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SORIA y MATA, Arturo
SORIA y MATA, Arturo

Descripción

Arturo Soria y Mata (Madrid, 1844 – Madrid, 1920). Telegrafista, topógrafo, geómetra, empresario innovador, periodista y político. Pionero en proyectar un Sistema Urbano de Comunicación Telefónica para Madrid. Emprendedor en urbanismo, electricidad, telegrafía, ferrocarriles, transporte urbano, etc. Proyectó e impulsó el desarrollo de Ciudad Lineal, novedoso barrio de ensanche de Madrid.

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1860 | 1870 | 1880 | 1890 | 1900 | 1910 | 1920 | DAVIS | ROTONDO | SORIA | Teléfono | Telégrafo

Biografía

Arturo Soria y Mata nació en Madrid en la calle Caballero de Gracia, el 15 de diciembre de 1844, en el seno de una modesta familia. Hijo de un sastre aragonés, José Soria, y de una madrileña, María del Carmen Mata. Tuvieron también una hija, Julia. Entre 1855 y 1861, Arturo cursó el bachillerato en el Instituto de Primera Clase de San Isidro, mostrando gran disposición para el estudio e inclinación por las ciencias y las matemáticas. En el Instituto realizó prácticas con equipos telegráficos, baterías, etc. y logró la calificación de sobresaliente como Bachiller en Artes.

Entre 1861 y 1863, impulsado por su madre, Arturo Soria asistió a una academia de matemáticas, dirigida por Manuel Becerra, donde destacó por su talento, preparatoria del ingreso en la Escuela Especial de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos. El examen estaba compuesto por tres ejercicios eliminatorios, y en el segundo, correspondiente al álgebra, el joven Soria lo resolvió adecuadamente, pero se desvió de los textos oficiales y aportó su inspiración, generando una incidencia con un miembro del tribunal. Para sorpresa general de profesores y alumnos presentes, se le dio por no superada la prueba y se le denegó el ingreso.

Entonces Arturo Soria preparó oposiciones para el Cuerpo de Telégrafos, donde en 1864 consiguió una plaza y fue destinado a Santander. Ante los escasos sueldos y perspectivas de promoción, pronto renunció y regresó a Madrid donde, compaginando su tiempo dando clases de matemáticas para vivir, preparó una oposición a la Escuela Especial de Operaciones Geográficas y consiguió el ingreso. Paralelamente se despertó su idealismo y radicalidad en “las proclamas revolucionarias” en el gimnasio donde asistía. Acudía a la Biblioteca Nacional donde leyó una memoria del matemático Cauchy acerca de las cinco clases de poliedros, que le sugeriría sus descubrimientos posteriores en este campo.

Terminados estos estudios fue destinado a Navalcarnero para hacer trabajos de triangulación y geodesia y después topográficos en La Granja de San Ildefonso.

En 1867 inventó el Teodolito Impresor Automático y publicó un folleto descriptivo mostrando el progreso de la topografía. Este invento evitaba el error personal de lectura, permitía las medidas de forma sencilla y, sobre todo, registraba los valores numéricos en una cinta de papel.

En septiembre de 1868 con el triunfo de la “Revolución Gloriosa”, dimitió el Gobierno y se originó el destronamiento de Isabel II, dando paso al sexenio progresista. Arturo Soria fue nombrado secretario del Gobierno Civil de Lérida y al año siguiente de Orense. Por su actuación al evitar que el levantamiento federal tuviese éxito, fue nominado Gobernador interino de Orense y, en 1970, pasó a la Secretaría del Gobierno de La Coruña. En 1871 fue destinado a Puerto Rico, en calidad de Secretario del Gobierno Superior Civil, donde impulsó la aplicación de la Ley de Abolición de la Esclavitud. De regreso a España en 1872, supo que un distrito de la isla le había elegido Diputado a Cortes, cargo en el que desempeñó una intensa labor. Sin embargo, su carácter independiente le llevó a dimitir de los cargos que iba ocupando en la Administración y se alejó de la política activa durante prácticamente tres lustros, para dedicarse a sus propios negocios en el campo del transporte y el urbanismo.

En 1878, Arturo Soria decidió volver a la telegrafía, posiblemente influido por Mariano Hoefler, relojero y aficionado a la electricidad y por la información que recibía sobre un nuevo invento. En 1876 había nacido el teléfono y al año siguiente se realizó su demostración en Cuba y en la península. Soria y Hoefler decidieron solicitar al Ayuntamiento de Madrid una autorización para “establecer una red telegráfica telefónica”, que prestaría dos servicios: la comunicación telefónica entre los diversos edificios y dependencias municipales, -una propuesta pionera en la capital-, y un sistema telegráfico de avisos por emergencias de incendios. El proyecto establecía que el cableado de la red iría en zanjas, evitando las averías de las redes aéreas ante los episodios climatológicos extremos y ofreciendo una mejora evidente en el paisaje de la ciudad, aunque ello implicase un mayor coste.

Por otra parte, la American Telephone Company, representada en España por Emilio Rotondo, esgrimió una autorización, que el Ayuntamiento y el Ministerio de la Gobernación le habían otorgado, para establecer un sistema telegráfico de emergencias en el consistorio y alegó que el proyecto de Arturo Soria y Mariano Hoefler era un servicio similar, logrando paralizarlo.

Entretanto en 1879, Arturo Soria, impresionado por las inundaciones causadas en Murcia por desbordamientos producidos por las fuertes lluvias, desarrolló y presentó un sistema telegráfico de emergencias. Se trataba de un Aparato Avisador de las Crecidas de los Ríos, que dotado de un sensor activaría una señal de emergencia, ante una elevada crecida de los cauces, avisando con antelación a los habitantes de sus orillas. El invento no tuvo la protección del Estado y no se hizo realidad.

En 1880 el Ayuntamiento de Madrid resolvió adjudicar el sistema telegráfico de avisos por emergencias a Spanish American Telephone Company, de Augustus G. Davis y Emilio Rotondo, y la comunicación telefónica entre los diversos edificios y dependencias municipales a Soria y Hoefler. Sin embargo, la concesión para el establecimiento de redes telefónicas requería la autorización de la Dirección General de Telégrafos. En 1882, se resolvió el concurso para la red telefónica en Madrid a favor de la compañía hispano-estadounidense. Arturo Soria había llegado a exponer personalmente su proyecto al Presidente del Gobierno Cánovas del Castillo, quien le dio su opinión favorable, pero no pudo cumplirlo porque cesó en la presidencia.

En el expediente de resolución del concurso se decía: “…La Dirección de Telégrafos al consignar su opinión, parece que informa poco favorablemente respecto de uno de los expresados solicitantes, fundándose en que ofrece demasiado y no es conocido entre los hombres de ciencia que se dedican a aquella clase de construcciones…”. Esta alusión a Arturo Soria, provocó su reacción en El Progreso, culpando a Telégrafos del retraso de España en telefonía, con estas palabras “…nos colocan pues, entre los países salvajes, gracias a la resistencia opuesta a la iniciativa individual por los directores de telégrafos”.

Los cambios legislativos eran frecuentes en la época y los concursos públicos fueron anulados. En el año 1886 nuevamente la legislación volvió a permitir encargarse del servicio telefónico a las empresas privadas, pero Arturo Soria y Mariano Hoefler, ante los costes que tuvieron, ya habían decidido abandonar el campo de la telefonía.

Arturo Soria, proyectó el Tranvía de Estaciones y Mercados, con objeto de enlazar los Mercados y las Estaciones de Ferrocarril. En 1882 publicó en el periódico El Progreso una titánica idea para solucionar los problemas de hacinamiento, transporte e higiene, con el proyecto de La Ciudad Lineal, un futuro barrio ensanche alrededor de Madrid, en forma de anillo de 50 Kms. Desde 1886 se convirtió en su proyecto principal al mismo tiempo que participaba en la introducción del tranvía en Madrid.

En 1889 volvió a la Administración en la Intervención General del Estado en Cuba. Al año siguiente regresó a la metrópoli con destino en el Ministerio de Ultramar.

En 1892 las Cortes aprobaron el proyecto de Arturo Soria El Ferrocarril-tranvía de circunvalación de Madrid, que sería la base de unión de Ciudad Lineal con los pueblos de su entorno. Las vías tendrían el mismo ancho que los ferrocarriles del Norte y Mediodía, para facilitar la logística del transporte. Proyectó también El Ferrocarril subterráneo para enlazar la Circunvalación, el proyecto de La Ciudad Lineal, con el centro de la capital.

En 1894, para la construcción de Ciudad Lineal creó la Compañía Madrileña de Urbanización. Tuvo serias dificultades de todo tipo desde los inicios del innovador proyecto y solo se hicieron realidad 5 Kms. El proyecto de Arturo Soria fue reconocido internacionalmente en la Exposición Universal de Chicago.

Son destacables los descubrimientos geométricos de Arturo Soria, en concreto el de la Unidad de los Cinco Poliedros Regulares, quien explicó, matemática y filosóficamente, que solo el Tetraedro es un poliedro regular y los demás son combinaciones del mismo. Su Libro Génesis contiene las plantillas de las figuras geométricas que construyó y su teoría filosófico-matemática que llamó ‘pitagórica’.

Arturo Soria también colaboró en revistas científicas y fundó el periódico La Dictadura y la revista La Ciudad Lineal. Escribió otros libros, como: “Origen poliédrico de las especies”, “El progreso indefinido”, ”La Ciudad Lineal Antecedentes”, “Ferrocarril-tranvía de circunvalación de Madrid”…

Arturo Soria permaneció siempre activo. Falleció repentinamente en Madrid, a los setenta y seis años, el 6 de noviembre de 1920. En su honor la principal calle del distrito de Ciudad Lineal y una estación del Metro de Madrid se denominan Arturo Soria. Tiene también dedicada una estatua y un Instituto de Educación Secundaria.

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