Descripción
Biografía
Ricardo Rodríguez Merino nació en 1856.
Ingresó en Telégrafos en 1874 y, al poco tiempo, empezaron a establecerse las primeras redes telefónicas. En 1878 empezaban en España las primeras pruebas oficiales de telefonía con teléfonos alimentados mediante una batería local instalada junto al aparato del abonado. Se trataba de una de las grandes servidumbres que padecían las incipientes redes telefónicas, la necesidad del mantenimiento y sustitución frecuente de las baterías instaladas en los domicilios de los abonados.
En EE.UU. Hammond Vinton Hayes propuso en 1892 un sistema de batería común que alimentaría a todos los teléfonos conectados a una central telefónica desde ésta. Con el nuevo sistema de batería central, el usuario se identificaba simplemente descolgando el receptor del gancho, que cerraba el circuito de línea. Luego un relé en la centralita activaba una pequeña lámpara eléctrica frente al operador. La primera placa de batería común, no múltiple, fue instalada en Lexington (Massachusetts), en 1893.
El telegrafista Rodríguez Merino, ignorando posiblemente el descubrimiento de Hayes, en ese mismo año, presentó su proyecto de central telefónica que prescindiría de las pilas y el timbre instalados junto al aparato del abonado (batería local) y, que bien documentado, patentó. A pesar de que Telégrafos tenía a su cargo al mayor número de abonados existentes, el invento no tuvo ningún éxito entre los responsables de los teléfonos en España.
En 1894, Rodríguez Merino publicó un primer artículo sobre su proyecto titulado "Nuevo montaje de una central telefónica suprimiendo las pilas en casa del abonado". Este mismo año intentó darlo a conocer fuera de España publicando, en francés y a sus expensas, un folleto en el que describía el montaje de las centrales telefónicas con sus correspondientes planos. El folleto fue recogido y comentado elogiosamente por el “Journal Télégraphique”, órgano de la Unión Telegráfica Internacional (UIT). Sin embargo, otro inventor había tenido una idea parecida, solo que, además, había conseguido que una gran empresa le aceptara la idea y la empleara. Y se consideró que el folleto de Ricardo Rodríguez Merino “llegaba tarde” y el sistema de conmutación telefónica con batería central no tuvo inventor español.
A pesar de su decepción, Rodríguez Merino siguió aportando nuevas ideas que, por su novedad, se fueron descartando tanto fuera como dentro de Telégrafos. A destacar su propuesta de detectar las averías en los cables utilizando una bobina de inducción y un teléfono. Idea que no fue aceptada pero que pasaría a utilizarse de manera habitual años después.
Rodríguez Merino, tras realizar varias observaciones visuales del sistema de subasta de pescado en la lonja del puerto de Vigo, propuso un dispositivo eléctrico que facilitaría el proceso. Llegó incluso a publicar un artículo sobre el tema en la revista “La Naturaleza”. Como ya era habitual, tampoco fue aceptada la idea, aunque años después fue adoptada en varias lonjas.
En 1901, publicó un libro titulado “La electricidad y el cólera”, donde proponía el empleo de la electricidad como desinfectante.
En 1904, Rodríguez Merino publicó un segundo artículo sobre su idea de batería central titulado "Los montajes telefónicos con batería central".
En el año 1906, publicó en varias revistas una modificación de la pila Callaud, pila que se utilizaba en las Oficinas telegráficas, y el croquis de un nuevo tipo de aislador, pero ambas ideas nuevamente sin ningún resultado práctico.
Rodríguez Merino ideó la construcción de una dinamo en la que se aprovechasen las corrientes de Foucault. Un procedimiento muy ingenioso, por el que utilizaba la pérdida de energía en beneficio de la dinamo.
En 1912 Rodríguez Merino falleció en Madrid. A título póstumo su viuda publicó un libro titulado “Obras científicas y literarias de Ricardo Rodríguez Merino”, recogiendo algunas de sus aportaciones en ambos campos.
