límites de las posesiones portuguesas en el sur de América. Su madre, Antónia Margarida Violante de Lima era portuguesa.

El padre de Ciera le inició en las áreas de matemáticas y cartografía. Francisco António Ciera se doctoró en Matemáticas y se formó en Astronomía y Navegación en la Real Academia de la Marina. Cuando Ciera tenía 19 años falleció su padre y, el 19 de septiembre de 1782, Ciera fue designado para continuar su trabajo en la Academia, en estos términos: “por la buena información, que tengo de su mérito y aplicación; y enseñará trigonometría esférica, y el arte de la navegación, teoría y práctica en la forma establecida en los Estatutos de la misma Real Academia de la Marina; cuyo cargo ejercerá únicamente en virtud de este Decreto, sin dependencia de ningún otro título, y mientras yo lo tenga para siempre, y no envíe el contrario”.

El 14 de marzo de 1785, Ciera fue elegido miembro de la Real Academia de Ciencias de Lisboa.

Francisco António Ciera fue encargado de los trabajos para obtener la "Triangulación General del Reino", con vistas a la construcción la primera Carta General del Reino de Portugal. Los trabajos geodésicos se iniciaron en 1790 bajo el impulso de D. Rodrigo de Sousa Coutinho, siguiendo las importantes obras que se habían iniciado en Francia para el estudio de la forma de la Tierra.

Las primeras expediciones geográficas, realizadas en 1790 y 1791, recorrieron el país de sur a norte, eligiendo los puntos más relevantes del territorio nacional. Ciera las describió en un informe titulado “Geográfico y astronómico: Viaje por el Reino de Portugal para la construcción del mapa topográfico y determinación del grado del meridiano”. En el otoño de 1791, con destacados colaboradores, como el matemático Carlos Frederico Bernardo de Caula y el ingeniero militar de origen catalán Pedro Folque, extendió sus observaciones a Galicia. Estos primeros reconocimientos dieron lugar a la Carta de puntos de la serie de triángulos para medir el grado del meridiano entre los paralelos de 37º y 45º 15' de latitud Norte, donde aparece la primera red geodésica portuguesa.

Francisco António Ciera, a través de la Real Academia de la Marina, conocía el desarrollo e implantación de los telégrafos ópticos en Europa, como el telégrafo de Chappe, cuyas primeras referencias habrían llegado hasta Portugal por mediación de soldados que habían participado en la campaña del Rosellón.

La marina portuguesa tenía ya en funcionamiento una línea de telégrafos ópticos llamada Línea de Barra, que controlaba el puerto de Lisboa y la comunicación entre los buques y tierra, mediante los llamados Semáforos.

En 1803, Ciera fue nombrado Director de las Comunicaciones Telegráficas, siendo el primer civil en asumir esta responsabilidad. En septiembre de 1803, presentó la descripción de su primer invento, el Telégrafo de Persianas (postigos, persianas o palhetas). Las combinaciones binarias de tres tablas o persianas de madera permitían componer 8 posiciones (6 cifras de 1 a 6 y dos signos de servicio) que remitían a un código. Los operadores recibían las “Instrucciones para el servicio”, mientras que los remitentes y destinatarios cifraban y descifraban los mensajes recurriendo a las “Tablas Telegráficas”, concebidas por el propio Ciera. Cabe señalar que estos textos eran manuscritos y que solo una edición de las “Tablas Telegráficas”, la de 1810, llegó a imprimirse, a cargo de la Imprenta Real.

El 2 de diciembre de 1803 se le encargó la “tarea de realizar el trabajo de los telégrafos”, con la misión de establecer la primera Red Portuguesa de Comunicaciones Telegráficas.

En esa misma década, Ciera desarrolló el denominado Telégrafo de Puntero (Telégrafo de Ponteiro), de flecha o de aguja. Se trata, en efecto, de una pieza de madera que pivota 360º alrededor de un mástil sobre el que está engastada, mediante el movimiento de una manivela accionada por el operador, que transcribe sobre una pizarra los signos observados a través del catalejo. La flecha adopta 8 posiciones (cifras 1 a 6 y dos señales de servicio). Según Ciera, estas cifras tomadas de dos en dos, tres cuatro, cinco y seis, permiten componer más de 60.000 entradas recogidas en su diccionario. Sin embargo, en el diccionario impreso en 1810 solo hay unas 10.000 entradas. En octubre de 1808 se tiene su primera referencia y Ciera hizo su presentación. Tenía la ventaja de fácil instalación y maniobrabilidad, pero las limitaciones de su alcance (visibilidad) y velocidad de transmisión.

También en 1810 se creó oficialmente el Cuerpo de Telégrafos, integrado en la ingeniería militar, y Ciera fue designado Director, cargo que ocupó hasta 1814. Bajo su responsabilidad se implantaron los telégrafos ópticos portugueses de puntero, portillos y de bolas. Durante la Guerra de la Independencia española, el sistema de comunicaciones portugués llegaría a ser ampliamente utilizado, junto con el telégrafo de bolas inglés.

Como astrónomo, Ciera escribió varias memorias, que se publicaron en las Actas de la Academia de Ciencias de Lisboa, de la que era miembro. Asimismo elaboró significativos trabajos en los campos de la astronomía y las matemáticas.

Francisco António Ciera enfermó en 1813, y acudió al balneario de Caldas da Rainha para recibir tratamiento. Falleció en Lisboa el 6 de abril de 1814, a la edad de 51 años.

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