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MATHÉ y ARANGUA, José María
MATHÉ y ARANGUA, José María

Descripción

José María Mathé y Arangua (San Sebastián, Donostia, 1800 - Madrid, 1875). Ingeniero militar. Diseñó el primer proyecto español de telégrafo óptico. Director de la red telegráfica española entre el 21 de noviembre de 1856 y el 13 de agosto de 1864.
Biografía
 
José María Mathé y Arangua nació en Donostia-San Sebastián el 26 de setiembre de 1800. El 4 de abril de 1816 ingresó en el ejército como cadete en la academia militar de Santiago de Compostela. Tres años después, el 2 de julio de 1819, y debido a las excelentes notas obtenidas, fue promovido a subteniente de milicias provisionales de Lugo.
 
En 1820 fue agregado al Cuerpo de Ingenieros de Marina en el Arsenal del Ferrol. En 1824 fue nombrado alférez de fragata y ayudante de ingenieros, y en 1825 alférez de navío. En 1831 fue nombrado director del puerto de Castro-Urdiales por sus avanzados conocimientos técnicos. Durante esta etapa se ocupó del levantamiento del plano de la costa. El trabajo resultó todo un ejemplo de precisión y exactitud. En 1833 finalizó con éxito la construcción de las defensas de Castro-Urdiales, con ínfimos elementos. La construcción y Mathé por su capacidad en el campo de la Ingeniería militar llamaron la atención de los técnicos militares. El Ministerio de Marina, también, le encargó los planos topográficos de Santander y la península de Guarnizo.
 
En 1838 pasó de forma voluntaria al Estado Mayor General del Ejército con el grado de teniente coronel. Justo un año después, se le otorgó el grado de coronel de artillería de la Marina. Tras un periodo de licencia se reincorporó a las órdenes del comandante de Ingenieros de Ferrol el 6 de diciembre de 1839, partiendo de viaje hacia Cádiz en la fragata Casilda. El primero de noviembre de 1839 comenzó su primer viaje transatlántico hacia la capital cubana. A éste siguieron otros viajes a ciudades de Estado Unidos.
 
Durante el periodo comprendido entre 1844 y 1851 estuvo a las órdenes del director general de Caminos y Canales, que dependía del Ministerio de Fomento.
 
En los últimos años del siglo XVIII varios países europeos mostraron públicamente la necesidad de contar con un medio de comunicación que superara la velocidad de los medios de comunicación naval y terrestre que por entonces estaban en uso. La mayor parte de los países acordaron utilizar el telégrafo de Chappe, sin embargo, España e Inglaterra optaron por sus propios sistemas. En el caso de España, por decreto de 1 de marzo de 1844, se convocó un concurso para desarrollar un telégrafo óptico, donde se establecían las condiciones que debía cumplir la red de telegrafía óptica que se pretendía poner en funcionamiento en España. Se presentaron cuatro proyectos de entre los cuales resultó ganador el proyecto presentado por Mathé, coronel del Estado Mayor en aquel momento.
 
Mathé diseñó un sistema de torres distantes dos leguas entre sí alineadas a lo largo de las carreteras. Las torres actuaban a modo de fortines que imposibilitaran al enemigo en caso de guerra interrumpir el sistema de comunicaciones. Estaban construidas en zonas altas, con escasas ventanas y el suelo bajo aspillerado. Los operarios que las ocupaban eran soldados y ejercían la función de vigías. En caso de urgencia o falta de visibilidad se encargaban de trasladar los mensajes en persona. Las torres servían de almacén de munición y armas. La arquitectura de todas las torres era común. Estaba dividida en tres plantas cubiertas. Sobre la superior se ubicaba el telégrafo. La planta baja servía de cocina. La primera planta disponía de dos, tres o incluso cuatro ventanucos que podían tener como objetivo colocar los catalejos orientados a la torre siguiente. Todavía no se ha llegado a un acuerdo sobre su utilidad. La segunda planta tenía ventanas en tres de sus lados, estando la puerta en la cuarta pared. A esta torre se accedía por esta puerta situada a unos 4 metros de altura utilizando una escalera de madera que se retiraba y se guardaba en el interior, quedando la torre inaccesible desde el exterior.
 
La tercera planta, principalmente construida de mampostería y ladrillo, tenía en sus cuatro paredes una ventana por lado, idénticas a las existentes en la planta inferior. En cuanto al telégrafo óptico estaba formado por un bastidor cúbico compuesto por ocho barras de hierro dispuestas de manera que formaban dos cuadrados, uno interior y otro exterior. El armazón sostenía unos travesaños horizontales sobre los que se colocaban unos paneles alternando con espacios sin ellos. Se formaba un tablero visual a modo de ajedrez con áreas negras y vacías. En el centro se movía un cilindro hueco, en forma de corona, arriba y abajo, indicaba las posiciones establecidas por cada signo codificado. Una esfera dorada en el exterior proporcionaba informaciones auxiliares. El indicador se manejaba con una polea agregada a un volante.
 
El código visual lo determinaban las posiciones del indicador móvil respecto a las bandas que funcionaban como un tablero. Cambiaba el significado según la posición de las franjas negras, arriba, abajo, en línea o intermedias. Se establecían 12 posiciones. Diez se asociaban con los números del cero al nueve y dos con las letras X (repita) y M (error). Las posiciones de la bola lateral expresaban incidencias. Todos los mensajes estaban cifrados y los operarios desconocían el código, de forma que se limitaban a reproducir el código sin saber su significado y como meros intermediarios.
 
La trasmisión de la información en este sistema no se hacía palabra a palabra, sino que se utilizaban una serie de frases completas preestablecidas, organizadas y codificadas en un diccionario fraseológico. Los temas que contemplaban las frases eran los siguientes: Cálculos, bolsa, cambios y Loterías, Cortes, movimiento de barcos de guerra, movimiento de tropas, nombramiento y cese o dimisión de altos funcionarios, orden público, requisitorias y fechas.
 
Aunque, en el inicio pensaron en construir numerosas líneas de telégrafo, solamente fueron estas tres:
- Línea Madrid-Valladolid-Burgos-Vitoria-San Sebastián-Irún. Estuvo funcionando entre 1846 y 1855. Dispuso de 52 torres, una de ellas situada en el Castillo de la Mota (Medina del Campo (Valladolid)). El 150º aniversario de la inauguración de esta línea se conmemoró con la emisión de un sello el 8 de marzo de 1996, tuvo un valor de 65 pesetas y se ilustró con la imagen de un remero vasco fotografiado por el prestigioso fotógrafo José Ortiz de Echagüe.
 
- Línea Madrid-Valencia-Barcelona-La Junquera. En funcionamiento, aunque de forma parcial desde 1844. Un dispositivo de 30 torres estuvo al servicio de esta línea línea.
 
- Línea Madrid-Toledo-Ciudad Real-Córdoba-Sevilla-Cádiz. Dispuso de 59 torres.
 
Entre 1851 y 1853 Mathé fue comisionado al extranjero, realizando viajes por Francia, Bélgica, Alemania e Inglaterra, para el estudio de la telegrafía eléctrica de reciente implantación, a cuya vuelta tuvo varias entrevistas con el Ministro de la Gobernación y personalidades del mundo de la técnica, para leer y explicar el contenido de la Memoria redactada como resultado de su viaje, y en la que proponía el establecimiento, como inicio de otras actividades posteriores, de dos líneas telegráficas eléctricas aéreas que unieran la capital con los dos países vecinos; la primera de Madrid a Irún por Zaragoza, con un ramal en Barcelona, y la segunda de Madrid a Cáceres y Badajoz, siendo nombrado Director General del Cuerpo de Telégrafos el 21 de noviembre de 1856.
 
El telégrafo diseñado por Mathé estuvo unos 12 años en funcionamiento en las tres líneas construidas. El final de las guerras carlistas y el bandolerismo, sumado a la creación del telégrafo moderno, propició su desaparición. Las torres quedaron abandonadas. Todavía existen algunas en los diferentes parajes españoles, aunque derruidas y olvidadas. Actualmente, el Museo Naval de Madrid conserva un telégrafo óptico de Mathé.
 
En 1864 solicitó la jubilación debido a problemas de salud. Sin embargo, poco tiempo después se le solicitó volviese al servicio activo como director general de Telégrafos Militares. Desde su nuevo cargo, presentó un estudio de telegrafía óptica de campaña con nuevas soluciones.
 
José María Mathé falleció el 28 de enero de 1875 en Madrid a los 75 años. Acumuló 60 años de méritos militares. Recibió la condecoración de las Grandes Cruces de Isabel la Católica y San Hermenegildo por los servicios prestados al Estado en el desarrollo de las comunicaciones.
 
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